1. Mi Angel

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♠︎♤  Se dice que si usted conoce a la persona correcta a la hora cquivocada, Dios le concede cl favor de volvérsela a encontrar. ♤♠︎

La noche es oscura y espeluznante, las calles están totalmente desoladas. Me aferro a mi camisa sucia y vieja, apena soporto el frío que viene a mi como olas. Dejo caer mi bolso y me recuesto sobre la pared de ladrillo y voy deslizando mi cuerpo hacia abajo hasta sentarme en el duro pavimento, abrazo mis piernas mientras vuelvo a temblar, apoyo mis mejillas en mi rodilla y suelto un gran suspiro.

Mi estómago se contrae por el insistente necesidad de comida, tengo dos días que no pruebo un bocado. Tengo que ser fuerte. Me digo una y otra vez.

He tratado inalcanzable de veces conseguir trabajo, pero todos me miran como una basura y no los culpo, así me veo y así me siento sucia. Recuerdo a la anciana de la tienda de manualidades, pensé que sería más amable y me ayudaría, me daría algo de trabajo. Que equivocada estuve. La anciana me corrió, diciendo lo indecente que andaba y quien sabe que le quería hacer. No sería capaz de lastimar a nadie.

Mi estómago vuelve a rugir ¡Dios! Necesito comer, así como voy me desmayaré pronto. Agarro mi bolso colocándolo sobre mi espalda, me levanto y comienzo a recorrer las calles.

Tan sumisa en mis pensamientos que me detengo de golpe, doy una vuelta sobre mi eje mirando cada objeto de mi enterno. No había rebasado este lado de la cuidad, donde las personas como yo no podemos estar; coche lujosos, mansiones, personas adineradas eso percibía, hasta el alumbrado tenía un lindo diseño. Bueno después de todo creo que estoy enloqueciendo, es algo extraño en lo cual fijarse.

Seguí avanzando realmente disfrutando del cambio de ambiente, tranquilidad era lo que transmitía este lugar. A los lejos se veía una discoteca, no había filas de personas afuera ansioso por entrar, solo llegaban y el guardia los dejaba pasar, supongo que era exclusivo, como se veía absolutamente todo aquí.
Inmediatamente la idea de pedir trabajo llego a mí, pero así de rápido como llego lo descarte, dudo que esa clase de persona me quiera dar trabajo estoy asquerosa y tengo la ropa destrozada, sin embargo tengo que arriesgarme, necesito conseguir dinero. No pierdo nada e intentarlo ¿Cierto? Puedo limpiar los pisos, estar en la cocina fregando algo debe haber para mí.

Comienzo acercarme, mis manos sudan por la ansiedad y los nervios, mi corazón palpita rápidamente, deslizo mis manos por mi camisa y pantalones intentado alisarlo.

Del local sale un señor de traje muy elegante entretenido en su teléfono. Me debato si debería de preguntarle con quien podría hablar para conseguir trabajo. Respiro y trato apaciguar mis nervios, lo último que quiero es asustarlo.

Camino hasta llegar a él, el señor se gira y choca con mi hombro, luego escucho algo quebrarse y cuando busco el objeto la vergüenza me golpea y rápidamente recojo el teléfono. Mis labios se abren para ofrecer un sin fin de disculpas, pero de vez de eso brota de mi un quejido, alguien me jala del cabello y grito por el dolor intenso, me tira al suelo y caigo sobre mi trasero.

—¡Maldita ratera, pagaras por eso! grita el señor. —Trato de levantarme para irme lo más rápido posible aterrada por su agresividad, el sujeto es más veloz y me sostiene por un brazo—. No iras a ningún lado, sisea.

—Suélteme por favor, —suplico.

Su agarre es demasiado fuerte, por mas que me retorcia para liberarme no podía. Me da una bofetada y  tropiezo con mis propios pies volviendome a caer, el sabor metálico se filtra en mi paladar, retrocedo arrastrándome por la áspera acera y me envuelvo en una pequeña bola.
Levanto mi cara al escuchar el sonido de un golpe, aturdida sin entender lo que esta sucediendo miro el hombre de traje en el suelo, lo cual me hace seguir retrocediendo confudida.

Dulce Obsesión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora