6. Primer día de Trabajo

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♤♠︎♤ No pasa nada,
Equivocarse es parte del proceso ♤♠︎♤

No sé qué Hudson vio en mi, pero sus ojos se volvieron duros, se dirige a su novia y levanta una ceja.

—Porque es lo mejor para Zoe y se acaban las preguntas ¿entendido? —contesta Hudson con dureza.

Taylor le sostiene la mirada con reproche y está claro que quiere decir algo más sin embargo, se reprime.

—A mí me gusta que Isa se quede, haremos pijamadas. —dice la niña emociona.

Hudson relaja sus facciones, es obvio que es su debilidad.

—Siempre y cuando sea los fines de semana, —informa a su pequeña.

—¡Oye! ¿dónde queda tu tía? —Se hace la ofendida Mari, sé que es para relajar el ambiente.

—Tú también puedes venir tía ¡haremos una fiesta! —grita Zoe casi levantándose de la silla.

—Esa es mi sobrina, igualita que su tía, estoy tan orgullosa de mi bebé —dramatiza Mari lo cual causa la risa de la niña.

—Espero que no porque eras terrible, me diste tantos dolores de cabeza, —comenta la madre de Mari.

—No dudo de su palabra. —concuerdo, con lo poco que conozco a Marina se nota que era toda una listilla.

Terminamos de comer en silencio, Mari me ayuda en ordenar todo, me recuerda que no soy la sirvienta, lo cual es innecesario que lo diga haré lo que pueda así sea lo que no me corresponda, no lo siento como una obligación si no como una necesidad, después de dejar todo limpio volvimos a la sala, solo habla Zoe y Mari de vez en cuando Eloisa conversa con Taylor al parecer se llevan muy bien, los únicos que no dicen ninguna palabra es Hudson y yo.

Aun me siento fuera de lugar, me cuesta sentirme parte de las conversaciones y supongo que Hudson es así de callado.

Después de oscurecer todos se van, menos Taylor que me mira de reojos, me llevo a Zoe a su habitación dejándole privacidad a la pareja.

La habitación es todo rosado muchos juguetes y muñecas, algunos libros y una falda de tutu.

—¿Te gusta bailar? —pregunto, la niña sostiene el tutu.

—Sí me encanta, mi papi me va a inscribir en una academia de baile —dice, sus ojos se llenan de emoción. Me sorprende la madera que habla, es una adulta en cuerpo de una niña, me recuerda que ni siquiera yo sé que hacer en mi vida— ¿Te gusta bailar? —curiosea Zoe.

—¡Oh no! Debo de ser muy mala, nunca en mi vida he bailado.

—Yo te puedo enseñar, pero con una condición —dice sentándose en la cama con mucho cuidado.

—¿Cuál es? —pregunto curiosa por la ocurrencia de la niña.

—Que me enseñes a cocinar, —río un poco, no espere tal cosa.

—Tendría que preguntarle a tu padre.

Zoe se le entristece la carita al instante.

—Mi papi no me dejará, —asegura casi llorando.

Me aguanto las risas que quieren salir, la niña me está manipulando con su carita y ¿quien le diría que no? si es muy convencible, que lista, pero yo soy aún más.

—Trataré de convencerlo —sostengo.

No le veo nada de malo en querer aprender a cocinar puedo enseñarles cosas sencillas, como hacer pasteles.

Dulce Obsesión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora