2. Un Lugar Donde Dormir

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♠︎♤♠︎ La felicidad no se encuentra al final del camino,
si no en el camino mismo ♤♠︎♤

Hudson estaciona el coche en una casa blanca de una sola plata, grandes ventanales, un pequeño espacio con césped y un camino de piedras hasta la puerta, realmente muy lindo. Él se estaciona hacia un lado de la casa y baja del auto sin decir nada, así que no salgo, tal vez quiere que duerma aquí y no me molestaría esto es mucho mejor que dormir afuera en la fría noche. Al instante la puerta se abre asustándome.

—¿Te quedaras ahí? Vamos.

Lo hago rápidamente ya que la lluvia se intensifico, espero que él me guíe y camino atrás siguiéndolo de cerca. Hudson abre la puerta principal y se coloca de lado dejándome espacio para pasar. Me sorprendo por lo hermoso que se ve adentro y lo cálido que transmite su hogar. Camino hasta la sala, observo al piso de cerámica blanca y se ve la diferencia de mis zapatillas sucia a lo pulcro del piso, mi mirada recorre el espacio, muebles marrones, chimenea de gas y arriba de ella una televisión pantalla plana, las paredes blancas con algunos cuadros artísticos que sinceramente no los entiendo.

—Acompaña me, te mostrare donde dormirás. —Me lleva por un pasillo, lo cual hay cuatro puerta, abre una de ellas y me insta a pasar a la habitación. En el medio una cama tan grande que podría entrar hasta tres personas sin ningún problema, al lado una mesita de noche con una lámpara, las paredes pintadas de un lindo azul cielo, un armario que cubre la pare completa ¡es enorme!— ¿Te gusta? —indaga sin quitarme la mirada de encima.

—Me encanta, pero no es necesario podría dormir en la sala.

—De ninguna manera, dormirás aquí. Ya regreso.

Aprovecho que ha salido para mirar a mí alrededor y vuelven esas ganas de llorar, esta vez de felicidad. En mi antigua casa solo teníamos un cuarto, allí dormíamos mi hermano, mi mamá, mi padrastro y yo, nunca tuve privacidad o una habitación propia, apenas había espacio.

Hudson vuelve a entrar y deja algunas prendas sobre la cama.

—Te traje algo de ropa, es mía y es un poco grande, pero servirá por hoy. La puerta del fondo es el baño, abajo en la última gaveta encontraras algunas cosas para el aseo, agarra lo que necesites son totalmente nuevos ¿entendido? —Asiento lentamente, repasando sus indicaciones— Bien, anda a darte una ducha y te espero en la cocina.

Sin esperar una respuesta de mi parte se retira. Decido ir al baño necesito urgentemente limpiar toda esta suciedad. El baño es igual de hermoso y limpio, con una gran ducha, enciendo el agua para llenar la tina, abro la última gaveta como me indico, encuentro crema dental; cepillo de diente, jabón, champú, desodorante y una toalla, creo que pasaré un buen rato aquí.

Después de tanto tiempo mi piel ya se encuentra arrugada por estar en el agua, sinceramente no quiero salir de la tina, no sabría cuando me iba a bañar otra vez y quiero abrochar a lo máximo, cierro los ojos disfrutando de la paz y el silencio.

Mi piel se eriza al sentir una mirada sobre mí, rápidamente abro mis ojos y busco al intruso tapando mis senos. Hudson me mira fijamente examinándome con su ceño fruncido. Si fuera de piel blanca estaría roja como un tomate, agradezco que las espumas cubran todo mi cuerpo al menos eso esperaba.

—Lo siento toque, pero no me respondiste pensé...

—¿Que me había hecho daño?

—Sí, —dijo con firmeza ¿me veía tan mal? miro por todo lugar con atención— Te estabas tardando demasiado, —explico y luego volví a tener su ojos en mí, esta vez eliminando esa línea de expresión de su rostro— La comida se enfriará.

Asiento. Se quedó un par de segundo más y luego imito mi gesto y salió del baño.

Suspire y decido salir de la bañera y me dirijo a la habitación, al entrar veo la ropa de Hudson, me permito olerlo, si me viera haciendo esto pensaría que soy una psicópata. Hoy dormiré como un angelito la ropa huele a suavizante y un olor que no logro identificar, me imagino que se trata de él.

Me percato del espejo tengo muchísimo tiempo sin verme en uno, no me gusta hacerlo, no me gusta cómo me veo. Sin embargo decido hacerlo curiosa de ver mi aspecto, me quito la toalla y me aproximo hasta el espejo desnuda.

De mis labios sale un jadeo, estoy sumamente flaca puedo ver mis huesos y mi cuerpo desnutrido, mis senos pequeños y un trasero plano.

Soy morena, realmente odio mi color de piel ¿por qué no soy blanca como mi mamá? mi cabello esta largo con rulos tan rebeldes como siempre, a mi madre le costaba horas desenredarlos, ella me decía lo hermoso que es mi cabello rizado y negro, pero yo no lo veo de esa manera.

Mi madre poseía un cabello liso y largo como Rapunzel, El único parecido entre mi madre y yo, es mi rostro; mis labios carnosos, nariz perfilada, ojos marrones, pestañas largas y gruesas.

Me visto con la camisa gigante de Hudson que me llega a la rodilla, me trajo un pantalón de pijama, pero dudo que se me aguante, así que decido no colocármelo.

Mi estómago vuelve a rugir y me dispongo a ir a la cocina, no se me hace difícil el olor que desprende la comida hace que llegue sin ningún problema, huele delicioso. Encuentro a Hudson sentado en el mesón sirviendo la comida, me siento frente a él.

—¿Lo cocinas te tú? —pregunto, viendo lo delicioso que se ve y la cantidad de comida. Quiero comérmelo todo.

—Sí, soy un hombre con varios talentos.

—Seguro que sí —susurro, comienzo a comer y gimo por lo delicioso que sabe y me avergüenzo al instante a ver que Hudson me mira fijamente— Esta delicioso —comento, él solo asiente, después que doy mi segundo bocado, empieza a comer.

La verdad pensé que me comería todo, pero después de unos cuantos bocados mi estómago no puede más.

—¿No comerás? —interroga, viendo la mitad de mi comida en el plato.

—No, no puedo comer más.

—¿Cuánto tiempo tienes sin comer, Isabella? —Mi nombre en sus labios se escucha como una caricia, nadie me llama por mi nombre completo, solo Isa.

—Dos días —respondo, viendo hacia abajo.

—Bueno tu estomago ya se volverá acostumbrar a la comida, pero mañana te quiero ver comer más, no quiero que te enfermes.

—¿Por qué es tan bueno conmigo? —pregunto sin evitarlo.

—Sinceramente no lo sé —susurra pensativo.

—Le quiero agradecer todo lo que hace por mí, pero mañana temprano me iré no quiero abusar de su hospitalidad.

Hudson levanta una ceja y dice—: No Isabella, no irás a ningún lado.

Dulce Obsesión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora