11. Dormir todos Juntos

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♤♠︎♤ Abraza todo lo que eres ♠︎♤♠︎

Hudson

Podía escuchar los pasos y murmullos en el pasillo, estoy despierto desde que empezó a llover, Zoe no puede dormir cuando truena, así que la estoy esperando, me gusta cuando viene a dormir conmigo, sin embargo no la puedo acostumbrar a eso. Recuerdo cuando Taylor se enteró, me exigió no aceptarlo más, que como haría cuando se mudará conmigo y ya Zoe no lo pueda hacer, es claro que le afectará.

Si ese fuese el caso, la cama de mi hija es lo suficientemente grande, dormiría con ella hasta que se sintiera segura.

No tarda en llegar los toquecitos en la puerta, me levanto y enciendo la luz de la habitación, al abrir la puerta me sorprendo, esperaba a Zoe sola, no con Isabella y menos viéndose de esa manera tan provocadora.

Me cuesta apartar la mirada, se ve sensual y la pijama le favorece y cae en lugares adecuados acentuando sus atributos, bajo la mirada hasta Zoe que se encuentra con su nuevo oso de peluche.

—¿Pasa algo? —pregunto, un poco confundido que Isabella este despierta y con mi hija.

—Papi tengo miedo y Isa también, no podemos dormir con los truenos ¿podemos dormir contigo?

Levanto la mirada hasta Isabella, sus ojos de color avellanas están un poco cristalizados y grandes, sorprendida por la idea de Zoe.

No dudo que de verdad no sea de su agrado, todos tenemos recuerdos y como la encontré no me sorprende que le tenga miedo.

Pensar en Isabella acostada en mi cama, me estremece, es una sensación extraña y no entiendo porque me siento de esa manera, sin embargo, algo me empuja a quererlo.

—Claro, pasen.

Me deslizo hacia un lado invitándolas a pasar, Zoe entra sin pensarlo dos veces, corre esta llegar a mi cama y se acuesta en el medio abrazando al oso.

Miro a Isabella, puede ver como duda y lo nerviosa que esta por su forma de enrollar con un dedo un mechón de sus rizos, se delata con ese movimiento y no se da cuenta que lo hace cuando está nerviosa o avergonzada.

—Vamos Isa pasa, la cama de papá es muy suavecita. —dice mi pequeña haciendo pequeños saltitos sentada para mostrar su punto.

Isa termina de pasar sin mirarme, cierro la puerta al voltearme me paralizo.

¡Dios santo!

El short de seda es corto y se puede ver el comienzo de sus nalgas de una manera que es imposible que un hombre no admire tal perfección.

Ella se acuesta al lado de Zoe con mucha delicadeza, luego sus ojos buscan los míos y me obligo hacer algo antes que sea muy evidente que la estaba admirando de una manera no tan apropiada, no puedo estar haciendo estas cosas, menos con ella.

Apago la luz y me acuesto en la otra esquina dejando en el medio a Zoe entre nosotros.

—¡Oh por Dios! Tienes razón Zoe, es muy cómoda. —susurra Isabella, sonrío sin poder evitarlo.

—Te lo dije, a mí me encanta, —comenta Zoe alegre.

—A dormir, —gruño, lo cual les causa risa a las dos y no lo disimulan.

«Ya ni respeto me tienen» me digo.

—¿Isa?

—¿Si pequeña?

—¿Por qué le tienes miedo a los truenos? —pregunta, como siempre curiosa.

Normalmente la regañaría por preguntar ese tipo de cosas tan personales, pero esta vez no lo hago, porque también lo quiero saber.

Dulce Obsesión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora