Capítulo 2: Miradas desde la Sombra

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[Alistair Everhart]

El Gran Comedor de Hogwarts siempre ha sido un lugar abrumador para mí. Entre el bullicio constante de las mesas, el cruce de miradas curiosas y el estruendo de risas y charlas, suelo refugiarme en mi rincón habitual. En estos momentos, el Gran Comedor se siente como un escenario en el que prefiero permanecer invisible.

Hoy, como de costumbre, estaba sumido en un libro sobre magia antigua, un tema que siempre me ha fascinado. Los textos antiguos y las teorías olvidadas me ofrecen un refugio de la realidad social que, para mí, es a menudo incómoda y abrumadora. Mi cabello negro caía lacio sobre mi frente, y la piel pálida que me caracteriza parece acentuarse en la penumbra de mi rincón.

No era extraño que me sintiera aislado, pero eso nunca me molestó realmente. Siempre he preferido la compañía de los libros y el silencio a las conversaciones triviales. Mis compañeros de Ravenclaw suelen ser amables, pero sus conversaciones suelen girar en torno a temas que me resultan triviales o cansados. Mi espacio solitario me permite centrarme en lo que realmente me interesa.

Hoy, sin embargo, algo interrumpió mi rutina. James Potter y Sirius Black, dos de los chicos más notorios de Gryffindor, se acercaron a mi mesa. Al principio, su presencia me desconcertó. No era común que se dirigieran a mí, y su llegada me hizo sentir una oleada de incomodidad. James tenía una sonrisa amistosa en su rostro, mientras que Sirius parecía más interesado en la conversación que en el libro que tenía en las manos.

—Hola, Alistair —dijo James con una sonrisa—. ¿Podemos sentarnos aquí? Solo queríamos charlar un momento.

Mi primera reacción fue la defensiva. No esperaba ser el centro de atención y prefería evitarlo a toda costa. Mantuve mi mirada en el libro, intentando transmitir que prefería estar solo.

—Preferiría estar solo —murmuré, esperando que entendieran mi señal.

No obstante, James no se dejó desanimar y se inclinó un poco hacia adelante.

—Entendemos. Solo queríamos saber un poco más sobre tus intereses. Pareces muy enfocado en tus estudios, y eso nos intriga. Quizás podamos aprender algo de ti.

Me sentí atrapado entre la necesidad de ser educado y el deseo de seguir con mi lectura. Finalmente, suspiré y accedí a que se quedaran. Mi respuesta fue breve y cortante, tratando de mantener la conversación al mínimo.

—Está bien. Pueden quedarse un momento, pero no prometo mucho.

El tiempo que pasé conversando con ellos fue incómodo. James y Sirius intentaron hacer preguntas sobre mis estudios y mis intereses, pero sus intentos de entablar una conversación parecían forzados. Sus preguntas eran amables, pero mi naturaleza reservada no me permitía relajarme completamente. Respondiendo con brevedad, traté de mantener la charla al mínimo posible.

A lo largo de la conversación, no pude evitar preguntarme por qué habían venido a hablar conmigo en primer lugar. En mi experiencia, los chicos de Gryffindor no solían mostrar interés genuino por alguien como yo. Las miradas curiosas y las sonrisas fingidas me hacían sentir aún más incómodo. Me preguntaba si había algún motivo oculto detrás de su repentina amabilidad.

Aunque intenté mantener mi distancia emocional, no pude evitar sentir una ligera intriga. A pesar de mi deseo de evitar la interacción social, no pude evitar preguntarme si había algo más en su comportamiento. ¿Estaban genuinamente interesados en conocerme, o había alguna otra intención detrás de su visita?

Cuando se levantaron para irse, sentí un alivio momentáneo. Sin embargo, la extraña sensación de que había algo más detrás de su interés permaneció en mi mente. La incomodidad y la curiosidad coexistían en mi interior mientras volvía a mi libro, intentando recuperar el sentido de normalidad que me brindaba mi pequeño rincón en el Gran Comedor.

𝑨𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒅𝒆 𝒔𝒆𝒏𝒕𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora