Alistair Everhart
Estaba sentado en mi habitación, rodeado de libros que había revisado más veces de las que podía contar. La luz suave de la lámpara proyectaba sombras danzantes en las paredes mientras mis dedos deslizaban las páginas, aunque mi mente estaba lejos de las palabras impresas. Mi pensamiento se desvió inevitablemente hacia Sirius, hacia esa maldita apuesta.
Cerré el libro que tenía en las manos con un chasquido suave y me incliné hacia atrás en la silla, dejando que mi mirada se perdiera en el techo. Una parte de mí, esa voz persistente en el fondo de mi mente, comenzó a susurrar que tal vez estaba yendo demasiado lejos. Después de todo, había algo en la manera en que Sirius me miraba, en sus intentos torpes de acercarse a mí... algo que me hacía cuestionar si era necesario seguir adelante con lo que había planeado.
Pero no podía permitirme dudar. No después de todo lo que había sucedido. El remordimiento, ese leve pinchazo de conciencia, se desvaneció tan rápido como había aparecido. Cerré los ojos y dejé escapar un suspiro ligero, casi imperceptible, antes de volver a abrir el libro. No importaba lo que sintiera, no podía retroceder ahora. Sirius iba a aprender que no se juega con alguien como yo.
El silencio en la habitación era casi palpable, roto solo por el suave crujido de las páginas mientras intentaba forzarme a concentrarme. Pero cada palabra leída se desvanecía en el mismo instante, ahogada por la creciente sensación de inquietud que se negaba a ser silenciada. Mis pensamientos volvieron a ese día en que descubrí la apuesta. La burla en los ojos de Sirius, el desafío apenas contenido en su sonrisa... ¿Cómo había creído que podía manipularme sin sufrir las consecuencias?
Me levanté de la silla con un movimiento brusco, dejando el libro a medio abrir sobre la mesa. Crucé la habitación en unos pocos pasos, mis pensamientos girando en un torbellino de emociones. Era extraño cómo, a pesar de la rabia que sentía por haber sido un simple juego para él, también había una parte de mí que no podía ignorar el modo en que me hacía sentir su cercanía.
Me detuve frente al espejo, observando mi reflejo con una mirada dura. Había una mezcla de emociones reflejada en mis ojos, un conflicto interno que no estaba preparado para enfrentar. ¿Podría ser que, en medio de su arrogancia y la apuesta, hubiera algo más? No, no podía permitirme pensar eso. Sirius era un Black, y los Black no cambian, especialmente cuando están jugando.
Pero, por mucho que intentara negar la verdad, no podía ignorar lo que había estado sintiendo. Había algo en su presencia que me descolocaba, algo que hacía que mis defensas se tambalearan. Sus palabras, sus sonrisas... incluso la forma en que me observaba cuando pensaba que yo no me daba cuenta. Todo eso me hacía sentir una mezcla peligrosa de emociones que no debía permitirme explorar.
Volví a la mesa y recogí el libro de nuevo, pero mis manos temblaban ligeramente. No podía permitirme ser débil, no ahora. Cerré los ojos, tomando una profunda respiración para calmar el tumulto en mi interior. **Sirius iba a aprender que no todos eran juguetes en sus manos.**
Decidido, me giré y me dirigí hacia la puerta. Había llegado el momento de ejecutar mi plan. Sirius podía pensar que tenía el control, pero estaba a punto de descubrir que había subestimado por completo a Alistair Everhart. Y cuando todo esto terminara, aprendería que no se juega con los sentimientos de los demás sin sufrir las consecuencias.
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𝑨𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒅𝒆 𝒔𝒆𝒏𝒕𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔
FanfictionEn Hogwarts, Alistair, un estudiante reservado y observador, se encuentra repentinamente en el centro de la atención cuando Sirius, el carismático y audaz compañero de clase, comienza a mostrar un interés particular por él. Lo que comienza como gest...