Capítulo 24: La Biblioteca y la decisión

91 12 1
                                    

Alistair Everhart

El silencio de la biblioteca era abrumador. El único sonido que rompía la tranquilidad era el suave pasar de las páginas y el roce de las plumas sobre el papel. Me había refugiado aquí, entre los estantes repletos de libros, buscando un rincón donde pudiera perderme en mis pensamientos. Pero era inútil; la pelea entre Sirius y Regulus resonaba en mi mente como un eco insoportable.

Estaba absorto en mis reflexiones cuando sentí la presencia de alguien acercándose. Levanté la vista, y ahí estaba Sirius, con una expresión que oscilaba entre la preocupación y el arrepentimiento. Sin embargo, mi corazón se encogió al verlo. La rabia que había sentido después de la pelea resurgió con fuerza.

—Alistair —comenzó, su voz casi un susurro—. Necesito hablar contigo.

Negué con la cabeza y bajé la mirada hacia el libro que tenía frente a mí, tratando de ignorarlo.

—No, Sirius. No tengo nada que decirte.

—Por favor —insistió, acercándose más—. Lo que pasó entre Regulus y yo... fue un error. Yo... no quería que sucediera así.

Me levanté, incapaz de quedarme sentado mientras él trataba de excusarse.

—No quería que pasara, ¿eh? —repliqué, sintiendo la frustración burbujear en mi interior—. ¿Y qué hay de Regulus? ¿Qué piensas hacer? ¿Arreglar las cosas con un par de disculpas?

Sirius se quedó en silencio, su expresión cambiando de preocupación a confusión.

—Sabes que no quise hacerle daño. Solo estaba... enojado.

—Enojado porque... ¿qué, Sirius? ¿Porque te molestó que Regulus estuviera hablando conmigo? ¿Porque le importo a él?

Las palabras salieron de mi boca con más fuerza de la que había planeado. Sirius frunció el ceño, su mirada más intensa.

—No, eso no es lo que quería decir. Tú lo sabes.

—No, no lo sé. Lo que sé es que siempre tienes que actuar de manera impulsiva, y esta vez le costó a Regulus. Y a mí, por extensión.

Sirius dio un paso atrás, claramente herido por mis palabras, pero no me importaba. Necesitaba que entendiera lo que había hecho.

—Solo quiero hacer las cosas bien —dijo, su voz apenas un susurro.

—¿Hacer las cosas bien? —repetí, casi burlándome—. ¿Cómo puedes decir eso cuando tú mismo provocaste esto?

Sirius abrió la boca, pero no dijo nada. Me di cuenta de que no sabía qué más decir. La tensión en el aire era palpable, como un hilo tenso a punto de romperse.

—Tú no entiendes —dijo finalmente—. No sé cómo arreglar esto, pero necesito tu ayuda.

—No puedo ayudarte. No quiero involucrarme en tu caos.

Me di la vuelta y me dirigí hacia la salida de la biblioteca. Mi corazón latía con fuerza, sintiendo la mezcla de rabia y tristeza. No podía permitir que Sirius interfiriera en lo que estaba tratando de construir con Regulus.

—Alistair —gritó tras de mí, su voz llena de desesperación—. ¡Espera!

Pero no me detuve. Sabía que si lo hacía, podría terminar cediendo a su encanto una vez más, y eso era lo último que necesitaba. Tenía que proteger lo que sentía por Regulus, aunque eso significara alejarme de Sirius por ahora. Mientras caminaba por los pasillos, me preguntaba si había alguna forma de que todo volviera a la normalidad. Regulus, con su actitud distante, y Sirius, siempre impulsivo. No quería ser el peón en su juego, pero cada vez que pensaba en ellos, una parte de mí dudaba. Tal vez había algo más que debía hacer.

Finalmente, llegué al jardín, donde el aire fresco me envolvió como un abrazo. La calma del lugar me ayudó a pensar con más claridad. No quería ser parte de su drama familiar, pero tampoco podía quedarme al margen.

Cuando miré al horizonte, vi cómo el sol comenzaba a ocultarse, pintando el cielo de colores anaranjados y púrpuras. En ese momento, comprendí que tenía que ser honesto conmigo mismo. No podía seguir ignorando lo que sentía, ni dejar que el miedo a la confrontación definiera mis decisiones.

Mientras me sentaba en un banco, mi mente vagó hacia la conversación que aún no había tenido. Sabía que, tarde o temprano, tendría que enfrentar a Sirius nuevamente.

—¿Alistair?

La voz de una figura familiar me sacó de mis pensamientos. Era Regulus, que se acercaba con cautela.

—Hola —respondí, tratando de mantener mi tono neutral.

—Te he estado buscando —dijo, su voz suave—. Quería saber cómo estabas.

—No muy bien, la verdad —admití.

—Lo siento por lo que pasó. No debería haber dejado que las cosas se salieran de control.

El pesar en su voz era evidente, y eso me hizo dudar.

—No es solo tu culpa. Sirius también tiene parte de responsabilidad en esto.

Regulus se quedó en silencio, su expresión seria.

—Lo sé. A veces, se deja llevar por sus emociones. Pero eso no cambia el hecho de que también me afectó a mí.

La tensión en el aire se hizo palpable, como si cada palabra pudiera desencadenar una reacción.

—Quizás deberías hablar con él —sugerí—. No quiero que esta situación arruine lo que hemos estado construyendo.

Regulus asintió, pero su mirada parecía perdida.

—No sé si estoy listo para eso. Las cosas son complicadas entre los dos, y no quiero que se interpongan entre nosotros.

La conversación se tornó silenciosa, cada uno sumido en sus pensamientos. Había tanto que no decíamos, tanto que aún debíamos resolver.

Finalmente, Regulus rompió el silencio.

—Alistair, ¿tú qué harías?

No supe qué responder. Había tantas posibilidades abiertas, tanto que aún no entendía de la relación entre ellos y yo.

—No lo sé —respondí, sintiéndome más perdido que antes.

Regulus se quedó en silencio, mirando al suelo.

—Quizás solo... deberíamos dar un paso atrás y pensar en lo que realmente queremos.

Su frase quedó flotando en el aire, y me pregunté si alguno de nosotros sabía realmente lo que quería. La incertidumbre se cernía sobre nosotros como una sombra, y aunque había un atisbo de conexión, también había una distancia que parecía insalvable.

Mientras el cielo se oscurecía, una parte de mí sabía que el desenlace de todo esto estaba aún por verse. ¿Seríamos capaces de superar este obstáculo? ¿O nos perderíamos en la confusión de nuestras emociones?

Y así, mientras la noche caía, nos quedamos en un punto de inflexión, con el futuro incierto y la historia de nuestros corazones aún por escribirse.

🎉 Has terminado de leer 𝑨𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒅𝒆 𝒔𝒆𝒏𝒕𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔 🎉
𝑨𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒅𝒆 𝒔𝒆𝒏𝒕𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora