[Sirius Black]
La Sala Común de Gryffindor estaba en su habitual bullicio de final de tarde. James y yo nos acomodamos en nuestro rincón favorito, rodeados de pergaminos garabateados y bocetos de bromas. La calidez del fuego y el ruido alegre de los estudiantes nos daban el ambiente ideal para nuestras sesiones de planificación. James estaba absorto en un pergamino, escribiendo frenéticamente mientras yo contemplaba con una sonrisa la manera en que su mente corría a mil por hora.
—¿Qué tal si convertimos las escobas del equipo de Quidditch en ratones en pleno partido? —propuso James, sus ojos chispeando con entusiasmo.
—Eso sería épico, James —respondí—. Pero aún necesitamos encontrar al objetivo adecuado. Una broma sin una buena víctima pierde su gracia.
James frunció el ceño, pensativo.
—Tienes razón. Pero, ¿quién? Necesitamos a alguien que realmente valga la pena.
En ese momento, dos estudiantes pasaron cerca, hablando en voz baja sobre Alistair Everhart. No era la primera vez que oía su nombre. Alistair era un muggle en Ravenclaw, conocido por ser increíblemente introvertido y reservado. Era el tipo de persona que prefería estar solo con sus libros en la biblioteca o en un rincón apartado del gran comedor. La idea de molestar a alguien tan solitario me pareció perfecta para una broma verdaderamente memorable.
—¿Alistair Everhart? —repetí, con una sonrisa traviesa—. Ese tipo es perfecto. Siempre está escondido en su rincón, como un ratón. Es el candidato ideal para una broma.
James asintió, con la misma chispa de travesura en sus ojos.
—Sí, eso suena perfecto. Pero, ¿sabes qué? Podríamos hacerlo aún más interesante.
Me incliné hacia él, curioso.
—¿Cómo qué?
James me miró con una sonrisa astuta.
—Podríamos hacer que no solo sea una broma. ¿Qué tal si intentas enamorarlo? Me encantaría ver su reacción si alguien tan reservado como él comienza a recibir atención inesperada.
Solté una risa incrédula.
—¿Enamorarlo? James, no estoy interesado en chicos. No tengo intención de involucrarme en algo así.
James se echó a reír.
—Vamos, Sirius. Vamos a hacer esto más interesante. Propongo una apuesta. Si logras enamorar a Alistair, yo te daré un mes entero de mi elección sin que te haga ninguna broma. Pero si no lo logras, tendrás que soportar una semana completa de mis bromas más elaboradas y pesadas.
Me quedé pensando en su propuesta, evaluando las posibles consecuencias. Aunque no estaba particularmente interesado en Alistair, la idea de una apuesta con una recompensa tan jugosa y una penalización que incluía mis bromas interminables me tentaba.
—De acuerdo —acepté finalmente—. Apuesta aceptada. Pero si realmente le gusto y esto se convierte en algo más complicado, tendrás que lidiar con ello también.
James rió, levantando su mano para sellar el trato.
—Trato hecho. Veremos quién sale ganando.
Ambos nos reímos, y la planificación de nuestra broma se volvió aún más excitante. Ahora no solo teníamos que idear una broma elaborada para Alistair, sino que también teníamos que asegurar que la parte del “enamorar” fuera lo suficientemente convincente como para ganar la apuesta.
Mientras la noche avanzaba y los estudiantes comenzaban a dispersarse, James y yo trabajamos en los detalles de nuestro plan. Hicimos una lista de posibles formas de acercarnos a Alistair y asegurarnos de que nuestra broma fuera divertida y memorable. La idea de ver a alguien tan reservado enfrentarse a nuestra travesura y la posibilidad de ganar la apuesta nos mantenía animados.
Con el plan en marcha y la emoción en aumento, sabíamos que estábamos a punto de ejecutar una de las bromas más memorables del año. La combinación de una broma ingeniosa y una apuesta jugosa nos tenía ansiosos y listos para el desafío.
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El Gran Comedor de Hogwarts estaba en su habitual bullicio durante la hora del almuerzo. James, Peter, Remus y yo estábamos sentados en nuestra mesa de Gryffindor, pero mi mente estaba en otro lugar. La apuesta estaba en marcha, y la tarea del día era hacer que Alistair Everhart, el objetivo de nuestra broma, se sintiera incómodo.Mientras observaba a Alistair desde la distancia, noté que estaba sentado en una de las mesas de Ravenclaw, apartado de los demás estudiantes. Su cabello negro caía lacio sobre su frente, y sus ojos azul grisáceo estaban fijos en un libro. Su expresión era seria y distante, como si estuviera completamente inmune a la animada atmósfera del comedor.
—¿Preparado para comenzar? —preguntó James con una sonrisa astuta.
Asentí, manteniendo la vista fija en Alistair. Sabíamos que sería un desafío, considerando su naturaleza reservada.
—Sí —respondí—. Pero recuerda, Alistair no es fácil de tratar. No va a aceptar nuestra charla sin más.
Peter y Remus se unieron a la conversación. Peter, entusiasta como siempre, estaba deseando ver cómo se desarrollaba el plan. Remus, por otro lado, tenía una expresión preocupada.
—No estoy seguro de esto, Sirius —dijo Remus—. No me gusta cómo se siente esto. Alistair es muy reservado, y si se siente acosado o incómodo, podrían estar cruzando una línea.
James lo miró con una mezcla de preocupación y determinación.
—Lo haremos con cuidado, Remus. Solo queremos ser amigables. No es nuestra intención hacerle daño.
Remus suspiró, pero asintió con una mezcla de resignación y preocupación.
—Está bien.
Con el consejo en mente, James y yo nos dirigimos hacia la mesa de Ravenclaw durante el postre. Alistair seguía absorto en su libro, y era evidente que no estaba esperando una interrupción.
—Hola, Alistair —dijo James con una sonrisa amistosa—. ¿Podemos sentarnos aquí? Solo queríamos charlar un momento.
Alistair levantó la vista lentamente, sus ojos azul grisáceo nos miraron con una mezcla de sorpresa y desconfianza. No parecía dispuesto a abrirse fácilmente.
—Preferiría estar solo —murmuró, volviendo a mirar su libro.
James, sin desanimarse, se inclinó ligeramente hacia adelante, intentando suavizar el ambiente.
—Entendemos. Solo queríamos saber un poco más sobre tus intereses. Pareces muy enfocado en tus estudios, y eso nos intriga. Quizás podamos aprender algo de ti.
Alistair seguía con una expresión defensiva. Finalmente, después de unos momentos de silencio incómodo, dejó escapar un suspiro y asintió lentamente.
—Está bien —dijo—. Pueden quedarse un momento, pero no prometo mucho.
Me senté al lado de él, manteniendo una actitud relajada y amistosa. Aunque su respuesta era fría y reservada, intenté ser lo más natural posible, hablando sobre temas de interés común y evitando presionarlo demasiado.
La conversación avanzaba con cierta torpeza. Alistair respondía con brevedad, y era evidente que estaba a la defensiva. No era el tipo de persona que se dejaba llevar fácilmente por la conversación.
Mientras el tiempo pasaba y la conversación seguía, me daba cuenta de que ganar su confianza sería un desafío mucho mayor de lo que había anticipado. Sin embargo, la posibilidad de ganar la apuesta seguía siendo un incentivo poderoso. Aunque la tarea se volvía más complicada, la diversión estaba asegurada y el desafío se hacía cada vez más interesante.
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𝑨𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒅𝒆 𝒔𝒆𝒏𝒕𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔
FanficEn Hogwarts, Alistair, un estudiante reservado y observador, se encuentra repentinamente en el centro de la atención cuando Sirius, el carismático y audaz compañero de clase, comienza a mostrar un interés particular por él. Lo que comienza como gest...