17 | Todos lo saben

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17 | TODOS LO SABEN

Hazel

Los siguientes días fueron caóticos.

Horas después de quedarme dormida en el sillón, con mi padre ya consciente y estable, me froté los ojos mientras un gran bostezo se apoderaba de mi boca, finalmente incorporándome.

Desorientada, miré a ambos lados.

Estaba en el hospital.

Los recuerdos sacudieron mi cabeza con fuerza.

Desde el momento en el que papá se llevó la mano al pecho, el resto del día era tan difuso que tan solo recordaba pequeños fragmentos.

Me había desmayado en el restaurante, de ahí el dolor palpitante del labio. Y después de que atendieran a mi padre, estuvimos mamá y yo llamando a James para ponerle al día y esperando en su habitación.

El estómago me dio un vuelco.

Él estuvo aquí.

Logan y su padre, Hunter Scott, estuvieron aquí.

Me tensé por completo. ¿Seguirían aquí? Probablemente no. Ya era de noche, de modo que habían pasado unas cuantas horas desde que...

Lentamente, descendí la mirada hasta mis rodillas. Entre los rotos de mis vaqueros, vislumbré las marcas de mis uñas, de cuando comencé a hiperventilar.

De ese momento  no recordaba absolutamente nada, solo a una enfermera indicándome respirar y a Logan apretándome la mano hasta que terminé dormida en este sillón.

—Ya estás despierta.

Clavé la mirada en la camilla. Mi padre, que tenía las ojeras algo marcadas, me sonreía mientras, con un brazo, acariciaba a mi madre. Estaba dormida sobre la camilla, a su lado.

Ahogué un grito de alivio.

—Papá —rápidamente me acerqué a él y me enfundó en un fuerte abrazo con su brazo libre —. ¿Estás bien? ¿Qué hora es? ¿Cuánto tiempo...?

—Son las doce de la noche —contestó, acariciándome la cabeza —. Has dormido seis horas. ¿Cómo estás tú? —tragó con fuerza y me estudió el rostro, preocupado —. Tu madre me ha dicho que has tenido un...

—Estoy bien —lo interrumpí incómoda.

Papá se me quedó mirando y abrió la boca con intención de decir algo más, pero volvió a cerrarla y esbozó media sonrisa.

—¿Logan y su padre...? —comencé a preguntar, atascándome.

—Se habrán ido hace unas horas. El chico tenía un partido —comentó distraídamente, dándole un ligero apretón a mi madre en la cintura. Ella frunció todavía más el ceño entre sueños.

Ah. Se habían ido.

Bien. Sí. Genial.

Bueno, en realidad, pretendía seguir con la discusión, porque aunque hubiese venido hasta aquí para disculparse... o lo que fuera, todavía seguía enfadada. Prometió que no volvería a mentir y yo... yo quizá no supe cómo reaccionar, pero ¿qué pretendía que hiciera? ¿Quedarme de brazos cruzados mientras descubría quién era su padre después de todo? ¿Que fuese a darle las gracias después de presenciar un momento traumático para mí horas atrás en ese maldito sillón?

De nuevo, Logan había visto otra de esas partes de mí. De nuevo, tenía poder para destruirme.

Nadie me había visto así nunca.

El destino de ScottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora