18 | A DONDE ELLA HUYE
Hazel
Llevaba en la biblioteca todo el día.
La excusa que le había puesto a Mara esa misma mañana fue que tenía demasiados trabajos pendientes, pero la realidad era que no pretendía hacer ninguno.
No había sido capaz de dormir ni una sola hora en toda la noche. Nada más salir de la residencia en cuanto leí el cartel, vomité tras un árbol al ver la cantidad de gente que se había enterado.
Estaba completamente devastada. Lo único que conservaba como si fuese un tesoro, tan solo para mí, ahora lo sabía todo el mundo.
En cuanto salí al pasillo a las siete y media de la mañana para pasar la mayor parte del día encerrada en la biblioteca, pisé montones de papeles que había esparcidos por el pasillo.
Con un nudo en la garganta, tomé uno.
Era un extracto de una de las escenas explícitas de mi última novela.
Cogí otra. Era otra escena.
Acabé agarrando ocho papeles y, a punto de estallar en cólera, los apreté entre mis dedos y bajé corriendo las escaleras.
La situación no fue mucho más distintas fuera. Todo el campus estaba repleto de papeles desperdigados y gente curiosa leyéndolos y riéndose en voz alta. Mirándome. Susurrando a mis espaldas.
Nada más llegar a la biblioteca, dejé mis cosas en un asiento completamente apartado de la gente, pese a estar prácticamente vacía a esas horas tan tempranas, y me dirigí hacia el baño con prisa.
Una vez entré a uno de los cubículos, me encerré y apoyé la espalda en la pared, tratando de tranquilizar mi respiración. Me dolía el pecho y no había suficiente oxígeno en mis pulmones.
¿Por qué alguien querría hacerme esto? ¿Por qué tomarla de es forma conmigo y humillarme ante toda la universidad?
No me avergonzaba por escribir romance ni por escenas explícitas. Nadie se paraba a pensar lo que realmente leías en los clásicos. Amor, odio, sexo, muerte, ni en un thriller: asesinatos. Personas psicópatas que matan literalmente a una persona. ¿Por qué una escena de sexo, o la de un beso, o la de una discusión con una pareja parecía tan surrealista, teniendo en cuenta que la mayoría de las personas experimentaban esas situaciones a diario?
Adoraba la literatura y todavía más plasmar las ideas de mi cabeza en historias con las que otras personas pudieran disfrutar. No podía haber algo más bello que eso.
Lo que me avergonzaba era que lo supiera todo el mundo, porque era un secreto que quería mantener solamente conmigo. Era el momento del día en el que desconectaba de mi vida, de los problemas, y vaciaba mi mente de escenas y momentos en forma de miles de palabras.
Era algo mío. Y, quien quiera que hubiese decidido hacerlo público, no tenía derecho a arrebatármelo.
Con las manos temblorosas, silencié el teléfono al ver la cantidad de mensajes que tenía acumulados. Al parecer, las redes sociales se habían incendiado sobre el suceso, la mayoría de gente riéndose en general sobre ello, y otra mucha había contactado conmigo para defenderme.
Pero yo no quería ningún mensaje de apoyo. No quería saber nada más del tema.
Jake: Oye, ¿qué cojones ha pasado? ¿Estás bien?
Jake: ¿Haze?
Jake: Mara me has dicho que acabas de irte. ¿Dónde estás?
Mara: Hola. Probablemente no querrás hablar conmigo, pero quiero que sepas que estoy preocupada por ti, que te apoyo y que espero que quien sea que haya hecho esto sepa que el karma existe y le caerá una buena. Me tienes aquí para lo que sea, ¿vale?
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El destino de Scott
Novela JuvenilLa vida de Logan Scott es demasiado perfecta para ser real, o al menos es lo que siempre ha pensado, hasta que su carrera como jugador de hockey en la NHL empieza a culminar la fama tal y como su padre lo hizo años atrás, lo que conlleva algún que o...