27 | TODO SE TUERCE
Logan
Dejé a Hazel dormida en su cama esa mañana.
Eran las siete de la mañana y, joder, dormir con ella era muy peligroso. Dormir con sus piernas enredadas con las mías y con su cabeza en mi pecho, era jodidamente peligroso, porque podría quedarme dormido durante todo un día. Sería capaz de no moverme y descansar durante horas solo con tal de tenerla junto a mí.
Pero los entrenamientos no se realizan solos.
Cuando me separé de Hazel, casi se me saltó la risa al ver cómo gruñía. Volvió a balbucear algo como que odiaba el hockey y el deporte, y yo le di un beso en la mejilla, agarré mi bolsa y fui directo a casa.
Los chicos no estaban una vez llegué, así que supuse que se habían marchado ya hacia el gimnasio. Por suerte, no tocaba entrenar en pista, cosa que habría sido criminal teniendo en cuenta el golpe que había recibido un par de días atrás.
Todavía me atormentaba ese momento. La oscura mirada del rival sobre mí, como si ya hubiese marcado su objetivo de partido mucho antes incluso de llegar.
Christian Leeds la había tomado conmigo y, en ese partido, cuando me lanzó al suelo, entendí que llevaba mucho tiempo esperando ese momento. Concretamente, desde que entré en el equipo y echaron a su mejor amigo, Bash Novikov, de los Howls.
Por desgracia, a Bash no lo echaron de la liga porque no había pruebas suficientes de lo que había ocurrido. Joder, si no eran suficientes pruebas cuatro pares de ojos, no entendía que más necesitaban para argumentar lo que había ocurrido, pero finalmente solo conseguimos que lo echaran de los Howls después del altercado en casa de los Harvey con Mara, acabando él en Boston.
Ella no hablaba mucho sobre el tema. Por suerte, no llegó demasiado lejos y pude pararlo a tiempo, antes de que cometiese cualquier maldita estupidez.
Las cosas estuvieron tensas tanto en la pista como fuera de ella. Harvey no le había quitado el ojo de encima nada más llegar a Boston.
Traté de asegurarme de que estaba bien. Sabía que Harvey no era de meterse en peleas, pero también que era capaz de hacer cualquier cosa por su hermana pequeña. Hasta yo me veía capaz de enfrentarme a alguien como Bash si se trataba de Mara.
Quien no estaba especialmente contento era mi entrenador, porque después del golpe en el abdomen tuvo que sustituirme en la pista y, teniendo en cuenta que Harvey y Kuyavar estaban lesionados, no nos quedaban muchos centrocampistas con los que poder cambiarme. Schwarzenegger, un chico de ascendencia alemana al que ficharon el año anterior, puso cara de pánico cuando el entrenador Keating lo cambió por mí.
Le di una palmada en el hombro, tratando de calmarlo. Leeds podía aparentar ser un cabrón sin remordimientos al que no le importaba enfrentarse a quien fuera, pero tampoco era imbécil. Después del grave aviso cuando le amenazaron con echarlo de la liga a él también por las amenazas que nos enviaba a través de Twitter, sabía que le quedaban días contados si seguía con esa actitud, así que se controló algo más en lo que quedaba de partido.
Robert se aseguró de llevarnos a todos al vestuario cuanto antes para evitar cualquier tipo de problema. Estábamos en una muy buena racha para ser principios de Liga, y no necesitábamos ningún tipo de distracción que nos sacara de allí.
En cuanto terminó el partido, estaba completamente dolorido. Me costaba respirar, ya que Leeds había arremetido contra mi torso con su hombro, así que tenía toda la parte izquierda del abdomen como si me hubiese pasado un puto camión por encima.
ESTÁS LEYENDO
El destino de Scott
Roman pour AdolescentsLa vida de Logan Scott es demasiado perfecta para ser real, o al menos es lo que siempre ha pensado, hasta que su carrera como jugador de hockey en la NHL empieza a culminar la fama tal y como su padre lo hizo años atrás, lo que conlleva algún que o...