11 | Explicaciones

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11 | EXPLICACIONES

Hazel

—¿¡Tu prometida!? —repetí alzando la voz, gritando en mitad del aparcamiento —. ¿Me estás vacilando?

Me aparté de su coche y seguí dando vueltas sobre el sitio, furiosa.

Logan dio un paso adelante, con las manos a la altura del pecho.

—Déjame que...

—Ahórrate las explicaciones —murmuré de brazos cruzados, ignorando lo inmadura que estaba siendo, lo ridículo que era enfadarme por eso.

Pero me había mentido.

—Se suponía que esto tenía que ser creíble para tus padres —le recordé. Logan apretó la mandíbula y apartó la mirada, pasándose una mano por el pelo con frustración —. ¿Qué vas a poner de excusa? ¿Que se te olvidó comentar que estás a un paso de llevar un anillo en el dedo y del altar?

—No voy a poner ninguna excusa porque no hay nada que justificar. La he cagado —reconoció, para mi sorpresa.

Fruncí el ceño, confusa.

¿Y ya está? ¿Se rendía en nuestra batalla? Eso era nuevo.

—¿Y ahora, qué? —gruñí, ignorando que los tres bobos de sus amigos estaban cotilleando a cinco metros de nosotros.

—Entendería que no quisieras seguir adelante con esto.

Lo miré completamente alucinada.

—¿Es que ese golpe en la cabeza te ha dejado tonto o algo así? —enarqué una ceja.

Para mi sorpresa, Logan reprimió media sonrisa, y odié que hiciera eso porque por poco me la contagió.

—Eres un idiota, Logan Scott —le recriminé.

—Lo sé —se mordió el labio y posó su mirada de cachorrito sobre mí —. Siento haberte mentido. Te aseguro que no es propio de mí, pero... es un tema complicado, ¿vale?

—No logro entenderlo —encogí los hombros —. ¿Qué sentido tiene fingir que sales conmigo si ya estás prometido?

Logan apoyó su espalda sobre la puerta del copiloto y se cruzó de brazos.

—Que yo no he decidido comprometerme con Emery —confesó de manera inaudible —. Lo han hecho nuestros padres.

—¿Por qué?

—Porque el padre de Emery es patrocinador, como mi padre. Se conocen desde hace mucho tiempo y las ganancias se duplicarán si ambas empresas se unen, y qué mejor excusa que casar a sus hijos para facilitar cualquier trámite.

Me quedé completamente en silencio. Muda.

Fui a replicar al instante, soltando que eso no tenía ningún tipo de sentido porque no vivíamos en el siglo quince, porque tanto Logan como esa chica eran personas y tenían derecho a escoger qué querían en su vida y con quién compartirla, pero el odio que cruzó su mirada me hizo replanteármelo.

A no ser...

—Entonces... no salís juntos —asumí, ignorando el tic nervioso de mi nariz.

Logan negó con la cabeza, casi soltando una mofa.

—No.

¿Y no te gusta?, estuve a punto de preguntar. Me mordí la lengua y volví a fruncir el ceño.

—Vale —lo asimilé poco a poco —. Bueno, lo que está claro es que eres un amigo de mierda por mentirme. ¿El chico de oro quiere aprovechar para confesar algo más o es la única mentira que me ha dicho?

El destino de ScottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora