XXXIX.

1.3K 184 98
                                    

Un año después

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un año después.

Observé a Meghan atentamente mientras cerraba las últimas cajas de la mudanza. Había perdido la cuenta ya de la cantidad de horas que llevábamos haciendo aquello. De hecho, no recordaba siquiera cuándo habíamos empezado.

–Creo que esa era la última –susurró Meghan cuando rodeé mi cintura con sus manos. –No pensaba que teníamos tantas cosas...

–La mayoría son todas tuyas –respondí. Meghan hizo el amago de responder, pero finalmente no lo hizo. Sabía que yo tenía razón. –¿Cómo estás? –pregunté al sentir cómo le temblaban las manos.

–Cagada –admitió entre risas.

–No tienes porqué estarlo. Eres la mejor abogada que he conocido en mi vida –intenté tranquilizarla, a pesar de que sabía que esa sería una tarea complicada.

–Tampoco conoces a muchas...

–Pero confío plenamente en el poder de persuasión de los Ricciardo –bromeé cerca de su oído. –Conmigo siempre consigues lo que quieres...

–Pero al juez no podré chantajearlo con sexo... –susurró arrancándome una carcajada.

–Solo necesitas tus palabras para conseguirlo, ratoncita. Míranos... a mi me tienes a tus pies. Has conseguido que mande a Mónaco a la mierda para irme a vivir a Nueva York –lo dije con una cierta expresión de asco.

¿Era Nueva York una ciudad de mierda? No. ¿Era una ciudad de mierda si la comparabas con Mónaco? Por supuesto. Y, a pesar de ello, estaba dejando atrás aquel paraíso para que Meghan pudiese cumplir su sueño.

No me lo había pedido. Jamás lo haría, teniendo en cuenta lo testaruda que era. Pero podía ver la tristeza en su mirada cada vez que su empresa le ofrecía aquel traslado y ella lo rechazaba una y otra vez.

Era su ilusión; su meta en la vida, y yo no quería que lo mandase todo a la mierda solo porque a mi me apetecía vivir en Mónaco. ¿Podía hacer mi trabajo desde Nueva York? Claro que sí. Viajaría cada fin de semana que hubiese Gran Premio, pero eso ya lo hacía aún viviendo en el principado, así que no cambiaría nada en nuestra vida.

–¿A qué tienes miedo? –pregunté entrelazando mis dedos con los suyos.

–A no estar a la altura...

–¡Qué tontería! –exclamé girando su cuerpo para poder mirarla a los ojos. –¿Quién ha sido la abogada de tu bufete que más casos ha ganado?

–Yo... –admitió en un susurro mientras mis manos arropaban su rostro. –Pero... Nueva York es una ciudad muy grande. Allí habrá grandes abogados, probablemente con muchísimos más años de experiencia que yo.

–¿Y? Tienes muchos años por delante para conseguir esa experiencia tú también –sentencié dejando un beso sobre su frente.

Fue entonces cuando me fijé en su respiración acelerada, en la manera en la que sus manos se aferraban a mi camiseta como si tuviese miedo a que me alejase de ella cuando ambos sabíamos que eso jamás sucedería.

–¿Hay algo más? –pregunté siendo esta vez yo el que estaba acojonado. No era normal ver a Meghan tan nerviosa.

–¿Cómo?

–Los dos sabemos que esto no es solo por el trabajo y la mudanza...

Un largo suspiro se escapó de entre sus labios de manera atropellada mientras ella se separaba de mi cuerpo lentamente. Lo hizo de forma temblorosa, mordiéndose el labio inferior mientras se dirigía al mueble del salón, abriendo uno de los cajones y escondiendo algo detrás de su espalda.

–En realidad... sí que hay algo más –dijo con la voz entrecortada. –Me enteré ayer y... no sabía cómo decírtelo. Estaba intentando encontrar el momento perfecto, pero estoy cagada de miedo y...

–Suéltalo ya, Meghan –pedí mientras mi corazón intentaba salirse del pecho.

Meghan extendió su mano, aquella que ocultaba detrás de la espalda y sentí como si mi mundo se tambalease y se pusiese patas arriba.

–¿Estás...?

–Embarazada –confirmó enseñándome el test para que pudiese verlo bien.

Dos rayas. Dos rayas rosas que acababan de cambiar nuestra vida y que me dejaron completamente mudo. Quería hablar, pero tenía la sensación de que no sería capaz de decir nada coherente.

–Max, sé que es muy pronto y que esto no entraba en nuestros planes ahora mismo pero... Yo quiero tenerlo.

Levanté la mirada del test por primera vez, para encontrarme con sus ojos llorosos y llenos de miedo a la vez que de esperanza. Era la primera vez que la veía así, con una enorme mezcla de sentimientos en su interior.

–He estado toda la noche dándole vueltas, pensando en qué quiero hacer, en cómo saldrá esto, en qué pensarías tú y... lo único que tengo claro es que... quiero tenerlo, Max.

Sonreí por primera vez, notando como una lágrima corría por mi mejilla ante la mirada atónita de Meghan, que parecía incapaz de creer lo que tenía ante ella.

Sequé la lágrima con el dorso de mi mano, mirando de nuevo el pequeño aparato que tenía en mi mano y que me recordaba que aquello era real.

–Max, si tú no quieres tenerlo, lo entenderé... No habíamos hablado nada de esto y sé que ahora mismo nuestra vida es una locura...

La besé para impedir que siguiese hablando. No quería escuchar nada. No había nada de lo que hablar, ni tampoco nada que pensar.

Meghan tenía razón. No lo habíamos hablado ni planeado, pero si había alguien con quien me imaginaba siendo padre, era con ella. Solamente con ella.

No tenía nada que pensar cuando se trataba de Meghan.

–Tu hermano me va a matar, pero... claro que quiero tener un hijo contigo, Meghan –susurré bajando la mano hasta su vientre, aquel que todavía estaba plano pero en el que se escondía nuestra unión.

Antes de que pudiese hacer o decir nada más, me abrazó con más fuerza que nunca. Lo hizo mientras lloraba sobre mi hombro, esta vez de alegría.

Y yo lloré con ella porque, a pesar de que sentía mi mundo temblar bajo mis pies y la adrenalina corriendo por mis venas, acababa de hacerme la persona más feliz del mundo.


---------------------------------

¡Hola amores! 

Siento haber tardado tanto en subir capítulo, pero quería que quedase perfecto porque... es el último capítulo de la historia. En unos días subiré el epílogo y se habrá terminado

Sé que os parece muy pronto, pero jamás pensé en esta historia como algo muy largo. Además, ya sabéis que ayer empecé a subir The Babysitter, mi nueva historia de Max, así que no tendréis tiempo a echar de menos al holandés (aunque será muy diferente al Max que habéis conocido en esta historia).

Muchísimas gracias por vuestros comentarios y nos vemos el próximo día con el epílogo. 

OS QUIERO 🧡

Lust | Max Verstappen (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora