¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Mira el puto móvil. Daniel lleva horas llamándote."
El mensaje de Horner consiguió que me diese un vuelco al corazón. Si Daniel había estado llamándome durante horas, se trataba de algo vital.
"¿Ha pasado algo?", respondí al mensaje de Christian, pues tenía incluso pavor a ponerme en contacto con Daniel.
"No lo sé, dímelo tú".
Su mensaje vino acompañado de un enlace que, en cuanto lo abrí, supe que traería problemas. Tan solo el simple titular de la noticia consiguió helarme la sangre. "MAX VERSTAPPEN Y MEGHAN RICCIARDO: LA PAREJA SORPRESA DEL AÑO."
Me temblaba la mano con la que sostenía el teléfono y tan solo había leído el puto titular. Cuando comencé a bajar, las fotografías que aparecieron frente a mi, me mataron.
Tenían todo lujo de detalles. Meghan y yo besándonos, abrazándonos, mi mano posada sobre su culo... Joder, Daniel me mataría. Me había advertido que tuviese cuidado; lo nuestro no debía salir en la prensa, teniendo en cuenta la que se podía liar y el acoso que Meghan podría recibir. No se trataba solamente de la prensa rosa; era todo. Eran los paparazzi persiguiéndonos, ella recibiendo todo tipo de críticas, la gente persiguiéndola en cada Gran Premio al que asistiese...
–¿Estás bien? –la voz ronca de Meghan me sobresaltó. Acababa de despertarse, y no era el mejor momento para hacerlo; no cuando no sabía muy bien ni qué decirle. ¿Debía ser sincero y hablar sin miramientos, o tener un poco de tacto y, simplemente, obviar todo hasta que esa misma noche llegásemos al puerto de Montecarlo?
–Eh... –las palabras se me quedaron clavadas en la garganta, como si no quisiesen salir. Me llevé una mano a la frente, pensando en, si quería que aquello saliese bien, teníamos que decirnos todo. –Nos han pillado.
–¿Qué? ¿Quién nos ha pillado? ¿De qué hablas? –preguntó incorporándose ligeramente en la cama, sosteniendo la fina sábana para cubrir su cuerpo desnudo.
–Los paparazzi; nos han pillado. Hay fotos nuestras por todos lados –me lamenté, de verdad que lo hice. Odiaba aquel puto mundo de la prensa rosa. Sabía toda la presión que conllevaba, y sabía muy bien también lo jodido que sería todo para ella a partir de aquel instante.
–Por eso Daniel... –susurró con la voz entrecortada.
–Sí, por eso llevaba llamándonos desde ayer... –me aferré al puto teléfono, viendo todas las malditas la llamadas que había hecho en las últimas horas mientras pensaba en qué mierda le diría cuando estuviésemos cara a cara. Joder... tan solo me había pedido una maldita cosa, y había sido incapaz de cumplirla.
Me volteé para mirar a Meghan, fijándome en su cara de preocupación y en la manera en la que su respiración parecía cada vez más pesada. Casi no había dicho ni una maldita palabra, pero su mirada hablaba por ella. Tenía miedo; diría incluso pánico, y no la culpaba. Ella sabía perfectamente lo que podía pasar a partir de aquel instante.
