𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟑

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𝐋𝐀 𝐏𝐑𝐔𝐄𝐁𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐓𝐈𝐄𝐌𝐏𝐎

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Violeta

Mi relación con Aitana me llevó por un viaje emocional que me enseñó mucho sobre el amor y la resiliencia. Aunque nuestros días juntas estaban llenos de momentos felices y conexiones profundas, también enfrentamos desafíos que pusieron a prueba nuestra fortaleza como pareja.

La presión de la fama y el apretado calendario deportivo de Aitana eran constantes recordatorios de las demandas de su carrera. A menudo, se encontraba viajando o entrenando, y la distancia física entre nosotras a veces generaba una sensación de vacío. Sentía su ausencia cuando me despertaba sola en mi departamento o cuando deseaba compartir con ella un momento especial que había quedado eclipsado por sus compromisos.

-¿Todo bien, Violeta? -preguntó Aitana una noche, notando mi expresión pensativa mientras miraba por la ventana de mi sala.

Asentí lentamente, intentando encontrar las palabras adecuadas para expresar mis sentimientos.

-Es solo... extraño a veces -admití finalmente. -Extraño tenerte cerca más seguido, compartir más momentos juntas.

Ella se acercó y tomó mis manos con ternura.

-Lo sé, cariño. La vida deportiva puede ser exigente, y a veces me siento culpable por no estar aquí todo el tiempo.

La comprensión en sus ojos me reconfortó. Aitana siempre intentaba estar presente, aunque su agenda fuera implacable. Hablamos de la importancia de la comunicación abierta y cómo podíamos apoyarnos mutuamente a través de los altibajos que enfrentábamos como pareja.

Durante esos momentos de separación física, nuestras conversaciones por teléfono o por mensajes se volvieron aún más significativas. Compartíamos nuestros días, nuestras alegrías y preocupaciones, encontrando consuelo en el simple hecho de saber que estábamos ahí la una para la otra, incluso a través de la distancia.

Aprendimos a valorar cada momento juntas, por breve que fuera, y eso nos fortaleció. Cuando nos reuníamos nuevamente después de días separadas, la conexión entre nosotras era aún más profunda, como si cada prueba superada nos hubiera unido más fuertemente.

-Estoy orgullosa de ti, Violeta -me dijo Aitana una tarde después de un largo abrazo que sellaba nuestra reunión después de días separadas. -Gracias por entender y por estar aquí a pesar de todo.

La miré con amor, sabiendo que nuestras vidas podrían ser caóticas y desafiantes, pero que el amor que compartíamos superaba cualquier obstáculo.

-Gracias a ti también, Aitana. Por ser quien eres y por enseñarme tanto sobre el verdadero significado del amor y la dedicación.

Así, nuestra relación pasó por pruebas que nos hicieron más fuertes como individuos y como pareja. Aprendimos a valorar cada momento juntas, a apoyarnos en los momentos difíciles y a celebrar cada pequeña victoria que la vida nos ofrecía. Aitana y yo nos dimos cuenta de que el amor verdadero no siempre es perfecto ni fácil, pero que con amor, paciencia y comunicación honesta, podíamos enfrentar cualquier desafío que la vida nos pusiera en el camino.

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▪ Como están siempre la una para la otra, mas bonitas.

▪ Comenta que tal te está pareciendo la historia.

▪ Hasta el próximo

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𝐓𝐑𝐀𝐙𝐎𝐒 𝐃𝐄 𝐏𝐀𝐏𝐄𝐋 • Aitana BonmatíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora