𝐀𝐏𝐎𝐘Á𝐍𝐃𝐎𝐒𝐄 𝐌𝐔𝐓𝐔𝐀𝐌𝐄𝐍𝐓𝐄
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Aitana
Desde que Violeta y yo comenzamos a salir juntas, encontrar tiempo para estar con ella se convirtió en una prioridad en medio de mi apretada agenda deportiva. Los días de entrenamiento y los partidos ocupaban la mayor parte de mi tiempo, pero cada vez que tenía la oportunidad, quería estar junto a Violeta, compartiendo momentos que fortalecieran nuestra conexión.
Los días de partido eran los más intensos. La adrenalina de estar en el campo, jugando con mi equipo y enfrentando a rivales era algo que amaba con pasión. Sabía que Violeta entendía esa pasión y me apoyaba desde las gradas, animándome con su presencia y sus aplausos. Verla entre la multitud, con esa sonrisa que iluminaba mi día, me daba un impulso extra.
Después de los partidos, cuando la emoción y la energía aún fluían dentro de mí, siempre encontraba un momento para dedicarle tiempo a Violeta. A veces íbamos a cenar juntas, otras veces solo caminábamos por la ciudad, compartiendo nuestros pensamientos y emociones después de un día lleno de acción en el campo.
-Gracias por venir hoy, Violeta -le dije mientras caminábamos hacia mi coche después de un partido emocionante en el estadio.
Ella me sonrió con cariño, su mano entrelazando la mía.
-Eres increíble, Aitana. Siempre es emocionante verte jugar y sentir toda esa pasión que pones en cada movimiento.
Tomé un momento para absorber sus palabras, sintiéndome agradecida por tener a alguien tan especial a mi lado.
-Estar aquí contigo significa mucho para mí. Saber que tengo tu apoyo me da fuerzas para dar lo mejor de mí en cada partido.
Nos despedimos con un abrazo antes de que me dirigiera a casa, sabiendo que incluso en medio de mi ajetreada agenda, Violeta era una parte integral de mi vida que quería cuidar y apreciar siempre.
Violeta
Mis días eran una mezcla de responsabilidades y momentos especiales junto a Aitana. Aunque mi vida no giraba en torno al deporte como la suya, encontrar tiempo para asistir a los partidos de Aitana se convirtió en una prioridad que disfrutaba enormemente.
Los domingos por la tarde eran días sagrados para mí. Me aseguraba de reservar esas horas para estar en el estadio, animando a Aitana y al equipo. La emoción de verla jugar, la concentración en su rostro mientras defendía y atacaba con destreza, me hacía sentir orgullosa de ella cada vez más.
Después de cada partido, cuando nos reuníamos, Aitana siempre encontraba la manera de hacerme sentir especial. Ya sea con una cena tranquila en un restaurante cercano o simplemente caminando de la mano por las calles iluminadas de la ciudad, esos momentos eran preciosos para nosotras.
-Estuvo increíble hoy, Aitana -le dije con una sonrisa después de uno de los partidos más emocionantes que había presenciado.
Ella me miró con gratitud, sus ojos brillando con la emoción del juego.
-Gracias por estar aquí, Violeta. Tu apoyo significa mucho para mí.
Asentí con sinceridad.
-Estoy feliz de estar aquí contigo. Ver tu pasión en el campo es algo que siempre me inspira.
Nos tomamos un momento para disfrutar de la compañía de la otra antes de que ella tuviera que partir hacia sus compromisos post-partido. Sabía que aunque nuestras vidas fueran ocupadas, el apoyo mutuo que nos brindábamos nos mantenía unidas de una manera especial.
Así, entre partidos emocionantes y momentos compartidos, Aitana y yo aprendimos a equilibrar nuestras vidas individuales con nuestro creciente amor mutuo. Cada día era una nueva oportunidad para fortalecer nuestro vínculo y celebrar las pequeñas pero significativas victorias que la vida nos ofrecía juntas.
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▪ Siempre apoyándose una a la otra, mis chicas.
▪ Regalo después del día duro de nuestras chicas, el partido era nuestro 💔
▪ Hasta el próximo capítulo
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𝐓𝐑𝐀𝐙𝐎𝐒 𝐃𝐄 𝐏𝐀𝐏𝐄𝐋 • Aitana Bonmatí
FanfictionVioleta nunca imaginó que su afición por el fútbol la llevaría a vivir una historia de amor que cambiaría su vida. Una chica normal, con una vida tranquila, que se ve envuelta en un misterio cuando empieza a recibir cartas anónimas. Lo que Violeta n...