𝐓𝐑𝐀𝐙𝐎𝐒 𝐃𝐄 𝐏𝐀𝐏𝐄𝐋 • Aitana Bonmatí

𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐄𝐗𝐓𝐑𝐀 𝟐

𝐄𝐋 𝐒𝐔𝐄Ñ𝐎 𝐇𝐄𝐂𝐇𝐎 𝐑𝐄𝐀𝐋𝐈𝐃𝐀𝐃

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Violeta

El avión aterrizó suavemente en el aeropuerto de Narita, y mientras nos preparábamos para desembarcar, sentí un torrente de emociones burbujear dentro de mí. Japón. Estaba aquí, finalmente, en el país con el que había soñado durante tantos años. Volví a mirar a Aitana, que me devolvió una sonrisa tranquila, su mano apretando la mía con una mezcla de comprensión y emoción compartida.

-¿Estás lista? -me preguntó, sus ojos brillando con esa chispa de anticipación que siempre lograba contagiarme.

Asentí, aunque la palabra "lista" no era suficiente para describir lo que sentía.

-Creo que nunca podría haberme preparado lo suficiente para esto -respondí con una risa nerviosa. -Pero sí, estoy más que lista.

Al salir del avión y entrar en el aeropuerto, me quedé impresionada por la armonía del lugar: la modernidad de la tecnología junto con la calidez de la hospitalidad japonesa. Todo parecía pulcro y ordenado, un reflejo de la cultura que tanto admiraba. Mientras nos dirigíamos hacia el control de pasaportes, no podía evitar detenerme en cada pequeño detalle: las señales en japonés, los anuncios suaves en los altavoces, la precisión con la que todo parecía moverse.

-Es tan diferente -murmuré, sintiéndome como una niña en su primer viaje al extranjero.

Aitana sonrió a mi lado, tomando mi mano mientras caminábamos.

-Es lo que hace que sea tan especial -dijo suavemente. -Es un mundo completamente nuevo para descubrir juntas.

Tras pasar el control y recoger nuestras maletas, salimos del aeropuerto y nos encontramos con el aire fresco de Tokio. La ciudad estaba viva, incluso en esa madrugada tranquila. Las luces de los rascacielos parpadeaban en la distancia, y el bullicio suave de la ciudad empezaba a despertar. Aitana había organizado todo de manera impecable; teníamos un conductor esperando para llevarnos directamente al hotel.

Durante el trayecto, me perdí observando la ciudad desde la ventana del coche. Tokio era todo lo que había imaginado y más. La mezcla de lo antiguo y lo moderno, los neones brillantes junto a los templos tradicionales, el ritmo rápido de la vida urbana combinándose con la calma que sentía en el ambiente. Era una mezcla embriagadora que me dejaba sin palabras.

-Es como si estuviera en una película -comenté, todavía absorta en la vista.

-Una película en la que tú eres la protagonista -añadió Aitana, mirándome con cariño. -He estado esperando este momento, ver tu reacción, y te juro que supera todas mis expectativas.

No pude evitar sonreír.

-Gracias por esto, Aitana. Por cumplir este sueño mío... nuestro sueño.

Ella apretó mi mano, su mirada llena de ternura.

-Este es solo el comienzo, Violeta. Vamos a hacer que este viaje sea inolvidable.

Cuando llegamos al hotel, un ryokan tradicional, me encontré en un mundo completamente nuevo. El silencio del lugar, la arquitectura minimalista con su tatami y puertas corredizas de papel, me hizo sentir como si hubiera viajado en el tiempo. Dejamos nuestras maletas y nos preparamos para nuestra primera aventura: un paseo por los jardines del templo Senso-ji en Asakusa.

El sol empezaba a asomarse cuando llegamos al templo. A esas horas de la mañana, el lugar estaba casi desierto, lo que lo hacía aún más especial. Caminamos juntas por los jardines, donde la belleza serena del paisaje me dejó sin aliento. El sonido suave de un riachuelo, los cerezos que empezaban a florecer, y el imponente templo que se alzaba frente a nosotras, todo parecía sacado de un sueño.