Era de noche y llovía con fuerza, los relámpagos iluminaban el cielo y las olas azotaban las rocas de la isla.
Sereyra se encontraba leyendo en el salón de Rocadragón cuándo escuchó un rugido sumamente cerca. Su primer pensamiento fue que quizá algún dragón había abandonado alguna cueva. Pero se llevó una sorpresa al ver que tenía visita tras escuchar el portón principal de la fortaleza. Sus guardias abrieron y anunciaron la llegada de su visita.
—¿Qué hacéis aquí? —preguntó Sereyra con firmeza.
—Necesito que hablemos.
—Estáis calada —no pudo evitar decir. Pues Rhaenys estaba chorreando de agua. —Enfermaras si sigues así. Daos un baño, mis doncellas la darán algo que poneros. Estaré leyendo en el salón. Llamad a las doncellas si necesitáis algo.
—Gracias.Sereyra se sentó en el salón para a los pocos minutos escuchar a alguien tras ella.
—¿Qué? —dijo la heredera conociendo el sonido de los pasos de su más leal guardia y consejero.
—Problemas en el mar, alteza.
—¿En el mar? Ser Eneor, hay una tormenta.
—Barbaros quieren tomar vuestra isla. Quieren aprovechar la tormenta para...
—Despistar, lo sé. Quedaos aquí y proteged a la princesa Rhaenys. Tiamat y yo nos ocupamos.
—Tened cuidado alteza. Son fieros, no tienen piedad.
—No os preocupéis. Yo tampoco.La heredera bajó a toda prisa y subió a Tiamat quien ya estaba muy alterada.
—Vamos cielo, vamos a defender lo que es nuestro —dijo Sereyra a Tiamat.La hidra comenzó a nadar a toda velocidad siendo azotada por las olas. Sereyra había estado en infinidad de guerras marítimas en medio de tormentas pero esta tormenta era especialmente fuerte, agresiva y peligrosa. La mujer se tambaleaba sobre la hidra mientras lanzaba lanzas e hidra destrozaba los barcos. Eran más de los que la hubieran atacado nunca y su flota no podía ayudarla debido a la tormenta. Entonces vio un as de luz hacer arder varios barcos enemigos uno tras otro. Cuando algo de humo se disipó vio a la inconfundible Meleys sobrevolar el lugar.
Ambas acabaron con los bárbaros que pretendían tomar la fortaleza de la heredera. Sereyra bajó en la orilla y se dio cuenta de que tenía un arpón clavado en el abdomen.
—Mierda —dijo al verse las manos llenas de sangre tras tocarse el abdomen.
Rhaenys justo bajaba de Meleys también en la orilla y tomó a Sereyra antes de que cayera al suelo.Cogió en sus brazos a la heredera y corrió escaleras arriba para llegar con los maestres a toda prisa.
—Es una herida muy fea.
—Es la heredera. Debéis... ¡salvadla! —sentenció Rhaenys.Gracias a su rápida acción los maestres sacaron el arpón del abdomen de Sereyra y lograron estabilizarla.
—¿Cuándo despertará?
—No debería tardar mucho.
—¿Qué pasará si tarda?
—Alteza...
—¿Hay algo más que podáis hacer? —preguntó y los maestres negaron. —Pues dejadnos a solas —ordenó.Rhaenys se sentó en el borde de la cama donde Sereyra se encontraba.
—Vine hasta aquí porque no pude evitar... No pude evitar que se me encogiera el corazón cuando hablamos en la corte. Llevamos años enemistadas. No puedo seguir así. Sé que fuí una cobarde. Pero creía que no tenía elección. Tenía miedo de que hubiera consecuencias para ambas si lo nuestro se sabía. Tenia miedo de... De todo. Durante años he estado engañándome, una y otra vez, una y otra vez. Repitiéndome que no me importaba estar lejos de ti. Que ya no te recordaba. Pero era una vil mentira. Era todo mentira... Agradecí a los dioses que no acudieras a los torneos cuando nacieron mis hijos o a los de mi día del nombre porque sabía que verte me haría daño. Te he evitado porque no quería afrontar la realidad. Pero no puedo ocultarlo más, me está consumiendo. Va a acabar conmigo. Cometí un error, Sereyra. Un error que no sé si algún día podré enmendar. Sé que te hice daño, dañé a alguien que amaba y necesito tu perdón para poder seguir sin volverme completamente loca...
—Te perdono... Me has salvado la vida, estamos a mano—dijo sonriendo levemente. Rhaenys se giró y la abrazó colocando su cabeza en el pecho de Sereyra.La heredera tiró de Rhaenys y la hizo acostarse a su lado.
—Estoy empapada otra vez —dijo Rhaenys.
—No me importa —dijo abrazándola. —Quedaos aquí esta noche —pidió. —Solo esta vez... Yo también lo siento... Os juzgue durante años sin saber qué habría hecho yo en esa situación. Me dolió, es cierto. Pero estáis perdonada. Quedaos esta noche conmigo.
—¿Segura? —preguntó Rhaenys mirándola muy cerca de su cara.
—No quiero que os vayáis, no quiero dormir sola —dijo Sereyra sonriendo acariciando la cara de Rhaenys. Ambas rozaron sus narices y sonrieron. Entonces Rhaenys volvió a colocarse en su pecho.
—Serey...
—No habléis... Ahora no —dijo la heredera. —Demonos una tregua esta noche, creo que lo merecemos. Mañana podemos odiarnos o... Lo que sea... Pero no pensemos en la corte, La Capital o... En cualquier otra cosa. No somos Targaryen por esta noche...Rhaenys asintió y se acurrucó en el pecho de Sereyra.
Ambas durmieron hasta la madrugada. Rhaenys se despertó varias veces durante la noche preocupándose por la herida de Sereyra. Esta, en cambio, jamás había dormido tan bien como lo hizo entre los brazos de la princesa Rhaenys. Sabía que vivía una fantasía. Que al llegar la primera luz del sol ambas deberían volver a las realidades que las ocupaban.
Sereyra fue la primera en despertarse con los rayos del sol. Al abrir los ojos vio a Rhaenys durmiendo en su pecho. Le dolía el abdomen. Pero su herida seguía bien.
El golpe de realidad fue como un jarro de agua fría. Estaba herida, la princesa Rhaenys sobre ella y ambas deberían volver a sus vidas lo antes posible. Al final... Sereyra volvería a surcar los mares y Rhaenys los cielos.
Por un segundo Sereyra se permitió imaginar qué habría pasado si Rhaenys la hubiera escogido. Si no hubiera aceptado el matrimonio que se le impuso. O si este no se hubiera impuesto. La princesa despertaría sobre su pecho cada día. Sereyra sabía que no era más que una fantasía. Pero le habría gustado que fuera real.

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EL DRAGÓN DEL MAR (Rhaenys Targaryen)
RomanceDicen que su sombra al horizonte atemorizaba a los marineros. Que en cuanto la veían estos comenzaban a despedirse. Pues sabían que se trataba de sus últimos momentos en alta mar. Es dicho que los Targaryen están cerca de los dioses. Esto se debe a...