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Sereyra, tras pedir a Rhaenys que pensara en su propuesta, tuvo que reunirse con unos mercaderes de Essos permitiendo a Rhaenys que explorara Rocadragón a voluntad.

—Llevas todo el día con el tema de los barcos —dijo Rhaenys acercándose a Sereyra en el balcón de Rocadragon.
—He estado muy ocupada. No ha sido un buen día para una visita. Lo siento. Espero que al menos hayas disfrutado tu estancia.
—Tu sobrina y Alicent son agradables. Hemos volado juntas. Íbamos a esperarte para el almuerzo, pero no llegaste.
—Perdona. Estos asuntos debían ser solventados hoy. No podía retrasarlos. ¿Pasarás la noche?
—¿Es una pregunta o una propuesta?
—Un ruego —dijo Sereyra girándose mirando a Rhaenys a los ojos.
—No es digno de la heredera —bromeó.
—Como si algo lo fuera —bromeó Seryera.
—¿Tu herida?
—Está perfecta.
—Es un milagro dado a que no has seguido las indicaciones de los maestres.
—Voy a nadar a la cueva antes de que se ponga el sol. ¿Vienes?
—Deberías ir a dormir, aunque solo fuera una siesta —dijo Rhaenys. —No has descansado.
—Es de día, quiero nadar. ¿Me acompañas?
—Sereyra...
—Por favor —dijo acariciando el cuello de la princesa muy cerca de sus labios.
—Me estás manipulando —afirmó Rhaenys.
—Sé cuánto te gusta nadar conmigo. Acompáñame y me desnudaré para ti —dijo mordiendo el lóbulo de la oreja de Rhaenys.

La princesa tomó la cara de Sereyra y la besó profundamente. Sereyra entonces se separó y entró a las escaleras ocultas que la llevarían a la playa, no si antes girarse a Rhaenys, morderse levemente el labio y hacerle un gesto para que la siguiera.

Rhaenys sabía que Sereyra estaba consiguiendo lo que quería. Pero deseaba poseerla más que cualquier otra cosa en ese momento. Por lo que la princesa la siguió sin dudar demasiado.

Tras andar por la playa llegaron a la cueva oculta. Al llegar, Sereyra se giró a Rhaenys y comenzó a desnudarse lentamente, mirándola a los ojos. Tras terminar, saltó sin titubear al agua.

Rhaenys se acercó y se sentó dejando sus pies dentro del agua. Sereyra entonces subió a la superficie y se apoyó en los muslos de Rhaenys. Esta última se inclinó y volvió a besarla.

—Entra conmigo —pidió Sereyra contra sus labios comenzando a desatar el camisón que llevaba la princesa. Rhaenys la ayudó de buen grado y entró al agua sin pensarlo demasiado.

Sereyra empujó a Rhaenys hasta sentarla en unas rocas que dejaban la parte superior de su torso fuera del agua. La heredera se colocó a horcajadas sobre la princesa y comenzó a besarla. Rhaenys colocó sus manos en cintura de Sereyra y tiró de ella.

La heredera bajó sus besos hasta el cuello de la princesa y continuó bajando hasta meter uno de sus pezones en su boca, haciendo gemir a Rhaenys. Esta bajó una de sus manos hasta la entrepierna de Sereyra. Posteriormente comenzó a frotar su clítoris sin titubear. Esto hizo que Sereyra mordiera levemente el pezón de Rhaenys y posteriormente gimiera.

La princesa introdujo sus dedos en Sereyra y comenzó con su pulgar a presionar el clítoris de esta.

La heredera comenzó a gemir y a moverse sobre los dedos de la princesa para obtener más profundidad.

Rhaenys besó a Sereyra mientras esta montaba sus dedos y la última no tardó en venir gimiendo sobre la boca de Rhaenys.

Con la respiración agitada. Sereyra se movió para que Rhaenys sacara sus dedos de ella y volvió a besarla.

—Deberías ir a descansar —dijo Rhaenys.
—Es tu turno —suspiró Sereyra.
—Podemos terminar esto luego, estás agotada.
—Deseo más hacerte venir que dormir —aseguró la heredera. Tiró de Rhaenys y le indicó que se colocará un par de rocas más arriba quedando casi por completo fuera del agua. Sereyra entonces se colocó entre sus piernas y comenzó a besar el interior de sus muslos.

Rhaenys gimió apretando las rocas de su alrededor con las manos deseando que Sereyra se centrara de una vez en su punto de placer.

—Mírate —dijo Sereyra. —He extrañado está vista...
—Sereyra, por favor... —pidió Rhaenys con dificultad.
—Estás en el lugar secreto de la mujer mas poderosa de poniente con ella arrodillada ante ti...
—Soy muy afortunada, sin duda, pero lo sería más si me dieras lo que necesito —dijo Rhaenys incorporándose mínimamente y mirando a Sereyra a los ojos.
—Pídemelo. Dime lo que quieres y te lo daré, querida mía.

Rhaenys estaba tan mojada, tran necesitada. Que ni si quiera lograba articular una frase coherente en su cabeza.

—Por favor, mi reina, te necesito.
—¿Qué necesitas? —preguntó Sereyra acariciando al rededor del punto de placer de Rhaenys pero sin tocar la parte clave.
—Tu boca, tus dedos... Por favor. Por favor.
—¿Cómo podría negarte algo si me ruegas así? —dijo Sereyra presionando son su pulgar sobre el clítoris de Rhaenys, haciéndola gemir profundamente.

La heredera entonces. Introdujo dos dedos, que debido a la humedad de Rhaenys fueron fácilmente acompañados por un tercero. Y colocó su boca sobre el clítoris de la princesa, comenzando a mover sus dedos al compás en la vagina de la misma.

Rhaenys arqueó su espada y echó su cabeza hacia atrás. Con una de sus manos se mantuvo firme y la otra la llevó al pelo de Sereyra para cree pas presión de la lengua de la misma en su clítoris.

No hicieron falta muchas estocadas hasta que Rhaenys se corrió en los dedos de la heredera gimiendo de placer.

Tras terminar, la heredera besó a Rhaenys con suma delicadeza. Con un beso sin ningún otro significado más que mostrarle que era suya, que quería serlo por el resto de los días, más que cualquier otra cosa que hubiera querido antes.

Sereyra acarició la cara de Rhaenys con una delicadeza que nadie más que ella tenía. Y posteriormente besó su nariz para a continuación alejarse un poco y sumergirse en el agua.

Rhaenys, siguió a Sereyra y al llegar hasta ella, la heredera la recogió en sus brazos. Ambas se quedaron en silencio, pegadas a la otra en el interior del esa cueva.

EL DRAGÓN DEL MAR (Rhaenys Targaryen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora