EL DRAGÓN DEL MAR (Rhaenys Targaryen)

19

—¿Cómo estás? —pregunto Sereyra a Rhaenys tras saludar a los hijos de esta y andar con ella al interior de la fortaleza. —¿Has hablado con Corlys?
—No se lo ha tomado bien, ha gritado, ha roto un cáliz y nos ha mandado al cuerno a ti, a mí y al rey. Después se ha ido a su barco y dijo que no consentiría tal cosa por lo que deduzco que viene hacia aquí. Le vi cuando volvía con Meleys.
—¿Cuánto tardará? Viserys me dijo que estaba en los peldaños.
—Era su intención irse, había avisado al rey para ello, pero ha cambiado el rumbo. Llegará antes del amanecer a si que supongo que se reunirá con el rey por la mañana.
—Y... ¿Estás bien? —preguntó Sereyra mirándola con preocupación.

Rhaenys entonces se detuvo en un pasillo intransitado, tomó la cintura de la heredera y la pegó a la pared para besarla profundamente. Sereyra, aunque asombrada por el gesto, dejó caer sus brazos al rededor del cuello de la princesa.

Tras unos segundos de besos, ambas se separaron.

—Nunca he estado mejor —dijo Rhaenys. Sereyra intentó no hacerlo, pero no pudo evitar la amplia sonrisa que se le escapó. —Eres la única persona a la que se verdad he deseado. La única de la que me he enamorado.
—Entiendo lo que dices —dijo Sereyra acariciando el cabello de Rhaenys. —Me pasa a mí también.

En ese momento ambas escucharon pasos y se separaron al instante.

—Sereyra. ¿A dónde has ido? —se escuchó al final del pasillo, y a penas unos segundos después apareció Viserys. —Vaya, aquí estás.

—Estábamos charlando, ya sabes —dijo Sereyra.
—Puedo verlo... Tenemos consejo querida. Que bien verte, prima. Dado que este tema te involucra, espero verte en el consejo.

Viserys se giró y se marchó antes de que alguna pudiera contestar.

Sereyra miró a Rhaenys durante un momento y seguidamente suspiró rodando los ojos.

—Sabía que tarde o temprano iba a tener que enfrentar a esos fósiles vivientes... —soltó haciendo reír a Rhaenys. —¿Vendrás?
—Por supuesto. Cómo no hacerlo cuando es mi mano la que se discute —bromeó la princesa. Pero Sereyra a miró con pena.
—Rhaenys no estás obligada a casarte conmigo. Si quieres divorciarte de Corlys y tener un hueco en el consejo puedes hacerlo. Quiero que seas libre...
—Sereyra, solo bromeaba —dijo Rhaenys colocando sus manos en las mejillas de la heredera. —Estaré a tu lado y te defenderé de esos buitres si es necesario. Y en cuanto sea posible, nos casaremos.
—¿Es lo que quieres? Porque si no lo es me retractaré. No habrá rencor y podemos seguir igual...
—Es lo que quiero —dijo Rhaenys. Inevitablemente, Sereyra sonrió de nuevo. Dio un último beso a la princesa y ambas se fueron a sus respectivos aposentos para darse un baño y cambiarse en el menor tiempo posible. Tras hacerlo se dirigieron a la reunión del consejo. Ambas encontrándose por fuera de la puerta del mismo mientras Sereyra terminaba de ponerse sus zapatos con prisa y aún tenía el cabello algo húmedo sin peinar.

—¿Cómo es posible que no te haya dado tiempo? —preguntó Rhaenys perfectamente arreglada. Aunque con un recogido sumamente sencillo hecho por las doncellas debido a la rapidez.
—Me despisté en la bañera —rió Sereyra.

Ambas entraron al lugar siendo observadas por los presentes.

—Buenas noches —dijo Sereyra. —Hay ciertos temas que debemos discutir.
—Vuestro hermano nos ha hecho un breve preámbulo —dijo uno de los miembros.
—Empezad a quejaros, pues —dijo Sereyra al notar el tono de este mientras se sentaba al lado de Rhaenys.
—Vuestro padre ha dicho que teníais un anuncio —intervino Lord Westerling siempre leal a la heredera.
—Así es mi querido comandante. Voy a desposarme.

El consejo entonces comenzó a aplaudir.
—Esa es una noticia magnífica alteza —dijo el gran maestre.
—¿Quién es el afortunado? —preguntó uno delos miembros.
—Voy a casarme con la princesa Rhaenys Targaryen tras deshacer su matrimonio con Corlys Velaryon.