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—¡Sereyra! —exclamó Viserys.
—Dime Vi... —dijo esta incorporándose. Se había quedado prácticamente dormida en la mesa del consejo y no se había dado cuenta. —Disculpad, mi rey —se corrigió a sí misma para aparentar la formalidad necesaria en el consejo.
—Hace años que trajisteis el último ejército. Los inmaculados se asentaron bien en Harrenhal pero... —dijo uno de los miembros.
—Pero ¿qué? Si queréis más hombres traedlos vos mismo —dijo Sereyra. —Además son mis hombres. Solo acatan mis órdenes. No es un regalo para el reino sin protección para mí.
—Pero mi reina, domináis Essos. Sería prudente expandirnos a...
—¿A Sothoryos y Ulthos? ¿Pretendéis mandar a vuestra futura reina a continentes desconocidos para que os cebéis con su oro? Ni hablar. Y si decidiera tomarlos no veríais ni una maldita moneda.

La reunión terminó y Sereyra, hastiada como de costumbre. Salió del lugar en cuanto pudo. La última hija a la que Alicent había dado a luz, llamada Helaena, tenía ya cinco días del nombre y Sereyra pretendía ir a ver a la pequeña.

Nada más hacerlo encontró a Rhaenyra andando hacia ella. Esta tenía una carta y los ojos llorosos.

—Nyra... —dijo Sereyra. —Cariño mío, ¿qué pasa?

Esta le enseñó la carta. Al abrirla, Sereyra pudo observar cómo anunciaban la lamentable muerte de Ser Harwin Strong en Harrenhal.

Sereyra levantó la vista y abrazó a Rhaenyra con fuerza. Sabía cuánto lo amaba. Sabía lo que él había significado para ella, al igual que para Alicent, aunque los progenitores de los niños fueran Alicent y Harwin, Rhaenyra había sido también una madre para ellos y pese a haber dedicado sus años a curtirse en la batalla, los amaba, tanto como a sus amantes.

—Lo lamento mucho... ¿necesitas hablar?

Rhaenyra asintió y juntas se dirigieron a los aposentos de la heredera.

—Ten —dijo Sereyra sirviéndole una copa de vino y sentándose a su lado en el gran sofá. —¿Cómo están los niños?
—Con Alicent —dijo Rhaenyra. —Lloran a su padre...
—Naturalmente... ¿y Alicent?
—Mal... Debería estar con ella. Pero no quiero que me vea así.
—¿Y estáis bien?
—Sí, nos amamos. Y amamos a los niños. Pero comenzamos a aspirar a cosas distintas. Quiere ser una madre a tiempo completo y yo... Yo soy un caballero. Como te dije un día.
—Rhaenyra, creo que deberíais hablar.
—Para ti es fácil —sonrió Rhaenyra de lado. —Rhaenys y tú sois perfectas. Dos partes de un todo...
—No somos perfectas, Rhaenyra —dijo Sereyra. —Pero la quiero más de lo que jamás he querido a alguien. Más de lo que me quiero a mí misma. Y quiero que esté bien. Intentamos no tener secretos con la otra.
—Cuando todos estemos mejor... ¿pueden pasar los niños unos días en Rocadragón? Creo que a Alicent y a mí nos vendría bien un poco de soledad la hablar.
—No tienes que preguntarlo, Nyra. Puedes mandarlos cuando lo necesites. Rhaenys y yo los adoramos.
—Rhaenys... ¿Por qué no ha venido esta vez?
—Teníamos visita de sus nietas, se quedarán mientras Daemon y Laena están en Essos. Ya no son unas niñas pero les encanta pasar tiempo con su abuela —sonrió Sereyra. —Yo he venido porque no he tenido elección.
—¿Puedo ayudarte en algo?
—No, descuida. Debo reunirme con alguien en la mayor brevedad posible. Te en cuanto vuelva.
—Gracias, Sereyra. Durante todo este tiempo... Has sido como la madre que perdí. Sé que ella te agradecería lo que has hecho por mí.
—Te quiero mucho, Rhaenyra —dijo Sereyra abrazándola con fuerza.
—¿Nos acompañarías al funeral de...
—Claro. Cuenta con ello. ¿Cuándo es?
—Mañana.
—Iré con vosotros. Mandaré un cuervo a mi esposa. Llevará a Rhaena y Baela, siempre han sido unidas a Jace y Luke.

Le heredera tuvo que marcharse y ando por las calles oculta, acompañada por Lord Harrold Westerling, hasta llegar a la casa de Mysaria.

—¿Queréis que espere fuera? —preguntó el Lord comandante cuando Sereyra tocó en la puerta.
—Podéis pasar, más mi reunión debe ser en privado. Ya sabéis...
—Descuidad alteza, estoy para serviros.
—Gracias —sonrió Sereyra.

La puerta se abrió y la heredera entró rápidamente seguida por su Lord Comandante.

Mysaria esperaba en la planta de arriba, por lo que Sereyra se dirigió a donde sabía que estaba.

—Buenas tardes alteza —dijo.
—Buenas tardes, Mysaria —dijo Sereyra. —¿Qué puedes contarme?
—Planean quitaros del medio. Otto Hightower lidera la traición con la ayuda de Criston Cole y algunos otros hombres del consejo. No conozco los nombres de todos ellos...
—¿A quién quieren sentar en el trono si me matan?
—Lo desconozco aún. Más estoy segura de que han estado detrás del asesinato de Harwin Strong.
—Lo sé. Un incendio en Harrenhal... No tiene sentido.
—Fue cosa de Larys Strong, alteza. Es el único que puede entrar a Harrenhal sin llamar la atención y se marchó antes del amanecer la noche del incendio.
—Ese maldito cojo... Mi hermano aún vive. ¿Qué quieren hacer con él?
—Esperar. Está enfermo, es cuestión de tiempo. Debéis estar preparada.

Sereyra hundió la cabeza en sus manos y tomó aire tratando de mantener la compostura. Ciertamente había visto como Viserys se marchitaba poco a poco. Pero quería creer que habría algún modo de salvarlo. Sabía que estaba siendo necia consigo misma, su hermano había perdido parte de su cara y caminaba con dificultad.

—Alteza... —dijo Mysaria.
—Estoy bien... —dijo está incorporándose y limpiándose rápidamente las lágrimas. —Estoy bien.
—Sé lo mucho que amáis a vuestro hermano. Y que esto debe ser duro. Pero los maestres no dan muchas esperanzas. Cuando fallezca seréis coronada y tenéis que estar lista para la traición que se planea.
—Lo estaré. Pero voy a necesitar vuestra ayuda. Cuando ascienda al trono quiero que forméis parte de mi consejo.
—¿Qué? Alteza...
—Sería un honor para mí. Me habéis demostrado lealtad.
—Vos me salvasteis la vida, de no ser por vos no tendría lo que tengo. Habéis dado todo por mí y por esta gente. Mostrasteis piedad cuando nadie lo hacía.
—Conocéis lo que pasa en la ciudad mejor que nadie. Os necesito.
—Avisadme e iré a vuestro llamado. Y me honráis enormemente.
—Gracias —dijo Sereyra levantándose y abrazando a Mysaria. Sorprendiéndola.

Tras unos segundos ambas se separaron y se miraron por un momento. Tras ello, Sereyra volvió a la fortaleza.

EL DRAGÓN DEL MAR (Rhaenys Targaryen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora