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—¿Estás nerviosa? —preguntó Alicent ayudando a Sereyra con su peinado.
—Nerviosa es poco. Estoy sudando por todas partes —dijo la reina tomando una servilleta de tela y limpiando entre sus pechos y su cuello.
—Hace ya más de dos lunas que os prometisteis —dijo Alicent terminando de colocar el pelo de la heredera. —La ley ha sido un antes y después para el reino. Serás una reina inigualable.
—No estoy nerviosa por la ley o el trono sino porque me caso —dijo Sereyra girándose. —Me caso con Rhaenys. ¿Sabes el tipo de mujer que es Rhaenys? Es fiera... en todos los aspectos... Es una de las mujeres más poderosas del reino, una guerrera, hermosa, inteligente, espectacular y... Es... un sueño. Jamás pensé que aceptaría. Creí que me diría que no.
—Sereyra eres la mujer mas bella del mundo conocido —dijo Alicent. —Todos lo dicen.
—Eso es que no la han visto —dijo Sereyra haciendo sonreír a Alicent.
—No estes nerviosa —dijo la más joven. —He visto como te mira desde que vive aquí. En realidad vi como te miraba desde el primer día... Creí que querías que la boda fuera mas pública.
—No, nuestro matrimonio ya es público, quería que esto fuera privado. Solo con los mas allegados y no con estupidos señores de todos los valles adulandome falsamente.
—Tienes toda la razón —dijo Alicent mientras Sereyra se levantaba.
—¿Cómo estoy? —preguntó la heredera.
—Jamás te he visto tan bella... Irradias una luz inigualable.

En ese momento la puerta se abrió y Rhaenyra se encontraba tras ella.
—Ya están todos aquí —dijo Rhaenyra. —Y tu prometida está nerviosa, aunque no me lo dirá. Pero sé que quiere verte.
—Debe esperar. Trae mala suerte —dijo Alicent.

—¿Ya estás lista? —preguntó Laena entrando. —Por los dioses, estas bellísima.
—Gracias ¿y tú madre?
—Está bellísima también. Aunque algo nerviosa.
—¿Creéis que se estará arrepintiéndo?
—¿Bromeas? ¿No has visto como te mira? —dijo Laena haciendo que Alicent y Rhaenyra asintieran.
—Me ha dicho que te de esto —dijo dándole a Sereyra un delicado colgante que siempre llevaba.
—Pero si no se lo quita nunca —dijo Sereyra. —Tomad. Dadle el mío.
—Hecho —sonrió Laena.
—Te acompaño —sonrió Rhaenyra marchándose junto a Laena.

Entonces Sereyra miró a Alicent mientras esta observaba cómo se marchaban las otras dos chicas.

—No tienes que estar celosa, solo son buenas amigas. —dijo Sereyra.
—No lo estoy, es solo que... Está rara últimamente.
—¿A qué te refieres?
—Está última semana... No lo sé. Serán cosas mías.
—Puedes contarme lo que necesites, Alicent.
—Es solo inseguridad...
—Deberías decírselo. Si tiene actitudes que te hacen sentir mal deberíais hablar.
—No quiero ser una exagerada.
—No creo que lo seas solo por tener una conversación. La comunicación es la base...
—Sus hijos han aceptado vuestro compromiso con gusto.
—Ya no son unos niños y saben cómo es su padre... Quieren la felicidad de Rhaenys, al igual que yo.
—Intentaré hablar con Rhaenyra cuando termine la fiesta.
—Creo que es una buena decisión. Estate tranquila, por como habla de ti, sé que te quiere.
—Ojalá algún día hagamos lo que tú y Rhaenys hoy.
—Seguro que sí.

Alicent dejó sola a Sereyra para que esta terminara de arreglarse y pudiera pensar un poco. Tan rápido como quedó sola, la heredera tomó una llave y abrió uno de los pasadizos que daba directamente a la habitación en la que Rhaenys se estaba arreglando. Andó hasta esta a través del pasadizo rápidamente, chocando con alguien cuando estaba a punto de llegar.

—¿Sereyra? —preguntó Rhaenys en la penumbra del pasadizo.
—Rhaenys —musitó Sereyra. Entonces la princesa tiró de ella hasta su habitación. —Alicent nos matará si nos ve juntas —rió.
—Pues que no nos vea. Eres la mujer más hermosa de los siete reinos —dijo Rhaenys besando a Sereyra y pegándola a la pared de la habitación. —Y a partir de hoy serás sólo mía.
—Ya lo soy, cielo —dijo Sereyra antes de besar a Rhaenys de nuevo.

A tientas llegaron a la cama donde Rhaenys empujó a Sereyra y amontonó las faldas de su vestido de boda en su cintura. La heredera abrió las piernas cuando Rhaenys le indicó que lo hiciera y la princesa sin esperar besó el punto más débil de Sereyra, haciéndola arquear su espalda y gemir de placer.

La lengua de Rhaenys comenzó a moverse duramente contra el clítoris de Sereyra, sin piedad ni pausa. Tenían poco tiempo y deseaba hacer venir a su futura esposa por última vez antes de oficiar el matrimonio.

Sereyra vino en tiempo récord debido a los movimientos de Rhaenys y tiró de ella para que la besara. Al hacerlo, la heredera coló su mano bajo las faldas de la princesa y al notar la humedad creciente entre sus piernas, introdujo dos dedos en su vagina y llevó el pulgar al clítoris de la misma. Rhaenys comenzó a montar los dedos de Sereyra sin dejar de besar a la heredera, mientras esta con su otra mano apretaba uno de los pechos de Rhaenys por encima del vestido.

La princesa tampoco tardó en llegar al éxtasis y mordió el labio inferior de Sereyra mientras se corria sobre sus dejos, dejando una pequeña herida en él.

Sereyra sacó sus dedos de Rhaenys y los chupó provocando a la princesa, a quien no le hubiera importado retrasar la ceremonia si así pudiera devorar a Sereyra una vez más.

—Te he hecho daño —dijo Rhaenys viendo una pequeña herida con sangre en el labio de la heredera.
—Ni me he enterado —dijo Sereyra antes de besarla de nuevo. —Quien lo vea sabrá que te pertenezco. —dijo a punto de desatar el corsé de Rhaenys.
—No —dijo Rhaenys quitando la mano de Sereyra. —Me encantaría, pero no tenemos tiempo.
—¿Segura? —dijo de manera coqueta.
—No me provoques y vuelve a tus aposentos —dijo Rhaenys dando un último beso a Sereyra y levantándose.
—Podrían esperar un poco.
—Me tendrás toda la noche, querida. Y el resto de nuestros días —dijo Rhaenys intentando arreglarse el peinado que habían hecho las doncellas y que ahora se encontraba algo deshecho.
—Déjame a mí —dijo Sereyra colocándose tras Rhaenys en el tocador y de manera diestra y rápida arreglando el peinado de la princesa, para, al terminar, arreglar el de ella misma. —Supongo que te veré enseguida —dijo besando a Rhaenys antes de marcharse a través del pasadizo.

EL DRAGÓN DEL MAR (Rhaenys Targaryen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora