Mentir, vivir, amar

Capítulo 29 : Perdiendo el contacto

capítulo
"¿Donde está todo el mundo?..."

Sasha deambula por el patio de entrenamiento hasta que llega a la cabaña del comedor.

Vacío.

Ella camina entre las mesas y toca la madera sólo con las yemas de los dedos.

"¡Oye, chica patata!"

-Eren, simplemente ignóralo.

"Debe ser Reiner quien hizo esto, él es el único que se enoja por el ajedrez".

"No me gusta. Simplemente la encuentro bonita. Las coletas sueltas son bastante lindas..."

"Hoy podría nevar. Bertholdt dormía con la cabeza en el suelo."

Se ve a sí misma hablando de nuevo con cada uno de ellos, pero son sólo fantasmas, ilusiones, recuerdos.

¿Estoy muerto?

Curiosamente, esa idea no hace que Sasha se asuste. Al contrario, se siente muy relajada. Como si flotara boca arriba.

Sale de la cabaña y se dirige al dormitorio de las chicas. En el camino, oye el eco de unas voces lejanas.

"¡¿Que estabas pensando?!"

Sasha mira hacia arriba, el sonido viene de allí. El cielo nocturno parece la superficie del lago al que solía ir de vacaciones con su padre.

—No culpes a Mikasa, ¡al menos ella estuvo allí para ella! ¡La abandonaste y ella tuvo que pasar por este infierno una segunda vez por tu culpa!

Sasha se detiene en los escalones del porche. Están congelados. Levanta la vista y ve que toda la estructura está cubierta de hielo.

Ella tiene que derribar la puerta, pero una vez hecho esto, ve a quien esperaba encontrar allí.

"Hola Annie", la saluda Sasha.

Ella se sienta en la misma cama, pero con la máxima distancia.

"Ey."

Ambos miran hacia otro lado y observan la habitación congelada.

-¿Estamos muertos?-pregunta Sasha.

—No, realmente no —responde Annie.

Se quedan en silencio un rato hasta que Sasha le vuelve a preguntar:

¿Los oyes tú también?

"¿OMS?"

"Jean, Levi, Hange, Eren... Esas son las voces que más escucho", dice Sasha.

Annie mira hacia arriba y responde.

—No los oigo, no. A veces oigo a Armin o a Hitch, pero es muy raro.

Sasha mira hacia abajo.

"¿Estás en mi cabeza?"

-¿Tiene importancia? -pregunta Annie.

Cuando Sasha comienza a preguntarse, la mujer rubia suspira y se levanta.

—¡Espérame! —la detiene Sasha.

"No me voy. De todos modos no puedo irme de este lugar".

"¿Por qué?"

"Porque no quiero enfrentarme a lo que está afuera", confiesa Annie.

—Pero desde fuera los oímos mejor —dice Sasha, dando unos pasos hacia la puerta—. Ven conmigo.

Annie sacude la cabeza y se cruza de brazos. Mantiene la mirada fija en su anillo, que acaricia constantemente con el pulgar.