Alexitimia

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Alexitimia: Inhabilidad para describir las emociones de manera verbal.

Kiyoto regresaba del trabajo, agotado por varias reuniones que había postergado durante un tiempo

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Kiyoto regresaba del trabajo, agotado por varias reuniones que había postergado durante un tiempo. Hizo las preguntas habituales a Danyi sobre el omega, recibiendo noticias un poco más alentadoras. Desde el día que había hablado con él, Ren había comenzado a comer mejor, aun no salía de la habitación, pero al menos Kiyoto estaba tranquilo sabiendo que estaba comenzando a alimentarse mejor.

– Ren, ¿Como estas?. – hablo detrás de la puerta, como siempre.

– Estoy bien, no tengo hambre, no quiero salir o hablar contigo ¿Algo más?. – respondió de mala gana.

– No, ya sabes donde estoy por si necesitas algo.

De inmediato supo que no era un día bueno para Ren, así que solo caminó hacía su habitación, era grande, con colores obscuros y sobre todo fría. Toda su casa se sentía abrumadora desde que el omega dejó de merodear por ella, ni siquiera funcionaba qué prendiera el clima, ese maldito frío no se iba con nada.

Tomo una ducha corta, coloco su pijama y salió al balcón, dispuesto a fumar, coloco ambas manos en su rostro permitiendose soltar un grito cargado de frustración. Hecho su cabello aun húmedo hacía atrás y encendió el cigarrillo.

Ahora no solo tenía que lidiar con Ren, lo quería demasiado, pero su rechazo comenzaba a molestarle, si no que ahora también tenía que lidiar con su padre, quien  se la pasaba jodiendolo todos los días esperando que se disculpara con las gemelas "por haberlas culpado injustamente por la muerte del bebé".

Exhalo el humo del cigarrillo, después de que recorrió sus pulmones y se recargo en el barandal, observando la luna llena de esa noche.

No pasaron más de cinco minutos, cuando comenzó a escuchar sollozos y lamentos provenientes de la habitación de al lado. No se alarmo, hasta cierto punto se había acostumbrado a escucharlo así cada noche, sabía que si iba a intentar calmarlo solo recibiría un insulto pidiendo que lo dejara solo.

Suspiro, volviendo a mirar la luna, buscando alguna respuesta o algún milagro divino, apretó fuertemente la orilla del barandal hasta que sus nudillos se volvieron blancos.

– Madre luna, por favor quitale todo el dolor a mi omega y dámelo a mi, yo puedo soportarlo. – suplico desesperado, mientras continuaba observando la luna resplandeciente en el cielo.

El llanto del omega se había intensificado, taladrandole los oídos, trataba de ignorarlos pero le era imposible, tapó sus oídos buscando aislar el ruido, cerró los ojos y trato de pensar en otra cosa. Apago bruscamente el cigarrillo en el suelo y la idea maestra llego a su mente.

Si marcaba al omega, él tendría una parte de su dolor por lo que no sufriría solo.

Con esa idea en mente, bajo corriendo las escaleras buscando otro repuesto de la llave, hizo un desastre en la cocina, alarmado a Danyi quien limpiaba el comedor.

𝗞𝗶𝗯𝗼𝘂. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora