Capítulo 17: Sunday (1/3)

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Sunday pasó por una ruleta rusa de emociones desde que se reencontró con Aventurine... aunque había iniciado el día en que le dijo que su alfa ya no era más.

Recordaba lo mucho que sufrió para volver a acostumbrarse a ser un omega sin alfa. Recordaba lo doloroso que fue llevar un embarazo sin él, sobre todo cuando la única persona a su lado era su hermana. Recordaba las frías palabras de su hermana cuando hablaban de su alfa.

—¡¿Cómo pudo hacerte esto?! ¡Necesitas ir a decirle!

Sin embargo, Sunday no tenía intención de buscar a Aventurine.

—Fue mi decisión despedirme de él sin mencionarle...

Que el fruto de su amor crecía en su vientre, que no quería que lo abandonara, que quería que estuviera siempre a su lado aunque fuera un omega porque posteriormente se enteró que no era solo su omega quien lo amaba, pero ya era muy tarde. Lo había perdido para siempre.

Sin embargo, en algún punto del camino, inició a pensar en él como el villano de la historia.

«Me usó para un placer momentáneo, nunca me amó».

Y pensar eso lo destrozaba. Muy dentro de él, no quería creer que todo fue una ilusión, pero ¿qué otra cosa podría hacerlo avanzar cuando se encontraba en soledad? Había una verdad innegable y esa era que Aventurine lo abandonó. Sobre todo en sus momentos de debilidad, en las noches donde veía por la ventana de su habitación con melancolía, el dolor era imposible de ignorar.

Aventurine había elegido a alguien más.

El fruto de su amor... tal vez solo había sido el fruto de una distracción temporal por parte del hombre que aún seguía amando.

Pensar en esa posibilidad lo destrozaba.

Cuando se enteró de que tenía un negocio con él, decidió solo limitarse a hablar de él sobre lo necesario. Se preparó para ver a un omega alegre que vivía una vida de felicidad sin él a su lado y odió eso, odió sentirse así, odió a Veritas Ratio, odió no haber hecho más para ganar su amor.

No obstante, cuando lo vio en aquel restaurante, se encontró justo lo opuesto de lo que se imaginó. No era un hombre feliz, se le notaba en el semblante la depresión, tenía ojeras bajo los ojos y la sonrisa en su rostro... no parecía ser algo a lo que estuviera acostumbrado. Era como algo desconocido, una mueca no común en él.

Odió sentir lástima por él cuando lo vio así, pero más odió querer decirle cuánto lo extrañaba. Por ello, decidió solo hacer una pregunta. Le seguía doliendo y era patético pero, por más que odiara sentirse así, mayor era su deseo de volver a hablar con él, aunque fuera un poco.

—¿Te arrepientes de la decisión?

Sunday miró cada una de las expresiones que Aventurine mostró cuando escuchó la pregunta. Tuvo mucho tiempo para pensar lo que había pasado y, aunque no lo hacía menos sofocante, había llegado a la conclusión de que había sido obligado a enlazarse con el alfa. Quería volverlo el villano de la historia, quería poder odiarlo en paz, quería ser capaz de echarle la culpa del vacío insaciable en su pecho, pero no podía, no cuando lo veía frente a él, igual o más roto de lo que estaba.

—La volvería a tomar un millón de veces más.

No entendió la respuesta. Aventurine no parecía ser alguien que se fijara en el dinero y sabía que, al lado de Ratio, jamás le faltaría algo. Sin embargo, ese no era el rostro de un hombre materialista sino el de un hombre con un corazón débil... un corazón roto.

—Me... me alegro que se haya curado la enfermedad que tenías.

Aventurine habló con un tono suave y apagado, pero eso no evitó que Sunday casi escupiera su bebida ante esa afirmación. Ese alfa—ahora omega—no dejaba de sorprenderlo. Le encantaba que aún recordara ese detalle—el cambio de olor que tuvo cuando se enteró que estaba embarazado. Jamás le dijo la verdad y, pese a eso, seguía recordando la excusa que le había dado.

La Bendición de GaiathraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora