Capítulo 9: El Mayor Sacrificio

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Aventurine se odiaba.

No había ido a visitar a Sunday en toda una semana porque se sentía sucio, aunque usaba de excusa que tenía mucho trabajo.

Se había dejado llevar por las sensaciones que su omega provocaba en su cuerpo. Cuando recién inició a sentir a su alfa, pensó que no le gustaba ser salvajemente posesivo y tenía razón, las sensaciones que su omega era capaz de sentir eran mucho más placenteras que las que su alfa le provocaba, pero aquello había estado mal.

Su corazón le pertenecía a Sunday. Amaba sus ojos dorados que brillaban como el sol, amaba su cabello que tenía el mismo color que las nubes, amaba sus labios que eran más hermosos que la piel de un durazno, amaba protegerlo, amaba que lo amara, amaba tocar sus manos, amaba su humor, amaba su voz. Por Gaiathra, amaba absolutamente todo de ese omega, pero lo había traicionado al acostarse con Ratio.

No podía verlo a los ojos, no podía ir con él como si nada hubiera pasado. Se sentía indigno de su amor cuando no fue capaz de controlar sus instintos más primitivos. Fue una estupidez lo que le provocó ese desliz. En el momento, se había sentido maravilloso, pero el arrepentimiento le quedaría para siempre.

Se había limitado solo a hablar con Ratio de lo laboral e inventaba excusas cada que él lo inventaba a salir, pero no sabía si lograría soportar hasta la fecha del fin del contrato. Una semana, solo una semana más y no tendría que volver a ver a Ratio en su vida.

Pero recibió un mensaje suyo que lo desconcertó.

[Si quieres que él salga ileso, sal a comer conmigo hoy a donde siempre a las 3.]

El mensaje incluía una foto de Sunday.

Sunday... no, todo menos él. Rápidamente respondió que ahí estaría. No quería que nada le pasara a él, nunca, nunca jamás. No por su culpa ni por la de nadie más. Sunday solo merecía felicidad, él no quería causarle ningún mal.

Cuando iba de camino al lugar de encuentro, le llegó un mensaje de Sunday

[¿Podemos vernos hoy? Te extraño.]

Aventurine se mordió el labio al leer el mensaje. Él también lo extrañaba, era una sensación agridulce.

[¿Qué te parece si salimos a cenar mañana por la noche?]

[Nos vemos mañana :)]

No sabía que un mensaje tan simple sería suficiente para tranquilizarlo de esa manera.

Así que, a la hora que Ratio le dijo, Aventurine estaba ahí. No porque quisiera, no porque su omega le rogaba que fuera a los brazos del alfa, sino porque la angustia en su corazón era mayor.

Y ahí estaba Ratio, igual de sereno que siempre.

—¿Para qué me llamaste?

Se fue directo al punto. No soportaba la presión en su pecho que no le permitía respirar.

Ratio respondió lanzándole un folder a Aventurine. Cuando lo vio, inició a sudar frío.

—Tengo pruebas de todo tipo sobre los crímenes de La Familia. Lavado de dinero, tráfico de drogas, evasión de impuestos, incluso asesinato. Tú dime y te mostraré una evidencia distinta. ¿Qué crees que pasaría con Sunday y su hermana si esto se hace público?

Aventurine supo que no estaba bromeando. Tenía todo lo necesario para condenar a todos los integrantes de La Familia a una cadena perpetua.

—Puedo hacer que parezca que Sunday hizo todo eso. ¿Cómo crees que castigarían a un omega que "manchó la reputación de una organización legítima"?

La Bendición de GaiathraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora