Just the two of us

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Estos días no he podido dormir bien, y era algo evidente para todos. Antes, mis ojos tenían un aspecto de mapache, pero ahora parecían los de un fantasma en carne propia. Mi tía Caro ha estado tratando de que duerma y sospecho que quiere poner pastillas para dormir en mi comida. No hace mucho la vi llegar con un paquete de pastillas de la farmacia. Pero no quiero dormir, no puedo permitírmelo. Cada vez que cierro los ojos, la misma escena se repite en mi mente, una y otra vez. Él está allí, mirándome directamente a los ojos, sin importarle lo intenso que sea mi dolor. Solo seguía las órdenes de ella.

No solo revivo esa escena cada vez que me duermo; también tengo visiones. Ya no son como antes. Ahora se han convertido en pesadillas. Simplemente no puedo soportar el hecho de tener que revivir cada una de esas escenas.

—¡Leslie, el almuerzo está listo! —gritó mi primo Will desde la cocina.

Me levanté con esfuerzo y me dirigí hacia la cocina a paso lento. Mi ánimo estaba por los suelos y mi cuerpo, tan débil física como mentalmente, apenas respondía. Cada paso fuerte o intento de correr podría resultar en una herida. Sentía que cualquier movimiento brusco podría hacerme pedazos.

—No pareces estar muy bien, primita—bromeó mi primo, tratando de levantarme el ánimo. Yo solo le di una mirada, incapaz de mostrar siquiera una pizca de alegría ante su intento. Mis tíos observaban la escena muy atentos a ella, pero en cuanto dirigí mi mirada hacia ellos, apartaron rápidamente la vista.

—Era una broma—dijo Will, visiblemente incómodo.

Me senté a la mesa, esperando la comida. Aunque, en realidad, no sabía qué esperaba; solo iba a dar unos pocos bocados antes de retirarme a dormir nuevamente, como siempre. Al servirme la comida, sucedió tal como lo había predicho: apenas di unos cinco bocados antes de que nada más pudiera entrar en mi boca. Mis tíos intercambiaron miradas de preocupación, sin saber cómo actuar, mientras mi primo, claramente harto de la situación, rompió el silencio.

—¿Es en serio? —soltó, con evidente frustración—. ¿Vamos a ignorar el hecho de que tenemos a una persona viva, pero a la vez muerta sentada en nuestra mesa? Porque yo ya no lo soporto—dijo, rodando los ojos.

—¡Will! —exclamaron al unísono mis tíos.

—¡¿Qué?! ¡Es la verdad! No te entiendo, Leslie. Mis padres han hecho todo por ti y tú solo te comportas como una completa idiota. A veces llegas a casa y ni siquiera saludas, te diriges directamente a tu cuarto como si esto fuera un hotel. Además, te advertí miles de veces sobre Embry y no me hiciste caso. ¡Acepta las consecuencias de tus actos y deja de ser tan cobarde con el hecho de que no te ama! —gritó Will, lleno de enojo. Yo exploté.

—¡¿Y acaso crees que no sé qué cometí un error al pensar que me amaba?! ¡Lo sé, sé que soy una tonta y entiendo si no me quieren aquí, porque soy una idiota! ¡Pero eso no te da derecho a llamarme idiota solo porque realmente creí que me amaba! ¡Al menos a mí me notan, no como a ti, que solo eres la sombra de esa chica heterosexual, porque él tampoco te ama a ti! —grité, sintiendo una mezcla de furia y tristeza.

Mierda, no sé de dónde saqué las fuerzas para decir todo eso, pero había cometido un gran error. Había sacado a Will del clóset accidentalmente frente a sus padres.

—¡Suficiente! —gritó mi tía, golpeando la mesa con fuerza. Jamás la había visto tan molesta ni nos había alzado la voz de esa manera. La reacción nos dejó a todos sorprendidos.

—¡Vayan a sus habitaciones, pero ya! —exclamó con aún más enfado. Me levanté rápidamente de la mesa y salí corriendo hacia mi cuarto, con Will siguiendo mis pasos.

Una vez en mi habitación, me recosté en la cama y fijé mi mirada en el techo, intentando encontrar calma en los pequeños detalles que podía distinguir en él.

¡¿Acaso él es mi impronta?! - Embry CallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora