Crying is my hobby

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Era el día del baile, un acontecimiento muy esperado por todos los jóvenes de la reserva. Este día era crucial para mí, ya que finalmente iba a revelar mi relación con Embry a mis amigas e incluso a toda la escuela. Era consciente de que podrían surgir críticas, pero en ese momento lo único que me importaba era ser feliz con él. Si, simplemente con él.

—¡Leslie, baja que hice el desayuno! —, gritó Will desde la cocina. 

—¡Ya voy! —, le respondí. Aún vestida con mi pijama, bajé sin prestarle mucha atención a mi aspecto.

 —Dios mío, casi me asustas, pensé que eras Voldemort con peluca y nariz—, bromeó Will al verme. Observaba detenidamente mi atuendo. —Ja ja ja, qué gracioso. Ahora sírveme la comida, cenicienta—, dije sarcásticamente mientras me dirigía hacia la mesa. —No te lo tomes a pecho, pero ¿vas a ir al baile de hoy? —, preguntó curioso, entregándome mi desayuno.

—Sí, ¿por qué? —, respondí. 

—Pero tú no tienes pareja, ¿verdad? —, continuó Will, más intrigado. Me puse nerviosa al pensar en revelarle quién era mi acompañante para el baile. Él no veía con buenos ojos a Embry debido a su pasado, aunque sentía que Embry estaba tratando de cambiar y quería confiar en él. 

—Bueno, es que... Iré sola. ¿Algún problema? —, mentí descaradamente sabiendo que no podía contarle la verdad.

—No, para nada. Si no tienes pareja, puedo acompañarte si quieres—, respondió Will con una amplia sonrisa, dejándome en un dilema.

—Ehhh, bueno, es que...—, empecé a balbucear nerviosamente ante la insistencia de Will.

—Leslie, ¿hay algo que me estás ocultando? —, me cuestionó. 

—Sabes que, iré a comer a mi habitación, no te debo ninguna explicación—. Al decir esto me fui corriendo a mi habitación con el plato en la mano, dejando a Will con la palabra en la boca.

Sentía la presión de mantener en secreto mi relación con Embry, aunque deseaba compartir mi felicidad con alguien tan cercano como Will. Sin embargo, sentía que debía esperar un poco más antes de revelarlo, para que él pudiera aprender a quererlo también. ¿Entienden? Comencé a comer tranquilamente mientras disfrutaba de la lectura de uno de mis libros favoritos, Los Juegos del Hambre. Me preguntaba cómo sería vivir en una distopía similar a la del libro; siendo honesta, creo que me volvería loca. Estaba a punto de continuar leyendo cuando escuché un ruido en mi ventana. Al abrir, vi a una chica rubia con el maquillaje corrido y un aspecto completamente diferente al habitual.

—¿Lotte?—, pregunté con preocupación al verla desde arriba.

—¿Puedo... pasar? —, preguntó con la voz entrecortada.

—¡Claro, ahora mismo te abro! —. Me apresuré hacia la puerta y al hacerlo, ahí estaba ella. Con unas botas llenas de barro, pantalón estilo pijama, suéter negro y chaqueta, el cabello recogido y un poco húmedo. Parecía cansada, como si hubiera llorado todo el día. 

—Dios mío, Lotte, ¿qué te ha pasado? —. Pregunté asustada al verla en ese estado. Ella simplemente me abrazó, apoyando la cabeza en mi hombro, sollozando.

—Entra, cariño, vamos a mi habitación—. Sugestioné, cerrando la puerta y llevándola de la mano hasta mi cuarto. Se quitó las botas y se recostó en mi cama, aparté el plato y el libro para que estuviese más cómoda. Hubo un silencio incómodo que finalmente me animé a romper.

—¿Quieres contarme qué ha pasado? —. Pregunté acariciando su cabello.

—Mis padres discutieron de nuevo, pero esta vez fue peor, así que salí de casa—. Confesó, apartando la mirada. —No tenía a dónde ir, así que me dirigía hacia aquí. En el camino, un chico corpulento comenzó a seguirme. No me percaté hasta que llegamos a un lugar apartado y pude oír su voz grave. Tenía miedo y comencé a correr, pero me atrapó y me llevó al bosque... no sabía qué hacer, me sentí paralizada, me obligó a presenciar cosas que no debería haber visto... tenía mucho miedo y simplemente cedí, temía que hiciera algo peor. Me siento culpable...—. Empezó a desmoronarse, llorando más fuerte. Lo único que pude hacer fue abrazarla con fuerza, entiendo su reacción y su miedo, comprendía como se sentía al respecto y no la juzgaba por ello, muchas veces nosotros pensamos en que haremos si nos encontramos en una situación como esa, pero al final, ¿realmente tendremos la valentía de enfrentarlo, sin pensar antes que apareceremos muertas en algún lugar de esta tierra? 

¡¿Acaso él es mi impronta?! - Embry CallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora