Goodbye sweet home

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Ser una chica invisible sería increíble para mí en estos momentos, nadie te nota y no hay necesidad de decirle buenos días a esa profesora que tanto odias. No era tanto la situación de ser antisocial, me refiero a que cuando tú eres invisible puedes hacer lo que sea sin que nadie te vea, lo más tonto que te puedas imaginar, lo puedes hacer sin avergonzarte, como por ejemplo escaparte de casa y robar comida de los supermercados para sobrevivir. 

 Mi mamá decidió y tuvo la gran idea de enviarme de vuelta a la push, ya que me estaba comportando como una adolescente "rebelde" Eso dice ella, pero la verdad solo lo hizo para ocultar el hecho de que la confronte cuando uno de sus amantes trato de coquetearme mientras ella dormía. Desde que mi padre se fue de este mundo se ha vuelto demasiado inestable, tanto así que se acuesta con cualquier hombre que se le acerca en el bar en el que trabaja. 

—Empaca tus cosas, porque te vas de esta casa, ya no puedo soportar más esto— Se dirigió a mí tirándome mis maletas y ropa del closet.—Ay por favor, ni usted se cree eso, mejor váyase a duchar que huele a alcohol y a cigarrillo— Mencione esto mientras se me salía una pequeña risa nerviosa, por lo que agregue al final.

La verdad no la estaba tomando tan en serio como mi mamá creía, ella ya me había echado de la casa ya anteriores veces, lo único que me causaba era risa lo que me estaba diciendo. La risa para mí es como una máscara que tapa todo el estrés, ansiedad y tristeza que mi mamá me estaba causando, me ayudaba en muchos sentidos, me refiero a poder ver como mi mamá le enojaba más lo que yo estaba haciendo, la risa es mi estilo de venganza. 

—Estoy hablando en serio Leslie, ya llamé a tu tía para que te vaya a recoger en el aeropuerto, compre los boletos en línea, y no. No preguntes a donde saque el dinero. Saca tu ropa que ya nos vamos— Dijo mi mamá con un tono serio.No me había percatado de algo, y es que realmente si estaba hablando en serio, tome su teléfono de la mesa para ver si realmente había comprado los boletos... y si lo hizo, al parecer al fin tomo la decisión de deshacerse de mí, así de fácil lo hizo, sin remordimiento alguno, solo lo hizo.Mi mamá se fue de la habitación tirando mi puerta de un portazo, algo que me hizo sobresaltarme un poco, pero ya era costumbre que lo hiciera. Tome mi maleta y comencé a empacar todo lo que tenía, estaba enojada, demasiado enojada, ella realmente me hizo esto, lo único que hizo fue confirmarme más que ya no me necesitaba en su vida, como si fuera una pieza de un viejo recuerdo que quedaba en ella. —¿Qué es esto? — me dije a mí misma mentalmente.

 El destino realmente quiere que me vuelva una persona sensible. Me encontré con una muñeca de trapo que tenía un vestido de color rosado y su cabello era anaranjado rojizo, estaba en una caja de color verde con un lazo naranja; se preguntaran por qué esta muñeca de trapo me estaba causando tantas emociones en estos momentos, y la razón es que mi padre me la dio a los 10 años, un año antes de su muerte.—Pensé que te había perdido hace 3 años— Dije esto mientras caían lágrimas de mis ojos.Mi mamá odiaba ese trapo, si me odiaba a mí a ese trapo lo odiaba más.

Cuando cumplí la edad de 14 años ese muñeco desapareció de mi vida, tal vez fue porque le grite a mi madre sobre que hubiera preferido que ella muriera antes que mi padre, pero relax, he hecho cosas peores que eso. Agradecí al cielo que mi madre no lo haya quemado o incluso arrojado al basurero, era el único recuerdo que mi padre me había dejado de él; la razón por la que amaba a esa muñeca no solo era porque mi padre me la dio, sino por su color de pelo; ese color de pelo que me recordaba al atardecer, el otoño, y a mi padre. Mi padre se caracterizaba por su piel blanca, su cabello pelirrojo y sus ojos de color verde, era algo raro, ya que jamás saque ese gen de él, no tengo el pelo naranja ni siquiera tengo el color de los ojos de mi padre; son tan negros como el esmalte de uñas negro que utilizo y hasta podría decir que es un hecho que mi padre tal vez llego a dudar sobre si yo era su hija. 

¡¿Acaso él es mi impronta?! - Embry CallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora