I forgive you

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Leslie

Leslie

—¡Leslie! —. Gritó Will, sacándome de mis pensamientos. Verán, hacía mucho tiempo que mis visiones habían dejado de aparecer, hasta que hoy tuve otra visión. Sin embargo, esta vez no sucedió mientras dormía, sino mientras iba en el auto de mi tío, estando completamente despierta. 

Me vi en un tercer plano, era yo, pero parecía estar extremadamente furiosa, una versión mía que nunca antes había visto. Noté que sostenía un bate y corría hacia una figura borrosa, cuya identidad era imposible de distinguir. Mientras la visión se desvanecía, observé cómo yo estaba a punto de atacar a esa figura desconocida. Justo cuando estaba a punto de golpear, se detuvo la visión, por completo.

¿Increíble, ¿verdad? No podía creer que ahora este "supuesto poder" no solo me acechaba en mis sueños, sino también despierta. ¿Qué será ahora? ¿Tendré superpoderes para volar, acaso? —Hola, Leslie—. Mencionó mi nombre una voz que reconocía muy bien. —Hola Lotte—. Respondí con mi sonrisa de siempre. —¿Ya solucionaste las cosas con Embry? —. Preguntó curiosa mientras le tomé la muñeca y la llevé al baño, encerrándonos en un cubículo.

 —¿Y a ti que bicho te pico? —. Pregunto confundida. —No menciones su nombre en los pasillos, alguien podría escucharte— Le dije sería y un tanto preocupada de que alguien hubiera oído. —Ah, cierto. A ustedes dos no les gusta que se sepa—. Mencionó sarcástica, riendo un poco. La miré seriamente y ella dejó de reír. —Lo siento, pensé que sería divertido—. Se disculpó. Bueno, no fue gracioso para mí. 

—Vámonos, tengo clase con la insoportable señorita Davis, no la aguanto—. Comenté mientras salía del cubículo y Lotte me seguía. —Yo tampoco la soporto, una vez dijo que mi técnica de pintura parecía la de un niño de 5 años—. Mencionó enfadada Lotte. —Bueno, eso no es mentira—. Respondí entre risas. Verás, Lotte tiene una manía de siempre tirar purpurina en sus pinturas, y un día la profesora empezó a esconderla. Así que Lotte empezó a traer su propia purpurina de casa, por eso siempre tiene las manos y la mochila llena de brillantina.

Entramos al salón y fuimos las últimas en llegar. Había un par de puestos libres al fondo y no dudé en sentarme allí con Lotte, pero la profesora no parecía contenta con eso.

—Charlotte, pásese adelante y cambie de asiento con Call—. Ordenó la profesora. No podía ser, ¿por qué me pasa esto a mí? Lotte me miró con preocupación y pude escuchar unas palabras que me susurró antes de irse, "lo siento", a lo que solo le lancé una mirada para que supiera que no era culpa suya.

 Al cambiar de asiento con Lotte, Embry se acercó a donde estaba sentada yo y dejó su maleta en el suelo. Después de que la profesora nos pusiera a practicar unas técnicas con el lápiz, Embry finalmente se dignó a hablarme, bueno, susurrarme.

—Leslie, necesito que hablemos. No puedes estar enojada conmigo para siempre—. Mencionó Embry acercándose un poco para que pudiera escuchar bien, mientras la profesora explicaba.

 —Embry, déjame en paz. No quiero saber nada de ti—. Susurré enojada. Embry miró de reojo a la profesora y metió su mano debajo del pupitre para apoyarla en mi muslo y comenzar a pellizcarlo, a lo que lo aparté bruscamente, tanto que la profesora se volteó a vernos. Los dos tratamos de disimular que estábamos escribiendo en nuestros cuadernos y ella se volteó de nuevo.

—Déjame en paz—. Dije cansada y ya más molesta.

—No hasta que hablemos—. Susurró por última vez hasta que la profesora se volteó de nuevo y nos miró a los dos.

—Si tanto les gusta hablar ¿Por qué no hablan en detención? Se me retiran de mi clase—. Comento seriamente la profesora. Cuando dijo esto, miré a Embry con mucha molestia, recogí mis cosas y salí de clase, a lo que también me siguió Embry. 

¡¿Acaso él es mi impronta?! - Embry CallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora