Are you going to keep ignoring me?

72 10 0
                                    


Eran las 9 de la mañana y, aunque estaba despierta, mi mente se encontraba enredada en un torbellino de pensamientos. ¿Cómo le explicaría a mi tía este cambio? ¿Cómo enfrentaré a mis amigas cuando lo descubran? ¿Podré controlar a este lobo que habita en mí? Cada una de estas preguntas me pesaba como una losa en el pecho, pero lo que más me angustiaba era si alguna vez volvería a tener una vida normal.

Quería desesperadamente hablar con Sam, aclarar todas mis dudas, pero él no estaba en casa. Había salido con Paul, Jared y Jacob hace un rato, y la incertidumbre de no saber a dónde ni por qué me carcomía por dentro.

Me levanté del sillón donde estaba sumida en mis pensamientos y me acerqué a un espejo. Aún no podía creer el cambio físico que había experimentado. Mi cabello, antes negro como la noche, ahora tenía un tono anaranjado, brillante como un atardecer. No podía evitar acariciarlo, sentir la nueva textura de sus ondas largas. Pero lo que más me desconcertaba eran mis ojos. Eran de un verde profundo, algo totalmente inusual en mi familia, donde esa característica siempre había pertenecido a los hombres, no a las mujeres.

Ahora que conozco la historia de mi familia, todo comienza a tener sentido, pero al mismo tiempo, surgen nuevas dudas. ¿Sabía mi papá sobre esto? Si lo sabía, ¿por qué me lo ocultó?

—Raro, ¿verdad?—dijo una voz que reconocí al instante. Al voltear, me encontré con Emily, quien me regaló una sonrisa suave, a lo que yo respondí de la misma manera.

—Un poco—respondí mientras me acercaba a donde estaba ella.

—Cuando me enteré de todo esto, no fue fácil—dijo Emily, bajando la mirada.

—¿Así? ¿Por qué?—pregunté, algo confundida por su tono.

—Lastimé a personas en el camino y, como resultado, ahora llevo esta cicatriz—dijo, señalando su rostro. Siempre había notado esa cicatriz, pero nunca me atreví a preguntar. No me gusta inmiscuirme en asuntos que no me conciernen, y temía crear un momento incómodo.

—Oh, sí, eso...—respondí incómoda, sin saber qué más decir. Emily, sin embargo, me ofreció una sonrisa alentadora.

—Sé que quieres preguntar, hazlo—dijo, invitándome a romper el silencio.

—Bueno... ¿Cómo sucedió? ¿Sam se imprimó en ti? ¿Por qué mi temperatura corporal está tan alta? —Las preguntas salieron de mi boca sin control. Emily levantó las manos, indicándome que me calmara, y obedecí.

—Tuve una pelea con Sam hace un tiempo, y como él apenas estaba aprendiendo a controlarse, su lobo salió a la superficie... y me hizo esto—dijo, tocando suavemente la cicatriz en su rostro. Un escalofrío recorrió mi espalda al imaginarme la escena.

—Espera, ¿qué quieres decir con "aprendiendo a controlarse"? ¿Mi lobo podría salir así, de la nada? —pregunté, sintiendo una creciente sensación de pánico.

—Sí, al principio es difícil mantener tus emociones bajo control después de la transformación—explicó Emily, lo que me hizo comprender por qué había estado tan irritable últimamente. Controlar mis emociones era una tarea titánica.

—Ahora, sobre tu segunda pregunta, realmente no lo sé con certeza, pero Sam me explicó todo esto en su momento y, aunque fue difícil de creer, aquí estoy. Y lo tercero... bueno, supongo que es algo relacionado con los lobos, pero no soy una experta para confirmarlo—añadió con una pequeña carcajada. Emily me parecía increíblemente adorable e inocente, pero también emanaba una vibra protectora, casi maternal. No pude evitar sonreír al verla reír; se veía tan tierna.

—Estoy un poco asustada, Emily. No sé si esto sea temporal, y lo de la impronta me tiene completamente confundida. ¿Acaso no puedo cambiar de impronta? —pregunté, con la voz temblorosa por la desesperación.

¡¿Acaso él es mi impronta?! - Embry CallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora