𝗨𝗻𝗮 𝗹𝗹𝗲𝗴𝗮𝗱𝗮 𝗶𝗻𝗲𝘀𝗽𝗲𝗿𝗮𝗱𝗮 | 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐌𝐈𝐍

v e i n t i o c h o

Seungmin reía por las cosquillas que ocasionaban los pequeños besos que Christopher le daba en todo su rostro. No se molestaba en apartarlo, aún cuando las personas los miraban curiosos, ni mucho menos cuando se topó con la mirada fría de Madison, porque amaba los besos que Chris le proporcionaba. Y es que en algún momento de su vida había dicho que odiaba a las personas cursis y empalagosas, al igual que también le había desesperado cuando sus antiguas parejas se ponían en plan cursi, pero Christopher tenía algo que hacía que adorara cada cosa que le decía o hacía. Él rompía esa barrera.

—¡Basta! —ahuecó las mejillas del rizado para dejar un dulce beso—, me estás llenando de baba.

—Lo siento —se alejó a la vez que acomodaba su cabello—. ¿Qué te parece si luego de la universidad vamos a mi departamento y te hago algo rico de almorzar?

—Eso me parece bien —asintió. Miró de reojo a Madison, quien no quitaba su vista de ellos. Los miraba con repulsión—. Ya no aguanto la mirada de Madison, nos mira con asco, no soporto su mirada sobre nosotros y menos de la forma en que nos mira.

Christopher desvío la mirada hacia ella que los miraba con asco, como si lo que estaban haciendo estuviera mal y no se sorprendía porque Madison era una persona con la mente cerrada.

—No te preocupes —tomó las manos del castaño entre las suyas. No le importaba en absoluto que la mirada de Madison estuviera sobre ellos—, solo faltan unas semanas para terminar la universidad y ya no tendrás que volver a verla.

—Tienes razón. Es solo que no soporto la forma en que nos ve, ¿entiendes? —preguntó. El rizado asintió—. Se ha vuelto más insoportable cuando empezamos salir —sonrió—, pero no me importa porque te tengo a ti y pronto a nuestra bebé.

Chris se mordió el labio inferior tratando de reprimir una sonrisa, pero a los pocos segundos sonrió con todo y hoyuelos.

—Tampoco me importa entonces —dijo para luego dejarle un beso en su nariz—. Bueno yo estoy tranquilo porque Changbin no ha vuelto a hablarte.

—No me lo recuerdes, me hace sentir un poco culpable —soltó con sinceridad—. Le grité mucho, ¿crees que fui duro con él? No pude reprimir lo molesto que estaba.

—Estabas en todo tu derecho en molestarte, no podía besarte sin tu consentimiento —explicó—, además él sabía que tú y yo teníamos algo y aún así te besó y-

—Chris —habló con una pizca de diversión en su voz—, te estás poniendo celoso de nuevo.

El ojiverde no lo negó, era muy celoso cuando se trataba de Seungmin porque cuando caminaban en los pasillos con las manos entrelazadas y veían a Changbin cerca, el rizado tomaba a Seungmin de los hombros y le daba la vuelta para volver. Para que al final Kim terminara molesto y le gritara lo cansado que se encontraba y lo que tanto odiaba que lo hiciera caminar mucho.

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—Tienes un bonito departamento —comentó mientras observaba cada rincón del departamento del rizado. Todo estaba en su lugar, perfectamente acomodado y para ser sincero se había sorprendido la primera vez que entró y encontró lo limpio y ordenado qué se encontraba. Todo lo contrario que había pensado que se encontraría.

—Ya habías venido —informó Chris quitándose la mochila para dejarla sobre el sillón de la sala.

—Lo sé —asintió tomando un marco con una foto de Chan cuando era pequeño. Sonrió con ternura para luego dejarla en su lugar y mirar al rizado—, solo pensé que eras de esos chicos que tienen sus cosas regadas por todos lados.

—No sé qué te sorprende, has venido dos veces.

—¿Hablas en serio? —se cruzó de brazos con las cejas levantadas—. ¿Hablas de aquella vez en la que estaba borracho y te aprovechaste de mí? Porque para serte sincero al día siguiente salí corriendo y no recuerdo nada de esa noche.