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Dos meses después.
Los sábados para Seungmin eran los sagrados, no hacía nada, se quedaba en casa viendo alguna serie o simplemente dormir y lo mejor era que no tenía universidad, pero ahora se despertaba para irse corriendo a vomitar en el baño, la mayoría del tiempo tenía mucho sueño. El pequeño bulto en su vientre ha ido creciendo un poco más, ha tenido que usar ropa más suelta para que no se note su vientre abultado y también lo usa por comodidad. La mayoría del tiempo llora por los constantes vómitos y mareos, sin embargo, a pesar de todo eso ahí está Christopher tomándolo en brazos, y Seungmin lo odia por ser tan comprensivo y porque para la suerte del mayor, él no fue el que quedó embarazado y tener que pasar por diferentes cambios.
Se levantó del inodoro y se fue directo a enjuagarse la boca y la cara. Con mucha fatiga bajo las escaleras, moría por unos panqueques con chocolates, pero paró en seco. Parpadeó para ver que seguía despierto. Chris se encontraba en la cocina entablando una conversación con su madre, caminó hacia ellos. Chan al verlo le sonrió.
—¿Christopher qué mierda haces aquí? —exclamó. Solo rogaba que el rizado no le haya contado algo a su madre porque lo vería muy molesto.
—Hijo —habló Anne.
—No lo creas nada de lo que te haya dicho —gritó sin dejar que terminara de hablar. Anne lo miró sin entender nada.
—Los dejaré solos —habló su madre sonriendo—. Fue un gusto conocerte Chris.
—Lo mismo digo, Anne —dijo amablemente el rizado. Seungmin lo miró sorprendido.
Se acercó a Chan cuando su mamá se encontraba fuera de su vista. Por un momento se calmó porque claramente Christopher no le había contado algo, porque su madre no le dijo nada acerca de ello.
—¿Qué haces aquí? ¿Y por qué llamas a mi madre por su nombre? Eres un irrespetuoso —cuchicheó mientras tomaba unas cosas de la alacena.
—Tu madre me dijo que la llamara así y vine a ver como estabas —habló el rizado sentándose en un taburete de la cocina.
—Nos vimos ayer en la escuela —contestó con las cejas alzadas.
—Okey quería conocer a tu mamá. Creo que es importante, ¿no? Porque por si no te has dado cuenta, pronto se notará tu embarazo y no quiero que tus padres me maten —respondió un poco avergonzado, el castaño relajó sus facciones.
—Eso —sonrió—, está bien.
—Deja eso, te llevaré a comer en algún lugar —habló cuando Seungmin empezó a revisar el refrigerador. El ojiazul se levantó de donde estaba— ¿Hay algo que se antoje?
El castaño hizo una cara de pensativo para molestar al rizado, porque se moría por unos panqueques y una taza de chocolate.
—Muero por unos panqueques —de solo pensarlo se le hacía agua la boca.
—Creo que tienes que cambiarte —observó el rizado.
—¿Por qué? ¿Qué tiene de malo como estoy vestido? —bromeó, obviamente no iba a salir en esas fachas, tenía una pijama y sus pantuflas y el cabello revuelto.
—Claro era de esperarse —Seungmin frunció el ceño al oírlo— de un vago.
—Pues con este vago te acostaste y con el que esperas un hijo —respondió molesto.
—Touche... —rió y luego miró a Kim que tenía la mirada seria—. ¡Hey! No te molestes, solo era una broma.
—Cállate y cargame hasta mi habitación —dijo con un puchero en su rostro y sus brazos estirados en dirección a Christopher. El rizado rodó los ojos. Seungmin era un caprichoso y flojo, pero por algún motivo no puede decirle que no, así que se agachó y flexionó las piernas. Cuando Seungmin ya estuvo encima de él, lo tomó bien de los glúteos y lo llevó a su habitación.
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Miró con ternura a un Seungmin devorando sus panqueques, las comisuras de sus labios están manchados de chocolate. El rizado en cambio había pedido una ensalada y una soda.
—He decidido que en esta semana le diré a mi madre acerca de ti y lo del embarazo —comenzó revolviendo su ensalada.
—¿Ya has pensado cómo se lo dirás? —preguntó con la boca llena y la cara manchada de chocolate.
—No —arrugó su nariz—. No pensaba memorizar un discurso para que después se me olvide en ese momento. Prefiero que las cosas fluyan.
El rizado no se andaba con rodeos o indirectas, cuando algo le disgusta es directo y es algo que ama de sí mismo, porque no tiene que abstenerse de guardarse algo, hasta el momento siempre ha sido así.
Excepto en una cosa.
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