v e i n t e

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Seungmin se separó un poco del rizado, mirándolo con las mejillas pintadas de carmín. Christopher lo atrajo de nuevo y lo tomó de los glúteos dándole a entender que quería que enredara sus piernas en su cintura, pero el castaño se alejó completamente del mayor. No quería que les llamaran la atención algún profesor.

—No, Chris —tomó sus libros cerrando su taquilla para luego voltearse a ver al rizado—. ¿Nos vamos a clases?

—Bien —asintió pasando el dorso de su mano en sus labios para quitarse la saliva—. Adelantate, voy por mis libros.

—Está bien —dijo. Chan lo tomó de la barbilla y le dio un pequeño beso. Para el momento en que iba a corresponder el beso el rizado ya se había ido.

Suspiró confundido. No sabía lo que realmente sentía por el ojiverde, pero sabía algunas cosas y la primera era que le gustaba mucho besar al rizado y cada vez que se besaban sentía un cosquilleo en los labios. Le gustaba tener toda la atención del rizado y amaba sus caricias.

Se dijo a sí mismo que dejaría de pensar en todo eso y se dejaría llevar por los sentimientos, aún si sale con el corazón roto.

—Kim Seungmin —miró el lugar donde lo llamaron y joder, no podía estar pasandole eso.

—Changbin —dijo Seungmin confundido acercándose al chico que se encontraba apoyado en las taquillas.

—Seung, es un gusto volver a verte después de dos años —dijo el chico con suficiencia al ver la cara del castaño.

¿A qué clase de persona le alegraba ver a su ex pareja?

—¿Qué haces aquí? —le preguntó mirando por un momento a un grupo de chicas que miraban a Changbin y soltaban risitas. Rodó los ojos por lo infantiles que eran.

—Tuve una pelea con un chico de la universidad —dijo encogiéndose de hombros y se acercó a Seungmin mirándolo con curiosidad—. No has cambiado casi nada.

Dijo mirando el vientre del castaño. Este se sintió un poquito apenado por la mirada de Changbin. Abrazó sus libros.

—De todas las universidades tuviste que venir a esta —dijo irónico. El chico soltó una risa acercándose más a Kim.

—No sabía que estudiabas aquí —informó y era verdad—. Pero me alegra. Seungmin, aún me gustas.

—No puede ser cierto —soltó aburrido y algo molesto—. ¡No puedes venir y decirlo como si nada!

—Pero quería decírtelo. Déjame enamorarte de nuevo, dame una oportunidad. Cuando terminamos te llamé un montón de veces y nunca respondías —suplicó Changbin tomando las manos del castaño.

—No, Changbin —alejó sus manos—. No te importó cuando te acostaste con ese chico, no te importó lo que yo sentía.

—Lo sé, me equivoqué —se disculpó—. Sólo déjame...

—¿En serio? Estoy embarazado —molestó—. Pensé que no te gustaban los niños, como te aburría jugar con mis hermanas.

Seungmin se alejó cuando vio que Changbin lo quería tomar de las manos.

—Ya cambié —notó—. No me importa que estés esperando un bebé —dijo. Pero el ojiazul no le creyó.

—Changbin, no quiero nada contigo —replicó acordándose de sus besos con Christopher.

Seungmin notó la sonrisa decaída del chico. No se iba a sentir culpable, todo fue culpa de Changbin, solo de él.

—¿Por lo menos podemos ser amigos? —suspiró.

—Podemos ser amigos.

Christopher miraba constantemente la puerta, ya que el menor debió de llegar antes. Y si se había escapado lo iba a conocer molesto.

Su teléfono vibró en su mano, abrió el mensaje y bufó.

Felix: ¿Ya viste con quién vino Seungmin?

Alzó la vista encontrándose al castaño riendo con un chico bastante atractivo y sintió una pizca de celos.

Christopher: ¿Lo conoces?

Felix: Ya quisiera conocerlo. Es el chico de quien les hablé.

Christopher: Yo no le veo lo interesante.

Gruñó cuando el chico apoyó su frente en el hombro de Seungmin.

Felix: Si yo fuera Seungmin, le pediría a ese chico que fuera el papá de mi hijo.

Felix: Era broma, hombre. Ya deja de mirarme como si quisieras matarme.

Felix: ¡Auch! ¿Por qué me tiraste ese cuaderno?

Christopher: Por imbécil.

Apagó su teléfono cuando el castaño se sentó a su lado y dejó sobre la mesa sus libros. El rizado estaba celoso, aunque le cueste admitirlo quería preguntarle a Seungmin porque entró con ese chico, pero estaba tan celoso que no quería dirigirle palabras.

—Chris —lo llamó, pero este se hizo el sordo—, ¿estás molesto?

El rizado ni se molestó en contestar.

—¡Christopher! —se molestó cuando el mayor no le contestó—. ¿Sabes qué? Jódete.

Suspiró molesto. Se le fue el aliento cuando Bang entrelazó sus manos y acarició el dorso de su mano con su dedo pulgar.

—Lo siento —se disculpó dándole un apretón a su mano—, es que Felix le dejó de mal humor.

—Okey —dijo Seungmin no convencido, pero no se molestó en preguntarle, no cuando Christopher lo tenía tomado de la mano.

—¿Me das un beso? —se acercó al castaño.

—Nos van a ver y no querrás que tu novia se entere —bromeó.

—Madison, no es mi novia —gruñó.

—Lo sé —juntó sus labios en un rápido beso dejando a Chan con las ganas. Lo supo cuando el rizado se acercó para besarlo de nuevo.


























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𝗨𝗻𝗮 𝗹𝗹𝗲𝗴𝗮𝗱𝗮 𝗶𝗻𝗲𝘀𝗽𝗲𝗿𝗮𝗱𝗮 | 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐌𝐈𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora