La pesadez en mi estómago aumenta y siento como algo se me atora en la garganta. Está desnudo, bueno, no del todo: lleva unos shorts de deporte que caen con soltura sobre sus caderas, dejando ver el elástico de sus bóxers Calvin Klein. Estoy petrificada y trago saliva, intentando recuperarme de la impresión.
—¿Pero qué demonios hago yo aquí contigo? —espeto furiosa una vez logro reaccionar. Él parece darse cuenta al fin de mi presencia.
—Deberías agradecer que no te dejé botada —dice con tono despreocupado, mirando por encima de su hombro antes de volverse hacia mí.
Me fijo en el tatuaje que cubre su pierna derecha, en la definida V que forma su pelvis antes de perderse bajo la ropa. También noto cada abdominal escrupulosamente trabajado en su abdomen y la fina capa de sudor que los cubre, haciéndolos brillar. Va despeinado y tiene el pelo húmedo. Una imagen nada recomendable me viene a la mente y la aparto de un empujón, recuperando la cordura. Mal momento para que mis hormonas adolescentes decidan salivar.
—¿Agradecerte? —repito, indignada—. ¿Qué pasó anoche, Hayden?
—Vaya, de mi nombre sí te acuerdas.
—Claro que sí —levanto el mentón con altanería y me cruzo de brazos, observándolo —. Te dedicaste a incordiarme toda la noche con tus numeritos, claro que me acuerdo. ¿Me vas a decir qué hago aquí?
—Te quedaste dormida. Todos los demás estaban borrachos y, como no sabía dónde vivías, te traje aquí —aclara con la misma despreocupación de antes y sigue preparando quién sabe qué cosa.
Bajo la mirada a mis pies descalzos y un escalofrío nada placentero me recorre la columna, poniéndome la piel de gallina. Veo la camiseta blanca que cubre mi cuerpo desnudo y cierro las manos con tanta fuerza que las uñas se me clavan en las palmas. Me da terror hacerle la pregunta, pero necesito una respuesta. Me falta el aire por un momento y un manto de miedo me cubre; no puedo creer que lo haya hecho después de tanto tiempo, con alguien que no es nada mío y estando borracha. El estómago se me retuerce y entonces levanto la vista, decidida a saber la verdad antes de seguir torturándome con suposiciones.
—¿Me desnudaste? —quiero parecer más segura, pero el tono tembloroso de mi voz es evidente.
Él deja lo que está haciendo y apoya ambas manos en el desayunador. Percibo el peso de su mirada escrutándome y me siento expuesta. Vuelvo la vista al suelo, preparándome para arrepentirme con su respuesta.
—Claro que lo hice —endurece el tono—. ¿O querías dormir con tu vestido sucio?
Un cúmulo de sentimientos me invade de repente. Recuerdo mi imagen vomitando sin parar en aquella maceta. Me siento culpable por haber tomado de esa manera, tratando de olvidar todo. Molesta con él por haberme desvestido sin permiso. Vergüenza, dios mío, quiero que me trague la tierra.
—Tú y yo dormimos... —carraspeo, tomo aire y termino la frase—. ¿Dormimos juntos anoche?
"Dime que no, dime que no, dime que no, por favor", suplico para mis adentros. Puedo ver cómo mi consciencia arquea una ceja de la misma forma que Hayden lo hace, solo que su expresión es ilegible para mí.
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Noche de Junio (+18)
RomanceLa vida de Sophia se pone patas arriba nada más pisar New York, todo cambiará al terminar esa noche y ella no podrá evitarlo. Obligada a irse de la ciudad, lo hará con un único objetivo; cobrar venganza por cada golpe del destino. Amistades, lazos y...