Capítulo 10

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Travis se pasea con un mandil amarrado a la cintura por toda la cocina

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Travis se pasea con un mandil amarrado a la cintura por toda la cocina. Saca cosas de la nevera y las deja en la encimera antes de agacharse buscando tazones y ollas en las gavetas.

—Buenos días. —saludo aún media dormida. —¿Sabes que las vacaciones son para todos, verdad? Eso incluye dormir la mañana, no levantarse a preparar desayuno cada día.

—Buenos días a ti también. —sirve un vaso de jugo y me lo pone delante. —Es mejor precaver antes de que estos inútiles incendien la cocina. Además, me gusta hacerlo.

—¿Te ayudo? —me ofrezco, sabiendo de mis pocos dotes.

—Nooo. —niega rotundamente. —Tú formas parte de los inútiles por si no lo has notado.

—Oye. —le lanzo una mandarina que él atrapa en el aire. —Subestimas mi ingenio. Travis se echa a reír y deja caer un trozo de mantequilla dentro de la sartén caliente.

—¿Qué preparas? —pregunto.

—El menú para el desayuno de hoy cuenta con... croquetas caseras de jamón, huevos revueltos con beicon, panqueques, tostadas con mantequilla, zumos naturales, leche con chocolate y café. ¿Le parece bien, señorita? —bromea fingiendo hacer una reverencia.

—Me parece que retiro lo dicho. —el estómago me ruge hambriento ante el desfile de comida que visualiza mi mente. —Sigue levantándote a hacer desayuno para nosotros los inútiles.

Susana aparece dejando dos maletas en el umbral de la puerta. Entra a la cocina como si no estuviéramos ahí, abre la nevera y saca dos botellas de agua que guarda en la cartera.

—Buenos días. —la saluda Travis.

Ella lo mira como si fuera algo pegado a la suela de sus zapatos. Levanta la barbilla y sale sin decir una palabra, tomando las maletas que había dejado en la puerta.

—Me alegro que Hayden la echara de aquí. —resopla Travis mientras da forma a las croquetas y las coloca en una bandeja. —Por cierto, me contaron del rodillazo que le diste. Recuérdame no meterme contigo.

Río y saco el pan de la bolsa para cortarlo e ir haciendo las tostadas.

—En mi defensa, ella me atacó primero. —Hundo el cuchillo y saco la primera rebanada. —Piensa que estoy detrás de su novio-amigo-amante o como sea que se digan.

—¿Y no es así?

—Claro que no. —respondo al instante.

—Sabes que me caes bien, ¿verdad? Por tu bien, espero que así sea. —Palmea mi hombro y coge el pan que ya he cortado para ponerlo a tostar. —Es mi amigo, pero Hayden...

Se queda en pausa y al voltear comprendo el motivo. El acusado lo observa apoyado en el marco de la entrada con expresión inexorable. Lleva una camisa blanca de lino que deja ver parte del pecho y unos pantalones grises de denim con zapatillas blancas. Va impecable, peinado hacia atrás, portando ese aire sofisticado que siempre lo acompaña aun estando sudado o vestido de deporte.

Noche de Junio (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora