Capítulo 37

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Han pasado casi dos semanas desde el funeral

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Han pasado casi dos semanas desde el funeral. La relación de mis amigos está en la mierda. Travis no deja de beber y cada día va de mal en peor, pese a todo el apoyo que le hemos dado. Ya van tres veces que lo encontramos con la nariz y los nudillos rotos por meterse en peleas de las que Hayden luego va y lo saca de la policía. Todo está patas arriba. Por otra parte... en unos días terminará todo para bien o para mal, y solo puedo pensar que si son mis últimos momentos, merezco poder hacer de ellos los mejores.

—¿Me acompañarías si te lo pido? —pregunto al hombro todavía soñoliento a mi lado.

—¿Qué quieres hacer?

Paso saliva y entrelazo las manos sobre mi abdomen, concentrada en el techo oscuro de la habitación.

—Quiero irme por ahí, contigo. —confieso—. Perdernos en la carretera de algún lugar, respirar un poco. Hace días que siento que me ahogo.

Da la vuelta en la cama poniéndose sobre mí y su boca se roba la mía en un movimiento que extiende hasta que mis pulmones se quedan sin aire.

—Escoge el auto que quieras y nos vamos.

Saco unos leggings del cajón y una camiseta ancha que combino con las deportivas blancas. Meto la cámara en el estuche que me cuelgo del cuello y ya lista, voy en su busca. Hayden tiene el teléfono en el oído, dando órdenes a no sé quién, y sonríe cuando me ve apoyada en el umbral del estudio.

—Búscalos. —dice con severidad a la persona al otro lado—. No consentiré más excusas, hagan su trabajo que para eso cobran.

Cuelga el teléfono y lo devuelve a su bolsillo.

—¿Problemas?

—Retrasos. —contesta sin darle importancia—. Pareciera que estoy rodeado de ineptos.

—Señor. —interrumpe Steve—. El auto está listo.

Hayden asiente y va hasta su escritorio a apagar el ordenador antes de salir conmigo a su lado, camino al ascensor donde el Porsche nos espera.

—Vamos. —lanza las llaves que atrapo en el aire y los ojos se me iluminan—. Solo por esta vez, no le doy mi auto favorito a cualquiera.

¿En serio me dejará conducirlo? Estoy a punto de subir al auto cuando Steve entra al ascensor con algo en la mano.

—Señor, deberían llevar esto. —le tiende dos estuches que Hayden mira con las cejas levantadas sin entender—. Son lentes oscuros. —explica—. Habrá un eclipse esta tarde y no es bueno mirarlo sin protección.

—¿Un eclipse? —las ideas comienzan a formarse en mi cabeza.

Me coloco las gafas en la cabeza y saco las otras, dejándolas colgadas del cuello del pulóver de Hayden antes de estirarme y darle un beso en la comisura.

—Ya sé a dónde iremos.

El strip está a reventar de gente, tráfico y bullicio. Meto la dirección en el GPS y piso a fondo el acelerador del Porsche. Hayden mira la pantalla del carro con gesto de incredulidad y la voz artificial responde los datos que le pedí buscar.

Noche de Junio (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora