—Víctor Ross. —Isabela saca unos papeles que abre sobre la mesa. —Es el seudónimo que Becker Kuman usa en el bajo mundo. Un político de su categoría se vería aplastado si su nombre se mezclara con negocios tan sucios como la prostitución o la trata de personas...
Tomo la foto del hombre sobre la mesa. Es un tipo de unos sesenta años, avejentado, de pelo escaso blanco y complexión robusta.
—...él fue el cliente que Karla golpeó la noche que huyó del club.
—Por eso Hamilton volvió —concluyo—. Un accidente con uno de sus mejores clientes.
—Por eso y algo más...
—Señora —interrumpe la mujer que nos atendió antes—. La chica despertó, busca a la señorita Ema.
—Hazla pasar —le indica Isabela.
—El club está en constante movimiento —continúa diciendo Isabela—. Cada poco tiempo lo mueven para evitar sospechas. Las mujeres que están ahí rara vez son sacadas al casino. Hamilton no mezcla sus negocios excepto por una situación extraordinaria que le asegure varios millones.
—Buenas noches —saluda Karla desde la puerta, e Isabela se levanta y va hasta ella.
—Espero hayas podido descansar —la guía hasta el mueble donde la hace sentar y ella toma lugar a su lado—. Me llamo Isabela, estoy al tanto de todo lo que has pasado y quiero ayudarte. ¿Me lo permitirás?
—¿Por qué? —pregunta Karla buscándome con la mirada—. ¿Por qué hacen esto?
—Porque yo también perdí a alguien que amaba —responde segura, y la respuesta me remueve el estómago recordando a papá.
Karla relata otra vez todo lo que pasó y las lágrimas inundan sus ojos cuando habla de su hermana.
—¿Sabes dónde tendrá lugar la próxima pasarela? —pregunta Isabela.
—¿Pasarela? —inquiero frunciendo el ceño.
—Sí —asiente—. Hamilton no maneja negocios mediocres. Todo lo que hace está meticulosamente cuidado y las mujeres que prostituye no son la excepción. Rafael compra lotes de mujeres que secuestran intentando pasar a los Estados Unidos o algunas que incluso traen engañadas y una vez aquí...
—Rafael... —solloza Karla, pero los ojos le flamean ahora con rabia—. Es él quien se encarga de la 'escuela'. Nos preparan en todos los aspectos que necesita una prostituta de alto nivel, luego viene la pasarela... —la voz se le quiebra—. Mi hermana todavía no ha pasado.
—¿Qué les hacen? —indago con un nudo en la garganta que prácticamente me toponea la voz.
—Las obligan a estar con varios hombres —responde Isabela—. Prueban toda clase de prácticas, juguetes y torturas. Si las resisten, están listas para cumplir las exigencias de cualquier cliente del club.
ESTÁS LEYENDO
Noche de Junio (+18)
RomanceLa vida de Sophia se pone patas arriba nada más pisar New York, todo cambiará al terminar esa noche y ella no podrá evitarlo. Obligada a irse de la ciudad, lo hará con un único objetivo; cobrar venganza por cada golpe del destino. Amistades, lazos y...