Capítulo 9

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Los días en la finca del patrón se llenaron de tranquilidad y recuperación. Después de la intensa batalla contra Akaza, Rengoku e Izuku se centraron en sanar sus cuerpos y mentes. Shinobu los supervisaba de cerca, asegurándose de que cada herida fuera tratada meticulosamente.

Izuku pasaba gran parte de sus días en la sala de entrenamiento, haciendo ejercicios ligeros para mantener su forma física sin forzar su cuerpo. Mitsuri a menudo se unía a él, ofreciendo apoyo y consejos. Su presencia era una fuente constante de ánimo para Izuku, quien apreciaba profundamente su compañía.

—¿Cómo te sientes hoy, Izuku-kun? —preguntó Mitsuri, entrando al dojo con una sonrisa radiante.

—Me siento mejor cada día, Mitsuri-san. Gracias por estar siempre aquí para mí —respondió Izuku, devolviéndole la sonrisa.

Bakugo, Kirishima y Mina habían sido enviados en misiones separadas, dejándole a Izuku más tiempo para concentrarse en su recuperación. Cada día, después de entrenar, Mitsuri e Izuku se tomaban un descanso juntos, compartiendo historias y risas.

Una tarde, Mitsuri se acercó a Izuku mientras descansaban en el jardín. —Izuku-kun, ¿te gustaría venir a mi habitación esta noche? Quiero darte algo especial.

Izuku sintió su corazón acelerarse, pero asintió con una sonrisa. —Claro, Mitsuri-san. Estaré allí.

Esa noche, Izuku llegó a la habitación de Mitsuri. La puerta estaba entreabierta, permitiendo que la suave luz de las lámparas iluminara el pasillo. Mitsuri lo recibió con una cálida sonrisa, su cabello rosado y verde brillando bajo la luz. La habitación estaba decorada con cuidado, reflejando la personalidad alegre y dulce de Mitsuri. Había una mesa de centro con una tetera humeante y un plato de galletas recién horneadas.

—Izuku-kun, pasa, siéntete como en casa —dijo Mitsuri, invitándolo a entrar.

Izuku se sentó en un cojín junto a la mesa, inhalando el aroma reconfortante del té y las galletas. Mitsuri se sentó frente a él, sirviendo té en dos tazas de porcelana.

—¿Cómo ha sido tu día? —preguntó Mitsuri, ofreciéndole una taza.

—Ha sido tranquilo. Estoy agradecido por el tiempo para recuperarme —respondió Izuku, tomando un sorbo del té caliente.

—Me alegra escuchar eso. Quería compartir este momento contigo, Izuku-kun. Tengo algo para ti —dijo Mitsuri, su voz suave y un poco nerviosa.

Izuku la miró con curiosidad mientras ella se levantaba y caminaba hacia una pequeña caja de madera sobre su escritorio. La abrió y sacó un collar con un colgante que tenía la inicial "M".

—Este collar es para ti. Quiero que lo uses para recordar que nunca estás solo. Siempre estaré contigo —dijo Mitsuri, colocándole el collar a Izuku con manos temblorosas.

Izuku sintió una oleada de emociones al recibir el regalo. —Mitsuri-san, esto significa mucho para mí. Gracias por este hermoso regalo.

Mitsuri lo miró a los ojos, su expresión suave y cariñosa. —Izuku-kun, eres una persona muy especial para mí. Me alegra que estés aquí.

Ambos se miraron fijamente, y antes de darse cuenta, se encontraron acercándose el uno al otro. Sus labios se encontraron en un beso suave, lleno de ternura y emoción. El tiempo pareció detenerse mientras se abrazaban, sintiendo la calidez y el amor que compartían.

El beso se volvió más profundo, sus labios moviéndose en perfecta sincronía. Izuku sintió el suave roce de las manos de Mitsuri en su espalda, mientras las suyas acariciaban el cabello de ella. Sus cuerpos se acercaron más, y Mitsuri desabotonó lentamente la camisa de Izuku, sus dedos temblorosos pero decididos. Izuku la ayudó, sus manos recorriendo la suave piel de Mitsuri.

Izuku el de las 5 respiraciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora