Capitulo 10

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El sol apenas comenzaba a asomar en el horizonte, llenando la habitación de Mitsuri con una luz suave y dorada. Izuku y Mitsuri despertaron lentamente, disfrutando de la calidez de la cama y la cercanía del otro. Justo cuando Izuku se estiraba, un cuervo se posó en el alféizar de la ventana, graznando con fuerza.

—Deku, en compañía de Bakugo, Setsuna y Momo, reúnanse en 30 minutos para una pequeña misión. El patrón les dará los detalles en persona —anunció el cuervo, su voz cortante y precisa.

Izuku y Mitsuri intercambiaron una mirada, la seriedad del mensaje disipando el calor y la tranquilidad de la mañana.

—Parece que tenemos trabajo —dijo Izuku con una sonrisa, aunque sus ojos mostraban determinación.

—Cuídate mucho, Izuku —respondió Mitsuri, su voz llena de preocupación y cariño.

Ambos se levantaron, preparándose rápidamente. Mitsuri acompañó a Izuku hasta la puerta, dándole un abrazo fuerte antes de que él se dirigiera al punto de reunión.

En la sala principal de la finca, el patrón los esperaba, su presencia imponente pero tranquila. Bakugo, Setsuna y Momo ya estaban allí, listos para recibir las instrucciones.

—Buenos días —comenzó el patrón—. Hay una situación urgente en el Distrito Rojo. Una de nuestras cazadoras, que ha estado en una misión durante más de un mes, no ha dado señales de vida desde hace tres días. Necesito que vayan a rescatarla y descubran qué está sucediendo.

Izuku, Bakugo, Setsuna y Momo asintieron, aceptando la misión sin dudar.

—No fallaremos, patrón —dijo Izuku, con firmeza en su voz.

Antes de partir, Izuku se encontró con Mitsuri en los jardines de la finca. Ella lo esperaba, su rostro mostrando una mezcla de orgullo y preocupación.

—Tengo que ir a la misión para rescatar a alguien —le explicó Izuku, tomando sus manos—. Pero prometo que regresaré sano y salvo.

Mitsuri asintió, sus ojos brillando con lágrimas contenidas.

—Ten cuidado, Izuku. Te estaré esperando.

Izuku besó su frente antes de dirigirse al armario donde guardaba sus espadas. Eran dos katanas gemelas, cada una con empuñaduras doradas y hojas largas y curvas. La empuñadura de cada espada estaba decorada con una cadena que brillaba a la luz, recordándole la importancia de su misión y su promesa a Mitsuri. Con cuidado, Izuku las colgó en su espalda, asegurándose de que estuvieran bien sujetas.

—Madre, dame fuerza —murmuró Izuku, mirando al cielo antes de reunirse con el equipo.

Camino al Distrito Rojo
El trayecto al Distrito Rojo comenzó en silencio, cada uno de los miembros del equipo perdido en sus pensamientos. Las calles se transformaban a medida que avanzaban, volviéndose más estrechas y llenas de vida nocturna. Luces de neón y risas llenaban el aire, mientras burdeles y tabernas empezaban a despertar para la noche.

Izuku caminaba junto a Momo, notando la tensión en sus hombros. Decidió romper el hielo, sabiendo que trabajar juntos requería más que solo habilidad.

—No hemos tenido muchas oportunidades de hablar —dijo Izuku, mirando a Momo—. Soy Izuku Midoriya. Antes de unirme a la causa, solía entrenar día y noche para mejorar mis habilidades.

Momo le sonrió, relajando un poco su postura.

—Yo soy Momo Yaoyorozu. Utilizo la Respiración Lunar.

—Eso suena increíble. Debe haber sido una gran decisión unirte a nosotros.

—Lo fue, pero no me arrepiento. Esta misión es importante, y haré todo lo que pueda para asegurarnos de que tenga éxito.

La conversación fluyó de manera natural, ambos compartiendo pequeñas anécdotas y experiencias que los acercaron más. Bakugo y Setsuna caminaban un poco más adelante, con Bakugo ocasionalmente lanzando miradas de impaciencia por la charla de sus compañeros.

—¡Oye, apúrense! No tenemos todo el día —gruñó Bakugo, aunque su tono no era del todo serio.

Izuku y Momo rieron, apresurando el paso para alcanzar al resto del grupo. Finalmente, llegaron al corazón del Distrito Rojo, donde la atmósfera era aún más vibrante y caótica. El bullicio de la noche estaba en pleno apogeo, con luces de neón y risas resonando en el aire.

El grupo se dirigió a una posada segura donde podrían descansar y prepararse. El dueño de la posada los recibió con una cálida sonrisa y les mostró sus habitaciones. Después de dejar sus pertenencias, se reunieron en el comedor para cenar. La comida era simple pero nutritiva: arroz, sopa miso, pescado y vegetales frescos. Todos comieron en silencio, saboreando cada bocado mientras recuperaban energías.

Después de la cena, se separaron para instalarse en sus habitaciones. Las chicas, Momo y Setsuna, compartían una habitación, mientras que Izuku y Bakugo ocupaban otra.

—Es mejor que descansemos bien esta noche —sugirió Izuku—. Mañana podría ser un día largo.

Antes de retirarse, Izuku y Bakugo decidieron entrenar un poco. Se dirigieron a un claro cercano, rodeado de árboles altos que susurraban con el viento nocturno. Bajo la luz de la luna, comenzaron a practicar sus movimientos, perfeccionando sus técnicas.

—Necesitas ser más rápido, Deku —comentó Bakugo, lanzando un golpe rápido que Izuku apenas esquivó.

—Estoy trabajando en ello —respondió Izuku, contraatacando con una serie de movimientos fluidos.

La práctica continuó durante una hora, ambos mejorando y aprendiendo el uno del otro. Finalmente, agotados pero satisfechos, decidieron que era suficiente por la noche.

—Es hora de dormir —dijo Izuku, respirando profundamente para calmar su cuerpo.

—Sí, mañana tenemos una misión importante —respondió Bakugo, guardando su espada.

De vuelta en su habitación, Izuku y Bakugo se acomodaron en sus futones. El cansancio del día se apoderó de ellos rápidamente, y pronto ambos estaban profundamente dormidos, listos para enfrentar los desafíos que el nuevo día les traería.

En la habitación contigua, Momo y Setsuna también descansaban, preparándose mentalmente para lo que estaba por venir. La noche pasó tranquila, con cada uno de los miembros del equipo soñando con el éxito de su misión y el bienestar de su compañera desaparecida.

La mañana siguiente traería nuevas pruebas y desafíos, pero por ahora, todos se permitieron unos momentos de paz y descanso, recargando sus fuerzas para lo que les esperaba en el corazón del Distrito Rojo.

Izuku el de las 5 respiraciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora