Capítulo 20

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El sol apenas comenzaba a asomarse cuando el patrón convocó a todos los cazadores a la sala principal de la mansión. Después de semanas de intenso entrenamiento, el grupo estaba ansioso por lo que vendría. El ambiente en la sala era tenso, lleno de expectativas mientras esperaban las palabras del patrón. Este, con su habitual calma, los observó por un momento antes de hablar.

—Han trabajado arduamente y han demostrado una gran dedicación. Es tiempo de llevar su entrenamiento al siguiente nivel —dijo, su voz firme pero serena—. Durante las próximas semanas, realizarán misiones y seguirán entrenando fuera de la mansión. Tengo que realizar una "remodelación" en este lugar e implementar nuevas medidas de seguridad. Así que es mejor que permanezcan fuera por un tiempo.

Los cazadores asintieron, confiando en el juicio del patrón. Sin embargo, bajo su aparente tranquilidad, el patrón ocultaba un plan. Aunque no reveló los detalles, la urgencia en su tono indicaba que algo mucho más grande se estaba gestando.

Después de recibir sus instrucciones, los cazadores comenzaron a dispersarse para prepararse para su partida. Pasaron unas horas ocupados en los preparativos, y pronto se pusieron en marcha hacia sus respectivos destinos, listos para cumplir con las misiones asignadas.

Sin embargo, mientras estaban fuera, un visitante inesperado llegó a la residencia. Muzan Kibutsuji, el Rey Demonio, se presentó ante el patrón en la sala que momentos antes había estado llena de cazadores. La atmósfera se volvió densa al instante, cargada de una tensión palpable.

—Así que finalmente has decidido mostrarte —dijo el patrón con un tono neutral, como si hubiera estado esperando la llegada de Muzan.

Muzan, con su presencia imponente, miró alrededor de la habitación con una ligera sonrisa en sus labios.

—¿De verdad crees que esos cazadores podrán detenerme? —respondió Muzan con desdén—. Ya has visto de lo que soy capaz. Este mundo está destinado a caer bajo mi dominio, y tú no podrás evitarlo.

El patrón mantuvo su compostura, su expresión inmutable. Sabía que enfrentarse a Muzan cara a cara era una batalla mental tanto como física.

—He tomado precauciones. No me subestimes, Muzan. Sabes que el destino de este mundo no está grabado en piedra —replicó el patrón, sus ojos fijamente puestos en Muzan.

La conversación entre los dos continuó durante lo que parecieron horas, una batalla verbal entre dos fuerzas poderosas, cada uno midiendo al otro, buscando debilidades.

Mientras tanto, los cazadores estaban ocupados con sus misiones cuando un grito de alerta resonó en el cielo. Todos los cuervos mensajeros comenzaron a emitir un llamado de emergencia, una cacofonía que cortaba el aire con urgencia. Los cazadores se detuvieron en seco, escuchando el mensaje con horror creciente.

—¡Regresen a la mansión! ¡La residencia está bajo ataque!

Sin perder un segundo, los cazadores comenzaron a correr hacia la mansión, con el corazón latiendo con fuerza en sus pechos. La velocidad con la que se movían era abrumadora, impulsada por la desesperación y el miedo. Izuku, con los ojos llenos de determinación, lideraba el grupo, su mente solo enfocada en llegar a tiempo.

Sin embargo, justo cuando la mansión estaba a la vista, una explosión masiva sacudió la tierra. La explosión fue tan potente que la onda expansiva los impulsó hacia atrás, haciéndolos tambalearse. Los escombros volaron en todas direcciones, y una nube de humo y polvo se elevó hacia el cielo.

Cuando el polvo comenzó a asentarse, una figura emergió entre las ruinas: Gyomei Himejima, el Pilar de la Roca, estaba luchando ferozmente contra Muzan, que se regeneraba con dificultad. A pesar de su inmensa fuerza, Muzan parecía estar en desventaja, enfrentando el poder abrumador de Gyomei.

—¡Es Muzan! —gritó Gyomei cuando el resto de los cazadores llegaron a la escena—. No morirá solo con cortarle la cabeza. ¡Prepárense para una pelea a muerte!

Sin perder un segundo, todos desenfundaron sus espadas y corrieron hacia la batalla. Rengoku, Gyu, Mitsuri, Shinobu, Momo, Bakugo, Kirishima, Denki, Setsuna, Mirko, e Izuku avanzaron en formación, sus movimientos sincronizados como un solo ser. Izuku, con los ojos llenos de furia y determinación, mantuvo su mirada fija en Muzan. Recordaba con claridad el día en que su madre murió, y ahora, finalmente, tenía al responsable frente a él.

Izuku fue el primero en acercarse lo suficiente como para intentar un corte mortal en el cuello de Muzan, pero antes de que su espada pudiera conectar, el suelo bajo ellos comenzó a temblar. Sin previo aviso, el piso se abrió de repente, separándolos y haciéndolos caer en un abismo oscuro.

Cuando el suelo bajo ellos comenzó a temblar y se abrió de repente, los cazadores no cayeron en la oscuridad como habrían esperado. En su lugar, se encontraron descendiendo hacia una fortaleza inundada de luz, como si estuvieran cayendo en un barrio intensamente iluminado en medio de la noche. Las paredes brillaban con una luz cegadora, y cada rincón de la fortaleza parecía bañado en un resplandor antinatural que contrastaba con la destrucción en la superficie.

A medida que caían, la intensidad de la luz les permitía ver cada detalle de la gigantesca estructura. Los vastos pasillos y las imponentes columnas de mármol blanco se extendían a lo largo de la fortaleza, reflejando la luz en todas direcciones, dándoles una vista clara de lo que les esperaba. No había sombras donde ocultarse, y todo estaba expuesto bajo la luz intensa, lo que les hacía sentir una extraña mezcla de vulnerabilidad y claridad.

Al tocar el suelo, cada grupo de cazadores se encontró en un área distinta dentro de esta fortaleza resplandeciente, el brillo que los rodeaba creando una atmósfera surrealista.

Rengoku y Gyu aterrizaron en lo que parecía ser una antigua mansión con múltiples habitaciones, cada una iluminada por lámparas colgantes que proyectaban sombras suaves, pero llenas de movimiento.

Mitsuri, Shinobu y Momo se encontraron en un estanque que reflejaba la luz de miles de linternas flotantes, haciendo que el agua brillara como si estuviera llena de estrellas. A pesar de la belleza del lugar, la sensación de peligro era palpable, como si algo acechara justo fuera de su vista.

Bakugo, Kirishima y Denki cayeron en una amplia plataforma, iluminada por luces deslumbrantes que parecían emanar directamente del suelo. Frente a ellos, un demonio con una extraña guitarra estaba esperando, su sonrisa siniestra resaltada por la luz que lo rodeaba.

Finalmente, Gyomei, Izuku y Mirko aterrizaron en un vasto salón lleno de pilares, cada uno irradiando una luz más apagada que hacía que el techo, situado a una distancia casi imposible, pareciera aún más lejano. La atmósfera era opresiva, con la luz haciendo que cada rincón estuviera menos expuesto.

Mientras cada grupo se preparaba para lo que vendría, sabían que esta fortaleza, tan deslumbrante y traicionera, era el escenario de una batalla que definiría el destino de todos ellos. Con la determinación renovada, los cazadores se dispusieron a enfrentar los horrores que los aguardaban en esta estructura radiante.

Izuku el de las 5 respiraciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora