7. El Misterio De Davian.

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Parece ser que no solo Zaira guarda secretos.

Zaira.

—Y bueno mami, pasé la entrevista con los viejitos —anuncié entusiasmada, dejando a un lado el cepillo y el coleto para sentarme.

—Qué bueno, mi amor -sonrió mi mamá, aunque noté que no estaba tan entusiasmada—. ¿Cómo estuvo la entrevista?

—Bueno... Si se ven fuertecitos, pero ya tú vas a ver que me va a ir bien —aseguré sonriente.

Mi mamá me miraba poco, se notaba preocupada.

—Bueno, ¿me vas a decir o no?

—¿Qué cosa? —me observó tratando de disimular.

Entrecerré los ojos, incrédula—. Mami, por favor, te veo preocupada tanto que ni atención me prestas. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Pasó algo? Y por cierto, ¿dónde están mi papá y mi hermano?

—Te voy a decir algo importante, pero no quiero que lo andes comentando frente a tu papá ni nada —advirtió, levantando el celular para tener buena señal, porque ya se estaba cayendo un poco—. Lo mismo le dije a tu hermano. Tu papá salió hace un rato y estamos decaídos... Le llamaron de la cárcel de Chile.

Fruncí el ceño, sintiendo una creciente preocupación en el pecho. —¿Qué pasó?

—La situación con tu tío ha empeorado mucho. Nos avisaron que está muy grave por el cáncer de colon. —Un silencio pesado se instaló entre ambas, tratando de asimilar la noticia que me cayó como un maldito balde de agua fría.

Sentí mi nariz arder y las lágrimas amenazando con surgir.

—¿Lo tiene avanzado? —Asintió, el silencio volvió por unos segundos hasta que tuve el valor de indagar—. ¿Cuánto?

—Él no sabe y los doctores no hablan —juntó las manos entrelazando sus dedos—. Pero yo estuve investigando, porque él le dijo a tu papá que estaba vomitando sangre, al igual que cuando intenta ir al baño y que ha estado hinchado, y para mí que ese cáncer lo tiene en grado tres.

Apreté los puños con fuerza. Es tan triste... Cómo gente inocente está encarcelada de forma injusta, que ni siquiera les den la oportunidad de entregar alguna prueba, y que en vez de ver el caso, solo se ensañen porque son extranjeros ilegales. Que digan que por una estafa, de la cual tú eres la víctima, ahora la culpa la tengas tú, y que sólo por ser venezolano y por un cargo falso ahora pertenezcas al "Tren De Aragua" u otras mafias peligrosas, y resultes ser "Un Peligro Para La Sociedad".

—¿Y los chicos? Jhoedmy y Gael —respiré hondo—. Jhoedmy no me importa, pero Gael es el más chiquito, solo tiene seis años. ¿Qué pasará? Porque no le pueden explicar a un niño que sus dos padres no van a volver porque están presos por una injusticia.

—Nosotros ya no podemos decidir eso, Zaira. La familia de tu madrina son los que hablan y hacen —frunció el ceño soltando con desagrado—. Ellos son todos los "Villarreal, los Villarreal".

—¿Y entonces? —insistí, notando cómo mi voz se quebraba. Ella se pasó la lengua para hidratarse los labios y se amarró el cabello, un gesto que denotaba su nerviosismo.

—Están pensando en mandarlos para Venezuela. —mi corazón se hundió—. Ellos ya tomaron decisiones, hicieron todo ellos, entonces nosotros somos como un cero a la izquierda, ¿entiendes?

—¿Y su otro hermano? Gladiomy, el que está aquí.

—Él es el que debe decidir, hoy se va a hacer una llamada para decidir qué va a pasar porque si no pueden tener a los niños en Chile entonces se envían devuelta a Venezuela, y deben vender todo del departamento que tenían porque Gladiomy no puede pagar algo que no están usando haciendo un gasto innecesario.

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