Epílogo

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El apartamento ya estaba vacío. Parecía mucho más amplio y frío, lejos de ser tan acogedor como había sido. Los techos eran demasiado altos, las ventanas demasiado grandes y el espacio demasiado inhóspito sin los objetos de uso cotidiano ni el caos de un taller atestado de trabajos en producción. Felix había amado aquel lugar, pero desde lo ocurrido con Han —Peter, tenía que recordarse—, el loft no era el mejor sitio para vivir.

Demasiado lleno de recuerdos que aún le costaba asimilar, dos meses después.

Los días posteriores a su liberación fueron contradictoriamente los más fáciles. Aún en shock, pudo enfrentarse en modo automático a las testificaciones, a las preguntas y a la narración de lo ocurrido. Lo duro fue después. El miedo a estar solo, a cerrar la puerta, a quedarse dormido. Las pesadillas y la ansiedad, los sobresaltos por cada mínimo ruido. Ryunjin le acogió en su casa durante un par de semanas, mientras duraban los trámites de la investigación y preparaban su exposición en la galería. Hyunjin le convenció de denunciar al tipo que le llamaba. Era el hermano de Daniel, le hizo sentir muy culpable, pero también le ayudó a cerrar heridas al enfrentarse por primera vez a lo ocurrido.

Su relación con Hyunjin, por otra parte, fue recomponiéndose, poco a poco.

Hablaron sin sacar las cosas de quicio durante los días de hotel que le regaló, pero también después. Ahora se conocían mucho más y el policía, en los días que duraba su suspensión, estuvo con él en todo momento. Se perdonaron lo que debían perdonarse y lo demás lo comprendieron. Se habían dicho muchas cosas que en realidad no sentían durante aquellos días oscuros. Cosas que ya no tenían peso. Que no importaban. Se querían lo suficiente para luchar por lo que compartían, podían superar aquello juntos.

Al fin y al cabo, en los peores tiempos es cuando el amor brilla y se fortalece y el suyo parecía más fuerte que nunca. Hyunjin se fue a vivir con él cuando regresó al loft.

La exposición se estrenó tres días antes de Navidad. La noche oscura del alma, ese fue el título que le dio Felix, fue descrita por la crítica como perturbadora y siniestra: una alegoría de la vida y el sufrimiento en la que se atisbaba la esperanza al final del camino. Las valoraciones positivas por la calidad de su obra fueron casi unánimes, lo que unido a los rumores que apuntaban a que su modelo le había secuestrado y estuvo a punto de matarle, hizo que todos los cuadros se vendieran durante la primera semana por cantidades desorbitadas. Eso provocaba cierta incomodidad en Felix.

Los hechos no se habían filtrado a la prensa, según Hyunjin, porque los padres de Peter tenían la influencia suficiente para lograrlo, pero en Pine Creek las cosas se sabían y se extendían como un incendio. Tenía que aceptarlo y tomó el compromiso de donar parte del dinero ganado a una asociación contra el abuso sexual.

Las Navidades no fueron tan horribles como imaginó cuando Ryunjin le dijo que iban a venir sus padres a pasarlas en su casa. Ella estaba feliz por haber ganado el concurso de escaparates con una acogedora escena familiar, y su felicidad resultó contagiosa para todos. Su padre había cambiado la actitud con él e hizo buenas migas con Hyunjin en cuanto supo que era policía.

Su madre fue como un bálsamo; se compinchó con Hyunjin y le convencieron de que buscaran una casa en la montaña para mudarse. Lo lograron, lo que Felix no dijo es que parte de su decisión tenía que ver con Tango. Estaba tan agradecido por la ayuda que había supuesto tener un perro que era capaz de algo tan aterrador como una mudanza por él. Su cariño incondicional, los cuidados y el mimo que necesitaba un animal que había sido abandonado,

los paseos obligatorios y el tener que centrarse en esa responsabilidad aceleraba mucho su propia recuperación.

El animal olisqueaba el apartamento vacío tratando de comprender qué pasaba.

Obsesionado (JILIX)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora