DESTELLOS

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A pesar del sentimiento de felicidad que embargaba a Zaynab,  la preocupación y la angustia la invadieron, y empezó a manifestarlos ante su futuro esposo, Baldwin la escuchaba con paciencia y atención,  dándole caricias en su rostro como intento de  tranquilizarla.

Zaynab: Señor yo no soy noble, no vengo de una familia importante, mi padre era un hombre sencillo y mi hermano un campesino, yo...

Baldwin: Me atrevería a decir que tú no tienes punto de comparación con la gente de la nobleza, querida- la interrumpió él sujetando su rostro con su mano izquierda-  no te llegan a los talones, ellos generalmente no poseen virtudes en el corazón...

Zaynab: ¿Y qué va a pasar con mi religión? Si contraemos matrimonio tendré que bautizarme en el cristianismo y yo siento que todavía carezco de una gran fe..

Baldwin: No te forzaré a hacer algo que no quieras, Zaynab, aquí tus creencias no serán forzadas ni inculcadas por mí ni por nadie...

Zaynab: Señor, yo no me siento lista para llevar una corona, asumo que es mucha responsabilidad, mi amor por usted no es suficiente, también recién mi carácter se está forjando, no me siento capaz, aún soy débil...

Baldwin: Tengo que reconocer que en éstos días te has vuelto muy fuerte- contestó el acariciando su rostro con delicadeza- no cualquiera es capaz de soportar el dolor que haz pasado, tu personalidad está más aguerrida, desde que me enteré que enfrentaste a Guy de Lusignan...

Zaynab: Entonces, ¿usted ya sabe?- exclamó mirándolo con los ojos muy abiertos.

Él acercó sus labios y besó su frente, se afligía al saber que no podía sentir su piel de ella directamente y tenía que besarla estando bajo una máscara, pero la sentía como si la suave piel de la joven estuviera impregnada en él, incluida el aroma  a vainilla que ella solía despedir siempre.

Baldwin: Sybilla me lo contó, no sabes lo orgulloso que me siento de ti, mi amada... solo espero que mi hermana pueda deshacerse de él y casarse con un buen hombre...

Zaynab: Me sentiría mal con su hijo, es un niño hermoso... no tiene la culpa de la clase de padre que tiene.

Baldwin: ¡Me encanta cuando hablas así!- exclamó él estrechándola contra su pecho, después le tomó las manos y la miró a los ojos- Prepárate porque mañana anunciaré a todo palacio mi compromiso contigo.

Zaynab: Señor, ¿mañana?- exclamó perpleja.

Baldwin: Tú decide el día querida...

Zaynab: Estoy de acuerdo con mañana- contestó ella sonriendo- Me siento nerviosa, señor..

Baldwin: Muy pronto seré tu esposo, querida, así que por favor anda cortando las formalidades conmigo.

Ella lo tomó por el rostro, y acercando sus labios lo besó muy cerca de los suyos, él aprovechó para contemplarla a detalle y convencerse de que no era un sueño haber encontrado la felicidad en una joven de belleza incalculable como ella que bien hubiese podido ser esposa de un duque o de algún hijo del sultán, porque era lo que ella merecía por la calidad de persona que era, ella no merecía sufrir más y eso era lo que el rey pensaba que lo único que le iba a generar a ella era sufrimiento.

 Baldwin: No entiendo cómo no sientes repugnancia al estar cerca de mí- murmuró él.

Zaynab: No quiero volver a escuchar esas palabras...

Baldwin: Perdóname por no hacerte feliz como te mereces.

Zaynab: Yo ya soy feliz teniéndolo así de cerca, no me causa repugnancia, solamente me llena de amor y de paz, solamente viva el presente, no piense en nada, seré solo suya por siempre, en ésta vida y en la otra, ¿Entiende?

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