-Dime que no es una broma lo que me estás diciendo, Sybilla- Baldwin se acercó a su hermana apoyándose en los hombros de ella ya que sentía una terrible sensación de desvanecimiento y su respiración sonaba agitada, luchando contra su cuerpo mismo el cual se había tornado más pesado que nunca, entrecerraba los ojos, luchando por mantenerlos abiertos sin embargo le resultaba inviable, Sybilla lo sujetó por los brazos afligida, Tiberias se encontraba en los aposentos del rey presenciando la escena y pendiente de Baldwin que parecía que en cualquier momento su cuerpo ya no se sostendría mas y caería al suelo:
-No pudimos hacer nada hermano, se la llevaron, fue herida con una flecha...- musitó con tristeza.
-¿¡QUÉ?!- balbuceó apenas sintiendo que le faltaba el aire y que la vista izquierda se le nublaba poco a poco-¿Cómo que la hirieron?
Sybilla: Hermano, por favor te imploro que guardes la calma.
Tiberias: Majestad , le prometo que la voy a encontrar, yo me encargaré de eso...
Baldwin: ¡Llévenme con ella, por favor!- exclamó en medio de sollozos sintiendo que su corazón latía de manera acelerada lo cual le provocaba una sensación de falta de aire mientras Sybilla y Tiberias lo sujetaban para evitar que el desvanecimiento lo venza- ¡Nos vamos a casar, falta poco para nuestra boda!- y soltando un quejido de dolor cayó en los brazos de Tiberias inconsciente.
Sybilla: ¡ Un médico por favor!- ordenó- Tiberias ayúdame a colocarlo sobre la cama.
Inmediatamente un par de médicos se precipitaron en la habitación y ayudaron Sybilla ya Tiberias a depositar a Baldwin con suma cautela sobre la cama.
-Un desvanecimiento, por favor, ayúdenlo...
- Como usted ordene, alteza- respondió uno de los médicos, e inmediatamente le quitó la máscara y los guantes para poder examinarlo dejando al descubierto su desfigurado rostro y sus brazos extenuados por las llagas expuestas a carne viva.
-Tiberias- exclamó Sybilla- Por favor envía un grupo de templarios en búsqueda de Zaynab- ordenó mientras la idea de que las probabilidades de que Zaynab muera debido a la herida de la flecha que había recibido eran altas, Tiberias haciendo una reverencia salió de la habitación- Por favor señor, protege a Zaynab, no le quites su felicidad a mi hermano, al menos que sea feliz lo que le queda de su vida, dale ese último regalo, Dios mío- suplicaba en su mente, mientras las espinas del arrepentimiento por haber invitado a Zaynab a cabalgar aquella mañana se incrustaban en su corazón.
Tiberias reunió medio ciento de caballeros que inmediatamente salieron dirigidos por él cabalgando a gran velocidad hacia aquel bosque en el que casi todas las mañanas Sybilla salía a explorar para respirar aquel aire puro que le provocaba aquel bosque cargado de abundante vegetación.
Tiberias bajó de su caballo observando detenidamente a sus alrededores, su mirada se concentró en un chorro de sangre que había en el suelo el cual se notaba que había sido derramado recientemente, entonces recordó que Zaynab fue herida con una flecha, lo cual dedujo que la sangre le pertenecía a ella, se guio por el camino hacia donde unas huellas de caballo marcadas notablemente en el suelo arenoso mojado indicaban hacía donde había ido aquel caballo con ella.
Tiberias: Ya sé donde ir- dedujo montándose nuevamente en su caballo- Vamos hacia el este, guíense por aquel camino. Por consiguiente, emprendieron la marcha nuevamente entrando por aquel sendero el cuál conducía a un laberinto de árboles y rocas afiladas.
Zaynab abrió los ojos lentamente, sentía que el peso de éstos era inmenso, frente a sus ojos divisó una fogata, unas siluetas de caballeros y a sus oídos llegaban risas, miró su pecho y se dió cuenta de que la flecha había sido quitada y su camisón estaba manchado de sangre, emitió un quejido de dolor y quiso apretar su pecho para detener la sangre que seguía saliendo de aquella herida sin embargo le resultó imposible ya que sus manos estaban atadas y ella estaba apoyada en un tronco de árbol, además sus ojos pudieron divisar perfectamente a Guido de Lusignan, quien al darse cuenta de que había despertado, se incorporó de un tronco de madera donde estaba sentado , y caminó hasta ella:
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Alas Blancas
RandomUn ataque sorpresivo cristiano incitado y liderado por Reinaldo de Chatillon a Damasco sorprendió a Zaynab y su familia quienes tienen que emprender una huída con carácter de urgencia, sin embargo un suceso devastador marca la vida de la muchacha...