EMMA
Estoy tan emocionada. Por fin se me va a cumplir el sueño de conducir un Mustang. Me subo al auto y lo primero que hago es observar cada detalle, es hermoso los asientos son preciosos y el volante y tablero ni digamos. Colocó la radio para buscar una canción, luego de unos minutos esta sonando Bad Boys. Enciendo el auto y estoy que me muero, el sonido del motor es precioso. Lo hago rugir y suelto una pequeña risita.
– ¿Te gusta?— Me pregunta Enzo que está en el Mustang rojo, al lado mío.
—Me encanta.—Le respondo con una enorme sonrisa.— ¿A dónde vamos?— Pregunté.
— Tu solo sígueme iremos a una carretera no muy concurrida de aquí.— Respondió.
Yo asentí, y él salió en el auto, me quedé mirándolo y de verdad que era precioso amaba estos autos.
Luego de unos minutos salí detrás de él, cuando salimos del portón él giró a la izquierda. Lo seguí y así conducimos por un buen rato, cuando miré que él se estacionaba al lado de un árbol yo decidí ir más adelante para dar la vuelta.
Iba muy rápido por el espejo retrovisor pude ver a Enzo bajando de su auto un poco asustado, yo seguí andando más rápido y cuando decidí que era el momento exacto para dar la vuelta lo hice, primero pise el acelerador por 5 segundos y luego gire el volante al mismo tiempo que pisaba el freno, di la vuelta y quedé de frente donde estaba Enzo a lo lejos pude ver su cara de asombro, le metí cuarta y salí disparada para donde estaba. Frene y me parqué al lado de su auto solo que el de él estaba mirando hacia el lado izquierdo y el mío al derecho.
Me bajé del auto mientras me colocaba unos lentes que tenía colgados en el auto, una vez estuve con los pies en el suelo, cerré la puerta y me recosté en el auto con los brazos cruzados en el pecho. Él me miró con los ojos bien abiertos.
—¡Dios mío me dijiste que podías conducir! ¡No que eras torero!.–Gritó eufórico.
Yo solté una risa y me encogí de hombros.
—Bueno aprendí del mejor – Me acerqué a él y me senté en la sombra del árbol.—Mi padre era fanático de los autos, y cuando me enseñó a conducir también me mostró algunos trucos.—.
— Wow es fantástico.— Dijo asombrado.— Me hubiese gustado conocerlo.—.
— Estoy segura que le ibas a caer muy bien. Iba a amar tus autos.—. Dije con una enorme sonrisa en el rostro.
Me sentía muy bien hablando de mi padre, ya no me dolía mencionarlo o recordarlo, después de que le conté la historia a Enzo, me sentía más libre, ya no dolía hablar ni recordar a mi padre.
— Seguro que sí.—él se sentó a mi lado mientras yo me recosté en sus piernas.
—Ese Mustang es una belleza.— Dije observando los Mustang.
— Si lo sé y sobre todo son una belleza para ti que sabes usarlos.—. Dijo mientras me acariciaba el cabello.
— Si lo sé. Se me ve mejor que a ti.— Respondí en un tono de superioridad.
El soltó una carcajada.
— Tu cabello es hermoso Emma.— dijo mientras me hacía una pequeña trenza.
— Gracias —. Respondí muy agradecida de ese comentario.
Serré los ojos un momento y luego los abrí de un solo de un solo cuando sentí que alguien me estaba haciendo cosquillas. Me removí en sus piernas mientras sentía como me dolía el estómago de tanto reírme.
—¡No basta!–Grite sin aliento —. ¡Ya por favor!—. Grité.
Como pude me zafé de su agarre y empecé a hacerle cosquillas a él, empezó a reír y yo seguí haciéndole más cosquillas, me subí encima de él y le hice en el cuello. Él me sostuvo de las manos y me miró todo agitado, yo estaba igual con la respiración muy acelerada, me quedé encima de él mientras mi pecho subía y bajaba.
Él me soltó las manos, me agarró de la cintura y me apretó contra él. Yo sentí como estaba tan duro que me sentí caliente, él me restregó en su erección y soltó un gemido. Yo me sentí húmeda, jadeé, luego él me acercó a él y empezó a besar mi cuello, me separé de él y me levanté rápidamente antes de que pasara algo más de lo que me podía arrepentir. Por qué si quería estar con Enzo pero también tenía miedo de que el solo me quiera para eso.