EMMA
Me levanto de la cama y bajo hasta la cocina donde se encuentra Enzo cocinando, me acerco y lo redo con mis brazos por detrás.
—Mm huele muy bien —. Me puse a su lado para ver que estaba cociendo.
—Espagueti, ha la italiana —. Trato de sonar como un italiano pero falló en el intento.
Empecé ha reír que me iba ah tierra, Enzo se cruzó de brazos y me miró con una ceja enarcada.
—¿Qué es tan gracioso?—. Dijo en un tono serio.
—No nada, es que me da risa tu pronunciación —. Me limpié unas lágrimas que habían salido de mis ojos.
Se dio la vuelta y siguió con su Espagueti, me senté en el mesón y me dediqué ah observar ha Enzo, no sé qué iba ah hacer de mañana en adelante cuando ya no lo tuviera a mi lado.
—¿Qué pasa?—. Preguntó él cuando vio que me quedaba ida.
Yo negué con la cabeza y él empezó ha sacar los platos, sirvió la comida en el plato y me entregó el mío, se sentó en el mesón y empezamos ah comer en silencio. Después de terminar de comer la comida me levanté y tome los platos para lavarlos. Terminé y me dirigí a la habitación, tome las llaves de las YZ's y bajé hasta la cocina.
—¿Y si vamos a dar una vuelta?—Me senté en sus piernas y dejé un beso en sus labios. Le mostré las llaves.
—Mm, ¿Qué tal si mejor nos vamos de ruta?—. Beso mi cuello.
Yo lo miré con felicidad, siempre había querido ir de ruta pero nunca había tenido la oportunidad.
—¿De verdad?—. El asintió.—. ¡Sii!—. Grité emocionada.
—Vamos arriba tengo unos trajes de protección —. Subimos hasta la habitación.
Él abrió el clóset y buscó en la parte de abajo de donde sacó dos trajes de ruta nítidos.
—¿Qué número quieres?—. Preguntó mostrando el número 10 y el 15.
—Mm, quiero el número 15 —. Hice una cara tierna meneando mis pestañas de arriba hacia abajo.
Él soltó una risa y me lo entregó, me quite la ropa quedando en ropa interior y me coloque el traje que me quedaba enorme. Enzo ya lo tenía puesto y le quedaba perfecto, incluso un poco sacado.
—Creo que es demasiado grande —. Me acerqué al espejo para verme.
—Tal vez tú eres demasiado pequeña.
Se echó a reír, coloque un par de broches en ciertas partes para que socara y no me quedara flojo, en la parte de abajo lo doblé hacia adentro para que no me arrastrara.
—Lista— Me puse al frente de él con una sonrisa en el rostro.
—Guapísima, príncipessa. — Se acercó hasta que quedó a unos centímetros de mi.
Me tomó de la barbilla y acercó su rostro hasta el mío y depositó un suave beso en mis labios. Se separó y me sonrió. Se alejó y tomó los guantes de la mesa, salimos de la casa hasta donde se encontraban las motos.