32: Siiii

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EMMA

Entro a mi habitación y me voy de paso al cuarto de baño, me paro al frente del lavabo y tomo mi cepillo.

Después de lavarme los dientes salgo y voy hasta la cama donde Enzo sigue dormido como una piedra.

—Buenos días mi bello durmiente —Le dije y luego me tiré encima de su cuerpo.

Él abrió los ojos un poco y luego sonrió.

—¿Cómo es que tienes tanta energía?— Me rodeó con sus brazos y empezó a deslizar sus manos de arriba abajo por mi espalda provocándome escalofríos.

—No lo sé. Creo que tú ya estás en la menos-pausa ¿sabes?.

Él me miró con una cara de " jaja que graciosa ".

—Será mejor que te des una ducha para que nos vayamos. Nosotras ya estamos listas, al igual que tu maleta que solo está esperando por ti.

— Esa atención me gusta — Me dio un beso en los labios y me pegó hasta su cuerpo, yo me separé antes de que no podamos salir de esa cama.

—El baño te espera.

Le di unas palmadas en el pecho y luego me bajé de él, salí de la habitación hasta llegar a la cocina donde estaban mamá con Sam.

—¿Ya están listas?—Ellas se quedaron en silencio en cuanto yo hablé.

Mamá compartió una mirada rápida con Sam, estaban un poco raras y nerviosas.

—¿Pasa algo?—Pregunte un poco preocupada.

—No nada—Dijo mamá, mientras tomaba su maleta de la silla —Solo que nos iremos adelante ya que queremos llegar temprano y Enzo no está listo.

Las miré extrañada. Algo estaba pasando y no me querían decir.

—Si, nos iremos adelante y así tú y Enzo van más cómodos— Comentó Sam.

—Pero para nosotros no hay problema en que ustedes vengan con nosotros—. Me encogí de hombros.

—Si pero preferimos darles tiempo a solas.

Yo las miré con el ceño fruncido sin entender su comportamiento. Ellas se apresuraron a salir de la casa rápidamente. Me quedé ahí parada como una estúpida sin saber qué hacer. Caminé hasta el patio trasero y tome asiento en una tumbona, después de un rato Enzo llegó.

—¿Tomando el sol cariño?—Dejo un beso en mis labios.

—Si— Inhale profundamente cuando sentí el olor de su colonia colarse en mi nariz. —Dios amo el olor de mi hombre —Dejé un beso en su cuello.

Él se separó y enterró su rostro en mi cuello.

—Y yo amo el olor de mi mujer — Se separó y se recostó en la otra tumbona.

—¿Dónde están Mariana y Samanta?— Preguntó.

—Se an ido supuestamente por qué " querían darnos un tiempo a solas "—Hice las comillas con mis manos.

—Wow creo que hoy lloverá.

Asentí de acuerdo con él y luego empezamos a reír.

—¿Y que tal si aprovechamos este tiempo a solas y vamos de compras?.

—Creo que me encanta este lado tuyo que le gusta comprarme ropa— Le di una mirada rápida.

Él se encogió de hombros y se puso de pie, yo hice lo mismo y me dirigí hacia mi habitación, tome mi bolso y luego bajé hasta la sala donde estaba Enzo esperándome, salimos de la casa y nos dirigimos hacia el  auto. Después de unos segundos en la carretera decidí romper el silencio:

Nuestra canción🎼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora