EMMA
Abro los ojos lentamente, estoy acostada en la cama de la habitación, me doy la vuelta pero Enzo no está conmigo. Fruncí el ceño, me puse de pie y me acerqué a la ventana que daba una vista espectacular a la playa. A lo lejos en un restaurante pude ver como Enzo salía con una caja enorme en las manos.
Me alejé de la ventana y me acerqué al enorme espejo que esta en la esquina de la habitación, estaba horrible, tenía la cara hinchada y los ojos chinitos, estaba toda despeinada. En pocas palabras estaba peor que la bruja walsince.
Me metí al baño para darme una ducha. Después de unos 25 minutos salí envuelta en una toalla. Me coloque un traje de baño, encima de él me coloqué un chor y un top.
Una vez ya lista salí de la habitación, bajé las escaleras hasta la hermosa cocina, era una casa preciosa.
Enzo estaba de espaldas a mí, me acerqué y lo abracé por detrás, dejé un beso en su espalda.
— Buenos días cariño —. Dije mientras me colocaba a su lado.
— Buenos días. ¿Dormiste bien?— Preguntó mientras dejaba un beso en mi frente.
— Bueno espero que mi rostro te lo diga—. Le dije con un tono de alegría fingida.
— Anoche cuando subí a la habitación estabas en el quinto sueño —. Se burló de mí.
— En mi defensa estaba muy cansada —. Lo rempujé con mi dedo.
— Si lo sé, solo estaba bromeando. Yo también estaba súper cansado —. Me entregó un sandwich que estaba preparando.
— Gracias —. Lo tome y me fui a sentar en el mesón.
Él también se sentó a mi lado y comimos en silencio, mi mirada se desvió a la enorme ventana que había al lado del lavaplatos, daba una vista espectacular del mar.
— Creo que esta casa tiene muchas ventanas que dan al mar —. Dijo él observando la ventana.
— Si yo también lo creo— Después de decir aquellas palabras nos echamos a reír.
— Oye te quería decir que para navidad mi mejor amiga va a venir —. Yo le preste atención cuando pronunció mejor amiga —. Va a pasar la navidad y parte del año nuevo en la hacienda.—. Yo asentí y no dije nada más.
Eso de una mejor amiga no me cuadraba mucho pero no es como que le podía decir que no podía tener amigos o amigas.
Después de terminar de comer nos levantamos de la mesa, me dirigí a la habitación, agarré una sombrilla y luego bajé abajo.
— ¿Vamos a la playa?—Pregunto Enzo mientras salía de la cocina.
— Sii— Salimos hasta afuera de la casa.
Nos encaminamos por la acera hasta que llegamos al restaurante.
—Iré a pedir unas piñas coladas—. Se alejó mientras yo me quedaba en la entrada.
El volvió con las piñas coladas, me entregó la mía y nos dirigimos hasta la entrada a la playa.
Tomamos asiento en unas tumbonas que habían ahí al par de unas palmeras.
—Es una hermosa vista —. Dijo Enzo mientras tomaba asiento.
—Sii esta hermoso.
Me recosté en la tumbona y me coloque mis lentes de sol.
Seré mis ojos y decidí descansar. Después de unos minutos los abrí y miré que Enzo estaba a punto de gritar en mi cara. Se alejó rápidamente cuando vio que abrí los ojos.