31 Regreso

0 0 0
                                    

ENZO

Solté las caderas de Emma y me dejé caer a su lado extasiado, ella recostó su cabeza en mi pecho mientras hacía círculos.

—Ya me hacía falta un buen sexo en mi vida —. Dijo mientras inclinaba su rostro para posar su mirada en la mía.

—A mi también —Solté una risa por la forma en la que había dicho esas palabras.—Te as soltado un poco más¿No lo crees?

Ella asintió con la cabeza.

—Si, ya no te tengo vergüenza.

Se puso de pie completamente desnuda y dio un par de vueltas. Solté una pequeña sonrisa al verla tan feliz y segura de sí misma.

—Se te nota —Me puse de pie y la tomé entre mis brazos.

La llevé hasta el baño y nos metimos en la ducha. Después de muchos besos y toqueteos salimos envueltos en unas toallas, nos colocamos nuestra ropa nuevamente y salimos del cuarto.

Llegamos a la barra donde Samanta le estaba comiendo la boca a un chico. Carraspeé para llamar la atención de los susodichos, ellos se separaron y posaron su mirada en nosotros.

—Oh hola Enzo ¿Cómo estás?—Pregunto Samanta muy contenta.

—Muy bien Samanta.

—Mira él es mi novio Víctor —Señaló al castaño que estaba al par de ella.

Me acerqué y le extendí mi mano —Mucho gusto Víctor—Nos dimos un apretón de manos.

—Mucho gusto....

—Enzo—Interrumpió Sam, la cual parecía un poco pasada de copas.

—Bueno creo que ya es hora de regresar a casa—. Dijo Emma mientras se aferraba a mi brazo.

—Yo llevaré a Sam a su casa —Propuso Víctor.

—Y yo llevaré a Emma—Le di una sonrisa y ella asintió.

Salimos de la fiesta todos juntos y luego nos separamos cada quien por su camino, llegué hasta el Ford Raptor y le abrí la puerta a Emma, ella entró y luego yo rodé el auto para subirme al asiento del piloto.

—Creí que ibas a traer mi Mustang —. Dijo ella mientras hacía puchero.

—Tenía pensado traerlo, pero como llevaré tus maletas—Le guiñé un ojo—El Mustang no tiene demasiado espacio.

Ella asintió y nos quedamos en silencio hasta que llegamos a su casa.

—Aquí te quedas¿Cierto?—Pregunto antes de bajar.

—Si tú me das posada en tu humilde morada está bien —Me encogí de hombros.

—Vamos no seas tonto, ya sabes que mi casa es tu casa.

Yo le di una sonrisa encantadora y luego me bajé del auto, ella hizo lo mismo, tomé mi mochila y la coloqué en mi lomo, entramos a su casa y nos dirigimos hacia la cocina donde se encontraba la madre de Emma.

—Ya llegamos mamá—Dijo Emma.

—Oh que bueno querida—Dijo ella estando de espaldas a nosotros.

—Y no vengo sola—La madre de Emma se dio la vuelta y se le iluminó la mirada cuando me vio.

—Oh querido Enzo as venido, que bueno verte — Se acercó hasta donde nos encontramos y me dio un abrazo.

—Que bueno verla señora Brow—Le dije con respeto.

—Vamos hijo dime Mariana.

—Está bien Mariana.

Nuestra canción🎼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora